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La autoproducción acerca la vivienda digna a comunidades con escasos recursos

Isaac Altable

El acceso a la vivienda es un derecho fundamental, ¿no es cierto? Pero no parece, en muchas ocasiones, especialmente garantizado. Las soluciones para tratar de conseguir que haya una casa para cada familia siempre parecen lejanas y complicadas. Si echamos un vistazo a proyectos que estén funcionando en este sentido, alguna chispa de ingenio y creatividad puede estar a punto de saltar. Vamos a dar un brinco al otro lado del océano Atlántico.

En México, una iniciativa llamada ¡Échale!A tu casa trata de dinamizar la construcción de viviendas por parte de los propios protagonistas. Se trata de un progama de “autoproducción y autoconstrucción de viviendas dignas para las comunidades más desfavorecidas”, cuentan.

La idea es llevar hasta esas comunidades una unidad de producción que capacite a los interesados para crear tanto el material constructivo (que llaman adoblock) como luego la propia edificación. El resultado debe ser la creación de unas casas sostenibles y ecológicas y, a la vez, dignas (nada de infraviviendas) en lugares donde eso parece algo utópico. Al final de la experiencia, como añadidura, los promotores del sistema certifican “una capacitación profesional” para los beneficiarios del proyecto local.

El proyecto, que quiere estrenar Momentum en México (también patrocinado por BBVA y Esade), utilza como filosofía la idea de vivienda verde y por tanto ecológica y respetuosa. Como material con el que se construyen las casas se utiliza el adoblock. Un producto compuesto en un 90% por tierra y que resiste 60 kilogramos por centímetro cuadrado. De esta manera, explican en ¡Échale! “se consigue una vivienda sólida” a la vez que aislante térmicamente “protege del frío y del calor”, dicen. Y además añaden: “Las casas levantadas en ¡Échale! Con adoblock cumplen con los requisitos de la ONU para acreditar a una vivienda como digna”.

El programa de Échale trabaja en diferentes líneas: por un lado mejora el hábitat ya que las casas que se culminan son verdes y ecológicas. Además, el proyecto incluye un estudio “de los usos y costumbres de la zona para adaptar las viviendas a las necesidades de la población”. Como se comentaba un poco más arriba, el proyecto desarrolla una vertiente económica al solicitar trabajos más cualificados (como electricistas) en la fase de construcción. Y para poder afrontar todo el proceso, el programa lleva adjunto un asesoramiento en microcréditos “para financiar poco a poco la casa mientras la casa está ya terminada”.

Ecoblock es la matriz empresarial (la cosa no deja de ser un ejemplo de emprendimiento social en América) de todo el asunto. En 2007 se lanzó a ampliar la idea de viviendas sostenibles y asequibles para la autoproducción que se desarrollaba desde una fundación: Adobe Aid. El proyecto social de la empresa acabó por convertirse en un modelo empresarial rentable con el que acercar casas a las comunidades con recursos escasos: Inspira.

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