La gran biblioteca del comunismo alemán
Justo después de la caída del muro fueron destruidos miles de libros, algunos incluso acababan de ser impresos. Todo lo relacionado con el sistema comunista debía desaparecer de la noche a la mañana. Esta transformación resuena hasta hoy día, cuando de vez en cuando se oyen reivindicaciones como la que realizaba hace un par de semanas el secretario general del Consejo Económico del partido de Merkel, la conservadora Unión Demócrata Cristiana (CDU). Wolfgang Steigert pedía cambiar el nombre a las 550 calles que en ciudades del este de Alemania aún conservan el nombre de Karl Marx, como un signo del pasado comunista. Steigert pide también que se cambien las calles que llevan el nombre de Friedrich Engels, Rosa Luxemburgo o Karl Liebneckt.
En el archivo estatal se encuentra una parte de esos libros que sí consiguió ser rescatada. La institución tiene su sede en el barrio de berlinés de Lichterfelde, en el suroeste de la ciudad. Desde el centro se tarda casi una hora en llegar al lugar, un antiguo cuartel militar estadounidense. De hecho, la biblioteca del archivo es la antigua iglesia donde se hacían los servicios religiosos para las tropas. Dentro del archivo existe un organismo controlado por el Estado que se encarga de custodiar las obras y documentos legado del pasado comunista, que es la Fundación-Archivo de los Partidos y Organizaciones de Masas de la RDA (SAPMO en sus siglas en alemán).
El exministro de estado para la Cultura Bernd Neumann recordaba en 2013 que “la colección contiene también documentos del inicio del movimiento obrero alemán e internacional a partir de 1803, como por ejemplo documentos del partido comunista KPD”.
El organismo fue creado en 1992. Su trabajo de conservación es impecable y apolítico. Los ejemplares se encuentran custodiados en un edificio gigantesco de hormigón en el que el Archivo Nacional, el Bundesarchiv, almacena hasta 1,7 millones de libros. No todos son los de la fundación del archivo de la RDA. También hay obras de la Alemania nazi o incluso de la época anterior. Al fin y al cabo, el objetivo del archivo nacional es “asegurar la transmisión del legado de los órganos centrales de la República Federal Alemana, de la República Democrática Alemana, del Reich Alemán y de la Confederación Germánica”.
El archivo de la RDA es especial, así como lo fueron las circunstancias de Alemania a finales de los 80 y el proceso de reunificación, ejemplarmente pacífico en comparación con otras exrepúblicas soviéticas. Además de los archivos en sí del estado, que suman 11,5 kilómetros de actas, en él se recogen los documentos personales de los jefes del partido Partido Socialista Unificado de Alemania, el SED, Walter Ulbricht y Erich Honecker.
No solo se encuentran archivos propios del Gobierno, sino que en su conjunto transmite una idea de cómo fue la RDA, explica en su despacho Elrun Dolatowski, la directora de la biblioteca de la Fundación.
Solamente la biblioteca del antiguo Instituto para el Marxismo-Leninismo se compone de más de 600.000 obras. Libros sobre teorías marxistas que tras la caída del telón de acero parecen estar en desuso. La economista Anneli Echterhoff, que dirige un curso de lectura de El Capital de Karl Marx en la Fundación Rosa Luxemburgo, explica cómo lo que hace unas décadas era lectura obligatoria en Alemania del Este, hoy no se enseña en las universidades, de ahí el interés de algunos estudiantes: “Para los cursos de 2016 hemos tenido 160 inscripciones”.
Para consultar los títulos recogidos en el archivo no es necesario más que realizar una petición por escrito, ya que la mayoría se encuentra en el almacén, al que no tiene acceso el público. Un edificio gris, por dentro y por fuera, en el que estanterías rodantes ahorran un espacio precioso. Salas y salas llenas de códigos bibliotecarios. La consulta, online, se realiza a través de la web del archivo nacional. Muchas de las obras se encuentran asimismo digitalizadas.
Lo cierto es que no todos los libros tuvieron tan buen destino. De hecho, buena parte de los alemanes parece desconocer la existencia de la fundación. Historiadores, estudiantes o periodistas suelen ser los usuarios de la colección. Si se busca en Google “Fundación SAPMO” en la sección de noticias aparecen menos de una decena de artículos, sobre todo de la sección de historia de los medios, y la Institución aparece como fuente, no como objeto noticioso. Por el contrario, si introducimos las palabras “archivo RDA” aparecen innumerables noticias, eso sí, ligadas a otro archivo: el del servicio secreto del antiguo Ministerio para la Seguridad del Estado o Stasi.
Los propios trabajadores del archivo explican que antes de que se escribiese la ley que determinaba el destino de las obras, algunas empresas estatales se deshicieron de parte de sus archivos. De ahí que aquí llegase solo una parte del contenido de las bibliotecas de las empresas y organizaciones estatales.
Un par de personas se han dedicado a rescatar estos libros. Como el actor Peter Sodann, nacido en Sajonia y que vive en el pueblo de Staucha, entre Dresde y Leipzig. Su colección es una de las mayores recopilaciones privadas de literatura editada durante los cuarenta años que duró la RDA. Más de medio millón de títulos están conservados en un almacén. Sodann ha llamado a su biblioteca La casa del olvido y puede visitarse.
También el pastor Martin Weskott almacena en la ciudad de Katlenburg, cerca de Göttingen, unos 700.000 ejemplares según él mismo, que fueron editados durante el periodo socialista. Según explicaba al periódico Die Welt, comenzó a rescatar libros en 1991 cuando vio una foto en un periódico de un almacén de reciclado en la ciudad de Leipzig al que se habían llevado cientos de libros para destruirlos. Su almacén también puede visitarse los domingos después de la misa.
Estas bibliotecas particulares y la colección de la Fundación SAPMO son el lugar ideal para los interesados en conocer más sobre la vida y política de la República Democrática Alemana.