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La Corte Penal Internacional salda con nueve años de cárcel el primer juicio por destrucción de patrimonio
La Corte Penal Internacional (CPI) ha condenado este martes al yihadista Ahmad Al Mahdi Al Faqi, alias 'Abu Turab', a 9 años de cárcel por la destrucción en 2012 de bienes patrimonio de la humanidad en Tombuctú, Mali, en la primera sentencia que considera crimen de guerra el derribo de edificios históricos y religiosos.
Los jueces, de forma unánime, emitieron una sentencia que constata lo que Al Mahdi admitió hace un mes, en el inicio del proceso: su participación activa en la demolición de nueve mausoleos y una mezquita que eran lugar de peregrinación para la población local.
“Al Mahdi coordinó los ataques y dio instrucciones para su destrucción”, reflejó la condena leída por el juez filipino Raul Cano Pangalangan, que añadió que el acusado “se implicó activamente en la destrucción de los mausoleos, así como en la supervisión” de las demoliciones.
“Eran objetivos religiosos, no militares”
Durante la lectura de la sentencia Al Mahdi, que vestía chaqueta y corbata azul, se mostró serio y no articuló una sola palabra. Tampoco dio muestras de sorpresa cuando escuchó la decisión de los jueces. La sentencia de la CPI constata que los edificios destruidos “eran objetivos religiosos, no militares”, lo que según los estatutos del alto tribunal internacional constituye un crimen de guerra.
Según expertos citados como testigos durante el juicio, los mausoleos eran clave para entender la historia de Tombuctú e importantes para comprender la extensión del Islam por la zona. A su vez, la población local veneraba estos edificios y los utilizaba como lugar de peregrinación.
La Fiscalía había pedido entre 9 y 11 años de cárcel, pero los jueces han tenido en cuenta hasta cinco circunstancias atenuantes. Entre estas se encuentra la admisión de culpabilidad de Al Mahdi, lo que según la sentencia “facilitó el trabajo de la Corte”. De hecho, se trata del primer acusado que reconoce sus delitos en los 14 años de vida de la CPI. Además, Al Mahdi colaboró con la Fiscalía, hecho que “ayudó a acelerar el proceso”, dijo el magistrado. El juicio apenas duró tres días, el más corto en la CPI hasta el momento.
“Todos los cargos contra mí son correctos”
“Todos los cargos contra mí son precisos y correctos. Siento el daño que mis acciones han causado. Lamento lo que he hecho a mi familia, a mi país, a la comunidad internacional en su conjunto”, dijo al inicio del juicio, el pasado 22 de agosto, al tiempo que aseguró “buscar el perdón, como a un hijo que ha perdido su camino”.
Otra de las circunstancias atenuantes reflejadas en la sentencia fue la recomendación que Al Mahdi hizo en 2012 a sus jefes del grupo terrorista Ansar al Din, ya que les aconsejó no destruir los mausoleos. No obstante, cuando el acusado recibió las instrucciones de demolición, las obedeció.
En aquel momento Al Mahdi era el responsable de la “Hesbah”, un órgano impuesto por Ansar al Din y Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), que en aquel momento gobernaban la ciudad. La “Hesbah” se encargaba de vigilar que las decisiones impuestas por los tribunales islámicos de estos grupos terroristas fuesen cumplidas.
“Al Mahdi ejerció la autoridad que tenía sobre sus hombres, los supervisó y reunió las herramientas necesarias para los ataques”, constató la sentencia, añadiendo que Al Mahdi incluso “explicó ante algunos periodistas cómo se estaban destruyendo algunos de los mausoleos”.
Según los jueces de la CPI, Al Mahdi estuvo presente en todos los ataques y dio tanto las instrucciones a sus tropas como apoyo moral, resaltando “su posición de autoridad” sobre ellos.
Al Mahdi, cuya defensa aseguró durante el juicio que no recurriría la sentencia, fue entregado a la CPI en septiembre de 2015, por lo que a la condena leída se le deducirá un año.
El yihadista, tuareg nacido en una localidad a 100 kilómetros de Tombuctú, fue entregado a la CPI por las autoridades de Níger el 25 de septiembre de 2015, tras una orden de detención emitida por la corte contra él días antes.
En enero de 2012 comenzó en Mali un conflicto armado durante el cual la ciudad de Tombuctú estuvo bajo el control de varios grupos terroristas, incluido Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) y Ansar Al Din.