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Erdogan pone en apuros diplomáticos a Merkel por una sátira televisiva

Merkel y Erdogan en su encuentro en Ankara el 8 de febrero.

Carmela Negrete

Berlín —

Es un caso que hasta ahora no se había dado en Alemania: un jefe de Estado extranjero ha solicitado a la fiscalía alemana que investigue a un cómico de la televisión pública por posibles injurias y atentado contra el honor. El indignado: el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.

El showman de la televisión pública, cuyo caso está siendo investigado por la fiscalía, es Jan Böhmermann. El pasado jueves en su programa humorísitico Neo Magazin Royale leyó un poema titulado Poema injurioso. El cómico pretendía explicar a Erdogan que en Alemania la sátira está permitida y protegida por la Constitución.

Con ello remitía al escándalo de la semana anterior, cuando el Gobierno turco solicitó la presencia del embajador alemán en Ankara y le pidió que retirase el programa satírico “Extra 3” del 17 de marzo en cual se emitió una canción que criticaba duramente la política y carácter de Erdogan. Toda una ironía que ha llevado a los alemanes a desternillarse, ya que en la canción se critica precisamente entre otras cosas las limitaciones a la libertad de prensa por Erdogan.

Ni el Gobierno alemán ni la justicia, así como tampoco la propia cadena pública, hicieron el más mínimo caso a tal demanda aludiendo a la libertad de expresión. Sin embargo, el caso del “poema injurioso” es más complicado. Böhmermann explicaba en el programa al dirigente turco lo que sí está permitido en Alemania para a continuación explicarle “lo que no está permitido”. Y con esta introducción leyó un poema en el que se tacha a Erdogan de pedófilo, violento y hombre con pene pequeño.

“Lo que más le gusta es tener sexo con cabras y reprimir a las minorías”, leía el cómico mientras recordaba que “esto no está protegido por la libertad de prensa, ¿comprendes Erdogan?”.

Lo cierto es que tanto el “poema injurioso” como la canción que Erdogan proponía censurar aluden a varios temas que para los los alemanes, por el alto número de residentes turcos en el país, son muy sensibles: la guerra que Erdogan lidera en el este del país contra la minoría kurda, su ansia de poder, la censura de la prensa y la marginación de la mujer entre otras cuestiones.

Sin embargo, en el caso de Jan Böhmermann, como bien ha señalado el cómico Oliver Kalkofe, se ha convertido en “uno de los más extraños y alarmantes para la libertad de opinión y de información” en Alemania, así como en una de las “discusiones más peligrosas” sobre los límites de la sátira desde hace décadas en el país.

La cadena ZDF, la segunda alemana, ha retirado el vídeo de su web y de internet, el cómico ha suspendido la próxima edición de su programa que debería emitirse el jueves y se niega a hacer declaraciones. La fiscalía ha abierto diligencias.

El portavoz de Merkel explicó que el Ministerio de Exteriores había recibido una petición formal del presidente turco para que se le condene por violar el artículo 103 del Código Penal, donde se recoge el delito de “insultos a órganos y representantes de estados extranjeros”, lo cual está penado con hasta tres años de cárcel. Ahora queda en manos de la canciller Merkel el autorizar dicha investigación, como también recoge dicho párrafo.

A Böhmermann no le faltan apoyos. Y así, el cómico Didi Hallervorden ha publicado una canción con el título “Erdogan, denúnciame” en el que llama a Erdogan “un terrorista que dispara contra los espíritus libres”. El comediante Martin Buchholz ha hecho lo propio diciendo que “jamás” diría que “Merkel es una prostituta vieja que, apostada en las calles turcas, chupa cualquier pene semifascista”. Él no lo haría “porque ello faltaría a la verdad”.

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