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“Parecía una película de acción en la que no quieres estar”

"Parecía una película de acción en la que no quieres estar"

Javier Téllez

Apenas unos 100 metros separaban la terraza en la que Lucas y su familia cenaban del Paseo de Los Ingleses, donde decenas de personas murieron arrolladas por el camión que conducía un hombre que fue luego abatido por la policía. 

Este argentino de vacaciones en Niza relata a eldiario.es los momentos de angustia que vivió ayer por la noche. “Se comenzaron a escuchar detonaciones, creo que eran disparos, y vi una estampida de gente que corría por la avenida”. Un instante después sus dos hijos, su esposa y él terminaban agazapados en la cocina del restaurante italiano en el que se encontraban y donde permanecieron durante una hora.

“En un principio el propietario pensó que era solo una psicosis colectiva, hasta que tomó noción de lo que sucedía; había vidrios, mesas y sillas por todos lados”, prosigue Lucas. “Me impresionaron los coches de bebé abandonados que encontré después por las calles” de la capital de la Costa Azul.

Muy cerca de allí estaba Teresa, una estudiante española de 17 años, viendo los fuegos artificiales en la playa con sus amigos. Se dio cuenta de que ocurría algo cuando se giró para hablar con ellos. “Vi a gente corriendo en el paseo marítimo y subimos para ver qué pasaba. Al principio tenía curiosidad y empecé a correr con la gente”, comenta a eldiario.es.

No tardó en darse cuenta. “La gente hablaba de tiros, un camión, decían que había un hombre armado y gente muerta por la calle”, detalla con aplomo esta madrileña que asiste a clases de francés durante el verano en Niza. “Cundió el pánico; había gente gritando en español, inglés y francés. Parecía una película de acción en la que no quieres estar”.

Las escenas que recuerda Teresa son de confusión y angustia. “Me vi corriendo entre gritos, sin saber dónde estaba el camión, pensando que cada vez se acercaba más; la gente se escondía dentro de los bares”. A pesar de que contemplaba los fuegos artificiales con otros nueve compañeros, la adolescente terminó refugiándose en casa de un conocido con la única amiga a la que no perdió en la muchedumbre.

Fue allí donde se enteró por la televisión de lo que realmente estaba sucediendo. “Veíamos que no paraba de subir la cifra de muertos y heridos”. Mientras se sucedían las llamadas para comprobar que ella estaba bien, afuera “las calles estaban cada vez más vacías” y se oían las sirenas, que no dejarían de sonar en toda la noche.

El desconcierto era la norma en los primeros momentos tras el ataque. “Primero hablaban de un coche, luego de un camión y luego de un terrorista”. 

“Fui atando cabos al hablar con otras personas”, muchas de las cuales habían vivido más de cerca lo ocurrido.  Los testigos le contaron cómo el conductor “bajó del camión y empezó a pegar tiros”, aunque al principio pensaban que era un vehículo “que se había quedado sin frenos”. Teresa reconoce que la sombra del terrorismo ya pesaba sobre sus días en Francia. Pero su temor era que ocurriera “algo” en la final entre Portugal y Francia, nunca en Niza, una ciudad turística. “No asimilo lo que ha pasado, soy consciente pero a la vez no me lo creo”, asegura.

Teresa, a pesar del shock, ha decidido permanecer en la ciudad francesa las dos semanas de clases que le quedan antes de volver a Madrid. En cuanto a Lucas y su familia, el dueño del restaurante donde se refugiaron los acompañó luego hasta el hotel donde se alojaban. Se despidieron en la puerta, a solo 150 metros de donde quedó el camión. Y el horror de muchas personas. 

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