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Dirigentes de la izquierda europea proponen un plan B a la Europa del euro

Señal de 'stop' dentro de una bandera europea cuyas estrellas tienen pintado el símbolo del euro, en una protesta en junio en Bruselas. / Virginia Mayo / AP Photo

Andrés Gil

Hubo un tiempo en el que el Grexit estaba solo en la mente de las instituciones europeas, agitado hasta la saciedad durante la campaña del referéndum griego de julio. Hasta tal punto estaba fundamentalmente en boca de la troika que Alexis Tsipras aceptó un tercer memorándum que le llevó a convocar elecciones –que volvió a ganar holgadamenta–. Y, para entonces, el Grexit ya no estaba sólo en boca de la troika.

La salida del euro la puso sobre la mesa la escisión de Syriza, Unidad Popular, que al final se quedó fuera del Parlamento griego (consiguió el 2,8% de los votos) en las elecciones del 20 de septiembre –además del KKE (Partido Comunista de Grecia) y los neonazis de Amanecer Dorado–.

Una reciente moción del GUE (Grupo de la Izquierda Unitaria, en el que están Podemos, IU, Bildu, Syriza y Unidad Popular, entre otros) firmada por el Partido Comunista de Portugal (PCP) y Akel (Comunistas de Chipre) reclamaba “la creación de un programa de apoyo a aquellos países que consideren que su permanencia en el euro se ha convertido insostenible e insoportable, previendo la compensación adecuada por las pérdidas causadas, en el marco de una salida negociada de la moneda única para aquellos países que lo deseen”: es decir, que exista un mecanismo para salir del euro, cosa que ahora no está regulada.

Y esta tarde aterriza en el Parlamento Europeo la campaña Por un plan B en Europa, lanzada por el líder del Parti de Gauche francés, Jean-Luc Mélenchon, junto al exministro de Finanzas griego Yanis Varufakis y la expresidenta del parlamento heleno Zoe Konstantopoulou –candidata ahora de Unidad Popular–, el alemán Oskar Lafontaine –Die Linke–, y el italiano Stefano Fassina –Partido Democrático, exviceministro de Economía–. Será un acto en el que participa Mélenchon junto con eurodiputados del GUE Marina Albiol (IU), Miloslav Ransdorf (Partido Comunista de Bohemia y Moravia) Javier Couso (IU), Nikolaos Chountis (Unidad Popular), Sabine Lösing (Die Linke) y Rina Ronja Kari (Movimiento popular contra la UE, danés).

“El euro no está funcionando como moneda para los ciudadanos”

El eurodiputado Javier Couso (Izquierda Plural-IU) explica en qué consiste: “No es una iniciativa del GUE, ni una llamada a la salida del euro en estos momentos. Queremos construir una red de eurodiputados por el plan B, al cual nos hemos añadido muchas personas, como Marina [Albiol] y yo. Habrá una conferencia europea el 14 y 15 de noviembre en París. El plan A ya lo teníamos, una Europa diferente, pero necesitamos un plan B y entendemos que el euro no está funcionando como una moneda para los ciudadanos europeos, sino que se ha convertido en el marco alemán: a los países del sur los manda al subdesarrollo”.

¿Para ahora? “Esto se plantea a largo plazo y para teorizarlo”, prosigue Couso: “No se trata de salir directamente del euro, pero sí de dar alternativas al control hegemónico del BCE que defiende a la banca privada y la estabilidad financiera. No es una propuesta inmediata para ofrecer a nuestras sociedades, sino de reflexión para salir de esta arquitectura que es una cárcel para los países del sur: se pueden reformular los tratados, el BCE, hay muchas posibilidades”.

El responsable económico de Podemos, Nacho Álvarez, explica así la posición de su partido –ninguno de cuyos eurodiputados participará en el acto de este miércoles– con respecto al plan B: “El euro ha demostrado ser un experimento histórico fallido, además de un instrumento de dominación política. Puede que perviva aún años como unión monetaria, pero lo hará –si nada cambia– a costa de dosis crecientes de autoritarismo, pérdida de soberanía y falta de democracia. En todo caso, el momento no es fácil: democratizar las estructuras de gobierno del euro será muy complicado, al tiempo que amplias capas de la población rechazan una salida unilateral de la moneda única por las duras consecuencias que eso tendría. Esto obliga a considerar diversas opciones intermedias, como la posibilidad de un Parlamento de la zona euro en el que se recoja la soberanía de los diversos parlamentos nacionales, con funciones verdaderamente legislativas y representativo del peso demográfico de cada país. Simultáneamente, también deben valorarse posibles mecanismos de reajuste cambiario entre los distintos países, dando lugar incluso a diversos euros”.

Manifiesto

El manifiesto que se presenta este miércoles afirma: “Un gran número de ideas están ya sobre la mesa: la introducción de sistemas paralelos de pago, monedas paralelas, la digitalización de las transacciones en euros para solucionar la falta de liquidez, sistemas de intercambio complementarios alrededor de una comunidad, la salida del euro y la transformación del euro en una moneda común”.

Y añade: “Saquemos algunas lecciones de este golpe de Estado financiero [el tercer memorándum griego]. Este euro se ha convertido en un instrumento de la dominación económica y política de la oligarquía europea, escondida detrás del gobierno alemán y que se alegra de ver a la señora Merkel hacer todo el 'trabajo sucio' que los otros gobiernos son incapaces de hacer. Esta Europa no produce sino violencias en las naciones y entre ellas: paro masivo, dumping social feroz, insultos atribuidos a los dirigentes políticos contra la Europa del Sur y repetidos por todas las 'élites', incluidas las de esos países. La Unión Europea alimenta la subida de la extrema derecha y se ha convertido en un medio de anular el control democrático sobre la producción y la distribución de la riqueza en toda Europa”.

Resaca del tercer memorándum griego

El debate en torno a un plan B para Europa crece desde el 13 de julio en partidos de izquierdas, si bien no termina de prender en los electorados en su versión más extrema: la de la salida inmediata del euro. En Grecia, Syriza revalidó su victoria y la Unidad Popular logró un 2,8% y el KKE, un 5,4%; y en Portugal este domingo el PCP se quedó por debajo del Bloco de Esquerda, que no está por la salida del euro. Su eurodiputada Marisa Matias decía en una entrevista en eldiario.es: “Nosotros no nos colocamos en la posición de la salida del euro. Es la distinción real del programa del PCP y del Bloco”.

“¿Hacemos política o nos volvemos todos a la academia a seguir haciendo análisis estupendos?”, se preguntó el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, este julio tras la aprobación del tercer memorándum griego: “Lo que ha ocurrido en Grecia es la verdad del poder. Si se articula una suerte de nuevos gobiernos en Europa con políticas keynesianas, si conseguimos doblar el brazo a los socialdemócratas y que cambien de bando habrá una posibilidad. Y, si no, vendrá Marine Le Pen y dirá: 'Hemos ganado las elecciones en Francia, tenemos armas nucleares y nuestro principal aliado es Rusia. Ni Unión Europea ni OTAN. Si ganamos aquí, el enemigo son las élites locales a las que vamos a hacer llorar un poquito. Y si no, ¿la alternativa es Marine Le Pen? Alianzas con Rusia, vísperas de la tercera guerra mundial. La política es abyecta”.

Izquierda Unida sí rechazó el acuerdo firmado por Syriza y las condiciones del tercer rescate, y en el Congreso de los Diputados el grupo de la Izquierda Plural votó en contra durante el debate que convocó, a toro pasado, el Gobierno. El propio secretario general del PCE, el diputado José Luis Centella, dijo en la última fiesta del PCE, el 19 de septiembre, la víspera de las últimas elecciones griegas: “No hay soberanía posible en el marco de la Unión Europea, en el marco del euro no hay posibilidad de una salida social a la crisis, ¿se entiende? Pues esa es la realidad, no hay posibilidad de una salida social a esta crisis en el marco del euro. Si no rompemos la Europa del euro, no tenemos futuro social ni democrático”.

El acto de Mélenchon, Albiol, Ransdorf, Couso, Chountis, Lösing y Ronja Kari:

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