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Kerry llega a Ucrania con 1.000 millones y apoyo político

eldiario.es

17.15

John Kerry está ya en Kiev. En su primera visita a la capital ucraniana como secretario de Estado, se ha presentado en el memorial en la plaza Maidán donde se rinde homenaje a los muertos en la represión de la revuelta que acabó con la presidencia de Yanukóvich. El lugar se ha convertido en una parada obligada para los visitantes extranjeros. Hace unos días, estuvo allí el ministro británico de Exteriores, William Hague.

Las flores no son tan importantes como los dólares. Washington poco puede hacer en el plano militar frente a la presión rusa. Es en la ayuda económica donde puede mostrar su solidaridad con Kiev. Nada más bajar del avión, Kerry ha dicho que EEUU entregará avales para que el nuevo Gobierno ucraniano pueda pedir prestados 1.000 millones de dólares. Fuentes norteamericanas han explicado que ese dinero se utilizará para “compensar” la reducción de los subsidios públicos a la energía que tendrá que adoptar el Gobierno.

La situación energética de Ucrania se ha convertido en un problema acuciante. La empresa rusa Gazprom subirá el precio del gas que suministra al país vecino desde comienzos de abril. Lo ha justificado por el hecho de que Ucrania se ha retrasado de forma significativa en sus pagos. En estos momentos debe más de 1.500 millones de dólares a Gazprom.

La subida de precios se daba como un hecho ineludible desde el momento en que Yanukóvich fue depuesto. Putin concedió al anterior Gobierno un paquete de ayudas económicas en diciembre que incluía un fuerte descuento en el precio de gas. El acuerdo establecía que el precio debía renegociarse cada tres meses. A eso se ha referido Putin en su rueda de prensa de esta mañana. No se ha subido el precio del gas, ha dicho, sino que la empresa ha decidido no prorrogar esas condiciones especial por el impago de la deuda.

Ucrania pagaba 400 dólares por cada mil metros cúbicos de gas en 2013. Ese precio se redujo a 268,5 dólares con el acuerdo de diciembre y ahora volverá a la cifra anterior. El 58% del gas que consume Ucrania procede de Rusia. Al mismo tiempo, el 66% del gas que Rusia exporta a los países de la UE pasa por territorio ucraniano.

16.00

Las inmediaciones de la base aérea de Belbek en Crimea ha presenciado los primeros disparos entre fuerzas de Rusia y Ucrania. Un numeroso grupo de militares ucranianos se han acercado hasta los soldados rusos que vigilan la entrada de la instalación militar. Antes de que llegaran a su destino, los rusos han disparado al aire varias veces y han apuntado a los ucranianos. A pesar de algunos gritos, los mandos respectivos han mantenido la calma hasta que los ucranianos se han retirado. Mientras ocurría este incidente, un grupo de rusos se había desplegado para rodear a los visitantes y mantenerlos a tiro.

La mayor parte de la base está controlada por los rusos, soldados sin distintivos que los identifiquen, pero que cuentan con vehículos blindados con matrículas rusas. Los ucranianos aún se encuentran en algunos edificios de la base.

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Rusia no reconoce la legitimidad del nuevo presidente y Gobierno ucranianos. Vladímir Putin lo ha dejado claro en una larga conferencia de prensa ante una veintena de periodistas rusos en la que no ha escondido su desprecio por los políticos, incluido el presidente destituido Yanukóvich. El presidente ruso ha sido por el contrario algo más ambiguo a la hora de explicar las intenciones futuras de su Gobierno. ¿Le preocupa que haya guerra?, le han preguntado. “No, no me preocupa, porque no vamos a ir a la guerra contra el pueblo ucraniano”. Por otro lado ha dicho que se reserva la capacidad de “defender los derechos” de la población rusa (por rusohablante) en el sur y este de Ucrania, aunque también ha comentado que no ve ahora mismo la necesidad de hacerlo.

La amenaza ha quedado ahí. Putin ha alternado momentos de críticas duras a los gobiernos occidentales con actitudes más relajadas con la intención de reducir la tensión. No tiene la intención de enviar más tropas a Ucrania ni pretende forzar la anexión de la península de Crimea. Ha negado que las fuerzas militares que controlan en estos momentos Crimea y que rodean las bases ucranianas sean tropas rusas del Flota del Mar Negro. En línea con la versión oficial rusa, ha dicho que se trata de “unidades de autodefensa” locales.

Para Putin, lo ocurrido en los últimos dos meses en Ucrania ha sido un acto ilegal: “Hubo un golpe de Estado anticonstitucional y una toma del poder por las armas, y esto no lo duda nadie”. Ahora mismo, “radicales”, “nacionalistas” y “antisemitas” controlan las calles de Kiev, según su descripción, mientras la población de origen ruso vive atemorizada.

El hecho de que Putin niegue legitimidad a las nuevas autoridades del país no quiere decir que el presidente ruso tenga mucha fe en Yanukóvich o en sus posibilidades de volver al poder. Lo da por políticamente acabado, aunque aún lo considera el presidente legítimo. Ha comentado que Yanukóvich le dijo por teléfono que no dio orden de disparar a los manifestantes de la Plaza Maidán. En realidad, Putin ha citado una teoría (“algunas personas dicen”), por la que esos francotiradores que mataron a decenas de personas trabajaban en realidad para algún partido de la oposición.

¿Reconocerá su Gobierno al poder que salga en Kiev de las próximas elecciones presidenciales del 25 de mayo? Tampoco eso está claro. “Depende de en qué condiciones se realicen (las elecciones). Si son condiciones de terror, no los reconoceremos”.

Putin ha cargado la mayor parte de la responsabilidad en los gobiernos occidentales a los que ha acusado de apoyar el “golpe anticonstitucional” y de experimentar con Ucrania “como si fueran ratas o conejillos de indias”. No acepta lecciones de EEUU o Europa, y se ha apresurado a sacar ejemplos de crisis internacionales pasadas en las que Washington llevó la iniciativa militar sin que Rusia pudiera impedirlo: “Hay que recordar la actuación de EEUU en Libia cuando se actuó sin resoluciones (de la ONU) o se tergiversaron las resoluciones que sólo imponían una zona de exclusión aérea para luego pasar a bombardear”. En otro momento, ha comparado el derecho a la autodeterminación de los habitantes de Crimea con lo que ocurrió en Kosovo. El mensaje estaba claro: si los segundos tuvieron derecho a separarse de Serbia, en Crimea podría ocurrir lo mismo.

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