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To Potami: aspirante a partido bisagra en las elecciones griegas

Stavros Theodorakis, líder de Potami, en un mitin de la campaña. Foto: Giannis Papanikos / Zuma Press

Clara Palma Hermann

Atenas —

Cuando nadie duda ya de la victoria de la coalición de izquierdas Syriza en las inminentes elecciones, las quinielas se centran en la gobernabilidad de Grecia al día siguiente. Y dado lo difícil que resulta que la formación liderada por Alexis Tsipras obtenga la mayoría absoluta, todos los ojos están puestos en el tercer partido. To Potami (el río) es el candidato más probable. Recién fundado en marzo de 2014 por el periodista televisivo Stavros Theodorakis, las encuestas le conceden entre el 5% y el 7% del voto, con los ultraderechistas de Amanecer Dorado pisándole los talones.

Pactar con los ganadores es precisamente la razón de ser de To Potami: ante la indefinición de su programa criticada por sus contrincantes, Theodorakis ha convertido en baza su disposición a “sentarse a hablar” con cualquiera que no busque “una vuelta al dracma”, huyendo de la “rigidez” de las ideologías tradicionales.

“El tercer partido tiene que respetar la decisión del pueblo griego, aportando su fuerza para crear un Gobierno del día siguiente”, explica Aléxandros Tsipras, candidato al Parlamento por To Potami que saltó a la fama gracias a compartir apellido, pero no parentesco, con el líder de Syriza.

“Sea el que sea el primer partido, Syriza o Nueva Democracia, trabajaremos con él para formar un Ejecutivo de aceptación amplia, reuniendo si es posible los porcentajes de más de dos partidos, para preparar y aplicar entre todos un programa común de salida de la crisis”, resume con diplomacia este joven agricultor, sin experiencia política previa.

Son figuras como la suya las que permitieron a To Potami alcanzar el 6,6% que obtuvo en las últimas elecciones al Parlamento Europeo –con dos eurodiputados, integrados en el grupo socialdemócrata–, tan solo dos meses después de su fundación oficial. Presentado como una iniciativa de “gente de la calle”, europeísta y moderada, su defensa de políticas liberales compatibles con el Estado de bienestar cosechó principalmente votos de clase media, fruto del desencanto con el Pasok.

En estas circunstancias, el programa político ha pasado a un segundo plano, en favor de la popularidad de su impulsor. Con un lejano pasado socialista, Theodorakis era conocido por el programa 'Protagonistas', una serie de reportajes de investigación de temática social en las que hacía entrevistas “sin pelos en la lengua”.

Un ejemplo de la importancia del factor humano lo da Evdokia, una simpatizante del partido procedente de Grevená, en Grecia central. “Lo que me gusta es que, en mi comunidad local, las personas que se han unido al equipo de To Potami son toda gente que trabaja, que no tiene el objetivo de enriquecerse con la política. En cambio, ven la situación y se dicen: 'Tengo que actuar, tengo que hacer algo yo también para que se escuche mi voz'”.

La joven desempleada pone el acento en la falta de “pasado político” de los integrantes. “En todo partido puede haber algo no completamente limpio, pero por eso es importante que haya gente nueva, capaz de mantener la limpieza”.

Pero entre los lugares comunes de reclamar el fin del clientelismo y la corrupción, una reforma de la Constitución y una reducción del número de diputados, To Potami busca además diferenciarse desviando el eje de atención de la cuestión de la deuda. “Creemos que lo que necesita Grecia en este momento no es socialismo, liberalismo o centro, es una reconstrucción del modelo productivo y la creación de infraestructuras”, defiende Tsipras, el joven agricultor candidato al Parlamento.

“Si a través de cualquier procedimiento, mágico o no, Grecia se librase de su deuda, el día siguiente no sería tan distinto, porque hay problemas con la producción: no se exporta tanto como se importa, y esto es la causa de que tengamos un millón y medio de desempleados”. El motor del desarrollo recae, sin embargo, en el sector privado, en el marco de lo que Theodorakis denomina “una economía de tipo occidental”. “No podemos discutir nacionalizaciones o espantar a nuestros inversores”, declaró recientemente en referencia a la posible cooperación con Syriza.

No obstante, el interrogante de cómo actuar ante la deuda no es posible de esquivar. “Es de sentido común que, de esta manera y en este momento, no es viable”, concede Tsipras. “Nuestra propuesta es que se alargue el tiempo de devolución, más allá de los 50 años, con el fin de que Grecia no soporte este peso durante su intento de relanzar la economía.”

Esa postura podría encajar con las recientes llamadas a la negociación por parte de Syriza, que ha suavizado su discurso a medida que se acercaba su oportunidad de ascender al Gobierno. “La que ellos acordaron en su congreso es que tiene que haber una quita unilateral de la mitad de la deuda”, asegura Tsipras, que acusa a la coalición de izquierdas de encubrir sus intenciones reales. “To Potami habló claramente desde el principio de perspectiva europea y de iniciativas no unilaterales”.

Intereses espúrios

Pero lo que mantiene alejados a un buen número de votantes no es únicamente la indefinición del programa. Aléxandros, un ateniense de mediana edad dueño de un pequeño comercio, aún no ha decidido su voto. Está descontento con el Gobierno y es reacio a votar a Syriza porque no se considera “de izquierdas”. Pero al escuchar el nombre de To Potami tuerce el gesto: “Todos sabemos que sirve a unos ciertos intereses, no es ningún secreto lo que hay detrás”.

Las malas lenguas consideran harto probado que “El Río” es una iniciativa de la familia Bóbolas, poseedora de un conglomerado empresarial con intereses en energía, construcción y medios de comunicación, entre los que se cuenta el canal de televisión Mega, para el cual trabajaba Theodorakis. Según esta versión, To Potami sería un instrumento por medio del cual la corporación trataría de intervenir directamente en la vida política y de garantizar intereses espúrios, como la concesión de obras públicas.

Sea como fuere, su papel en el futuro político del país quedará patente tras las elecciones, cuando, de cumplirse sus expectativas, To Potami se convierta en la llave del próximo Gobierno.

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