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“Las elecciones en Egipto son un fraude”

Olga Rodríguez

Estambul (Turquía) —

(Imagen/edición vídeo: Laura Arau)

Egipto acaba de celebrar unas elecciones presidenciales en un clima de represión y falta de libertades. Con tan solo dos candidatos, y con los Hermanos Musulmanes prohibidos y condenados a la cárcel o la clandestinidad, el resultado ha dado la victoria al mariscal Mohamed Al Sisi, perpetrador del golpe de Estado del pasado verano.

En los últimos meses miles de manifestantes y activistas han muerto, han sido encarcelados o se han visto obligados a exiliarse. Este mismo fin de semana diez personas más han sido condenadas a muerte, que se suman a otras 720 sentenciadas a la pena capital hace unas semanas. La aprobación de una dura ley antiprotestas ha llevado a prisión tanto a militantes islamistas como a izquierdistas laicos.

El último episodio de represión se dio hace tan solo unos días, cuando la activista Mahienour El Masry, abogada y militante en la agrupación de los socialistas revolucionarios, ingresó en prisión, condenada a dos años de cárcel por el simple hecho de haber participado en una protesta. Tras ello, la policía asaltó por segunda vez la sede de una ONG y detuvo a quince personas, abogados y activistas.

Mientras tanto, los integrantes de la Hermandad Musulmana, los más castigados por el régimen militar, así como sus círculos cercanos, se encuentran arrestados, son objeto de vigilancia o se ven obligados a exiliarse. Es el caso de Hussein El Khazaz, asesor y estrecho colaborador del presidente derrocado Mohamed Morsi:

“Salí de Egipto porque estaba claro que iban a por el resto del equipo asesor, detuvieron a casi todos el día del golpe de Estado y de hecho en Egipto solo queda una asesora en libertad. Así que estoy aquí en Turquía desde agosto”, nos dice durante una entrevista que mantenemos a las orillas del Bósforo en Estambul y de la que algunos fragmentos pueden verse en el vídeo colgado al inicio de esta noticia.

Farsa electoral

Farsa electoral“Estas elecciones egipcias son un fraude, una farsa. Se celebran en un marco que no es democrático, tras un golpe de Estado, con miles de muertos y heridos en las calles, con miles de encarcelados y perseguidos. ¿Qué tipo de elecciones pueden ser legítimas así?”, se pregunta.

El testimonio de El Khazaz procede de un lugar privilegiado, ya que vivió desde dentro, como asesor presidencial, las decisiones del Gobierno de Mohamed Morsi, así como los días previos al golpe de Estado, “cuando ya era evidente que se había planeado el derrocamiento del presidente”.

“Un día antes del golpe de Estado me acerqué a una de las grandes protestas que había frente al palacio presidencial contra Morsi, quería ver con mis propios ojos quiénes estaban allí. Y lo que vi fue una mezcla. Había mucha gente que se llama a sí misma revolucionaria, muy crítica con las políticas de Morsi. Ahora que han pasado los meses se puede decir claramente que esto, este Egipto, no era lo que esas personas estaba pidiendo. No estaban pidiendo volver a una dictadura, estaban pidiendo una transición democrática más agresiva, mostraban insatisfacción ante la ausencia de inclusión en las políticas de Morsi”.

Críticas desde dentro al Gobierno de Morsi

Críticas desde dentro al Gobierno de MorsiLlama la atención la posición crítica de El Khazaz con la forma de actuar del “equipo de Morsi”, en el que él mismo trabajaba. No es un punto de vista aislado. En algunos sectores de la Hermandad Musulmana, así como en ciertos círculos que colaboraron con el gobierno derrocado, se reprocha la falta de rupturismo del ejecutivo de Morsi y se están haciendo llamamientos a una regeneración de la organización islámica.

“Lo que pasó en ese año en el que Morsi estuvo en el poder es que hubo una falta de visión sobre cómo actuar ante la revolución. Y la gente no tuvo tiempo suficiente para corregir esa visión, la presión era muy grande. Hablo de nuestro propio equipo. Intentamos satisfacer algunas de las demandas básicas pero sin hacer temblar de forma seria el statu quo, el sistema”, lamenta.

“Si le preguntas a cualquier egipcio medio si cree que el Gobierno de Morsi logró mejoras, la respuesta típica será no. No porque no lo intentara, sino porque no disponía de las condiciones precisas”, añade.

“Viéndolo desde la distancia, ese año fue una experiencia muy dolorosa pero necesaria para que la gente pudiera darse cuenta de cómo se conquista la libertad. Y creo que ahora todo el mundo se da cuenta de que no se gana la libertad haciendo lo que hicimos ese año. No puedes ir a una revolución con una agenda partidista, eso no funciona en una revolución”, admite.

Y prosigue con su crítica:

“No creo que nadie pusiera demasiada atención en trazar un plan concreto para construir un Egipto en el futuro. No hubo propuestas demasiado concretas. Y al fin y al cabo Morsi y todo nuestro equipo lo que estábamos haciendo era trabajar con el Estado tal y como es, aceptando todos los aspectos del mismo. Tuvimos dos años y medio antes de que Morsi llegara al poder para discutir esos asuntos, pero desperdiciamos nuestro tiempo en la lucha política. Lo que me lleva a decir que no se puede ser partidista en tiempos de revolución. No puedes insistir en tu propia agenda, proyecto o partido. Es el camino equivocado”, añade.

Transición

TransiciónEl Khazaz asegura que desde su entorno se está trabajando para divulgar la idea de que no es momento de competiciones políticas sino de construir una plataforma política común como base para una transición sana en el futuro. Cuando se le pregunta de qué modo están trabajando y si para ello están en contacto con otros grupos, contesta:

“Estamos reuniendo todo el material elaborado durante el año de la presidencia de Morsi sobre las estrategias de actuación, para mejorarlo e incluir a otros grupos que piensan de forma diferente; para lograr una plataforma en la que los egipcios puedan discutir su futuro en un escenario lo suficientemente amplio para incluir a otros”.

La responsabilidad de Occidente en Egipto

La responsabilidad de Occidente en EgiptoEstados Unidos lleva décadas ejerciendo poder e influencia sobre Egipto. Su posición ante el golpe de Estado, al que Washigton no quiso llamar golpe de Estado para no tener que suspender acuerdos políticos y comerciales, ha generado multitud de críticas en los sectores cercanos a la Hermandad musulmana. Ante ello, El Khazaz comenta:

“El pueblo egipcio está construyendo una memoria sobre Estados Unidos haciendo prácticamente nada ante el hecho de que miles de personas sean asesinadas por protestar en la calle pidiendo derechos políticos y civiles. Eso no va a sentar bien en la memoria colectiva que el pueblo egipcio está tejiendo”.

“Si los vecinos, amigos y aliados de Occidente no muestran interés en esta lucha egipcia por la libertad e incluso si miran hacia otro lado mientras la gente está pagando un precio muy alto, el pronóstico para las relaciones futuras entre las dos regiones no será bueno. Para ser honesto, muchos egipcios consideran que parte de este sufrimiento está provocado por herramientas proporcionadas por Occidente de un modo u otro”, sentencia. Y añade:

“Toda la lucha que está teniendo lugar en Egipto y en la región va a influir profundamente en cómo será la zona dentro de 20 o 30 años. Y algunos de esos efectos no serán solo locales, tendrán mucho que ver con cómo la región va a reorganizarse internamente y ante Occidente”.

“Quienes han visto morir a sus amigos...”

“Quienes han visto morir a sus amigos...”Sobre el futuro, El Khazaz muestra amargura y a la vez ciertas dosis de optimismo:

“Aquellos que creen que pueden luchar contra un proceso revolucionario a través de un golpe de Estado militar creo que no han leído historia. Estoy seguro de los resultados, espero que el proceso revolucionario triunfe, pero conllevará una lucha muy dura, probablemente larga y muy dolorosa”.

“Hay un escenario muy detallado que se está alcanzado ahora en las calles de Egipto que está resonando en la memoria colectiva de la gente. El hombre que vio a su amigo, y a su amigo, y a su amigo, y a decenas de ellos ser asesinados por el Ejército no va a ser la misma persona cuando crezca y forme una familia, cuando viaje a Occidente, etc, que como éramos nosotros en nuestra generación”.

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