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La violencia xenófoba aumenta en Alemania

Manifestantes antifascistas bloquean una marcha del ultraderechista Partido Nacional Democrático (NPD) en Berlín, el 1 de mayo de 2013. Foto: Kay Nietfeld/EFE

Carmela Negrete

Berlín —

El último ataque de carácter xenófobo tuvo lugar el jueves por la mañana. Una caseta informativa de la protesta de refugiados que durante meses ocupó la plaza de Oranien en el barrio de Kreuzberg en Berlín fue incendiada por varios jóvenes, según fuentes policiales. Por suerte en aquel momento no se encontraba ningún refugiado en su interior, ya que quedó reducida a cenizas. La Oficina Federal para la Defensa de la Constitución se encargará de investigar el caso. Esta agencia de inteligencia policial del Gobierno Federal alemán se ocupa de estudiar los extremismos políticos, tanto de derechas como de izquierdas o religiosos.

El pasado miércoles ese organismo presentó su informe anual. En el informe se asegura que “cada día tuvo lugar al menos un acto violento con motivación xenófoba” en 2013 en Alemania. Las más de 300 páginas recogen que el número de actos violentos xenófobos creció con respecto a 2012 en un 20,4% hasta la cifra de 473, aumentando por tercer año consecutivo. Estos son los delitos con violencia. En total se produjeron más de 17.000 delitos cometidos por la extrema derecha, una cifra menor que la de 2012.

También los delitos de la extrema izquierda aumentaron el año pasado, aunque el número de “extremistas” de izquierda según dicha oficina descendió de 29.400 a 27.700. La mayoría de los delitos violentos de la extrema izquierda fueron contra policías y contra neonazis. El número de neonazis violentos por el contrario permanece constante: 9.600.

“No podemos aceptar el aumento de los actos violentos”, aseguró el ministro del Interior, Thomas de Maizière, del partido de Merkel, la CDU, en la presentación del informe. El ministro se mostró preocupado por que la derecha radical utilice las residencias de solicitantes de asilo para “envenenar el ambiente contra los extraños, al difundir miedos y prejuicios” contra ellos. En la mayor parte de los estados y ciudades alemanas los solicitantes de asilo son alojados en residencias.

Las ONG que se preocupan de sus derechos piden desde hace décadas que el alojamiento se lleve a cabo en pisos normales y no en albergues. Una de las razones para ello, además de que sería más barato, es el hecho de que los vecinos tienden a rechazar de entrada dichas instalaciones a las puertas de sus casas, animados en parte por las “iniciativas ciudadanas” contra los albergues que se multiplican por toda Alemania.

Este documento hace cada año un listado de organizaciones neonazis, entre las que destaca el partido NPD, que en las últimas elecciones europeas consiguió un eurodiputado a pesar de que existe un proceso de ilegalización en marcha y de que el propio Ministerio del Interior asegura que basa su ideoligía en la pureza “étnica” y “biológica” de los alemanes. El partido pretende que todos los extranjeros se marchen del país, independientemente de su situación administrativa en el mismo, según el informe. Curiosamente, el hasta diciembre de 2013 presidente del partido, Holger Äpfel, se ha convertido él mismo en emigrante al dejar el puesto de dirección y se ha instalado en Mallorca, donde ha abierto un restaurante llamado “Maravillas Stube”. El antisemitismo y el revisionismo histórico benévolo con el Tercer Reich son otras de las principales características de este partido.

Por otro lado, en relación al extremismo de izquierdas, en el informe se destaca el “antifascismo” como un elemento central de las actividades políticas de este grupo y destacan las sentadas para evitar las marchas neonazis como uno de los elementos más repetidos en 2013. También el término “antiracismo” parece provocar problemas de extremismo en el país debido a que a través del mismo se llevaría a cabo una crítica al estado y a la sociedad capitalista, tomando como punto de partida las medidas disuasorias en las fronteras europeas a la inmigración irregular. También el “internacionalismo” o los movimientos de solidaridad con Grecia son observados de cerca por los servicios secretos alemanes.

Asimismo señala una serie de partidos entre los que se encuentran el partido comunista DKP y varias “estructuras extremistas” dentro del partido de La Izquierda (Die Linke). Ambos partidos entre otros pretenderían acabar con el orden constitucional alemán actual. Este último partido es el único con representación parlamentaria en el Bundestag varios de cuyos miembros son abiertamente “observados” por este servicio secreto. En cuanto a las publicaciones, destaca el periódico “junge Welt”, por ser el diario más influyente en el grupo “con conciencia de clase, luchador y marxista” interesado “en que dentro del país y en el todo el mundo tengan lugar luchas de clases”.

El informe contiene asimismo un capítulo dedicado al extremismo islamista. El ministro De Maizière advirtió del peligro de los islamistas que vuelven de la guerra en Siria y puso como ejemplo el atentado en el Museo Judío de Bruselas que se cobró la vida de cuatro personas el 25 de mayo. El presidente de la Oficina Federal para la Defensa de la Constitución, Hans-Georg Maaßen, aseguró que “Alemania no está alejada del terrorismo. Seguimos siendo un objetivo de planes de atentados”. Según los datos presentados, en Alemania habría unos 43.000 islamistas violentos.

Esta cifra la criticó al día siguiente el experto en islam Werner Schiffauer en declaraciones a la agencia alemana de noticias dpa: “No se tiene en cuenta que una gran parte de los que viven la religión de una forma extricta, se mantienen alejados de toda forma de política y rechazan la violencia”. 31.000 de los supuestos islamistas violentos formarían parte de la comunidad Millî Görüş, según el experto en islam Jörn Thielmann, que aseguró que esta comunidad no ha destacado nunca por ser violenta.

El escándalo de la NSA en Alemania, que almacenó datos privados de millones de alemanes y habría escuchado incluso conversaciones telefónicas de la canciller Ángela Merkel, sólo ocupa un par de párrafos del documento y ello para destacar las protestas que han tenido lugar en Alemania, así como para asegurar que el caso está siendo estudiado por la Oficina y por la comisión de investigación parlamentaria creada al efecto. El Ministro del Interior aseguró que sobre Edward Snowden, el ex-agente de la NSA que llevó a cabo la filtración de información, ya estaba todo dicho. El dirigente del Partido de Los Verdes Christian Ströbele, que se reunió con Snowden en Rusia, asegura que de este modo “el Gobierno intenta de nuevo ignorar este escándalo, minimizarlo y actuar como hasta ahora.”

También la Iglesia de la Cienciología aparece recogida en un capítulo, que cifra en 4.000 el número de sus seguidores en Alemania. Alerta de que se trata de una organización que rechaza el sistema democrático, no respeta los derechos humanos de sus miembros y persigue el control total de sus seguidores. Entre las acciones llevadas a cabo en Alemania por esta organización destacan el reparto de más de 400 DVD en un congreso de directores de escuela con el título “Enfermedades inventadas – Todos somos enfermos mentales”.

La Oficina Federal para la Defensa de la Constitución, autora del informe, ha sido en los últimos meses foco de diversas críticas. Por una parte se le acusa de haber cooperado con la agencia de inteligencia estadounidense NSA enviando datos de miles de alemanes. Por otro lado, se le critica haber pagado sumas importantes a sus “informantes” dentro del movimiento neonazi, lo que habría llevado a una financiación indirecta del mismo. De hecho, el partido NPD no pudo ser prohibido en una ocasión anterior porque estaba tan infiltrado de agentes secretos hasta la cúpula del mismo que los jueces no se vieron en condiciones de distinguir los hechos llevados a cabo por los neonazis de los realizados por agentes del estado encubiertos. A todas estas graves cuestiones se suma el papel del organismo en la trama terrorista NSU, que está siendo investigada en los tribunales y que llevó a cabo una decena de asesinatos con motivación xenófoba por toda Alemania. Posibles negligencias en la investigación de los hechos, que correspondía a la Oficina, habrían podido “ayudar” de forma indirecta a los terroristas. El caso sigue abierto.

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