Análisis Tales from Borderlands. Cambiando de género, manteniendo el espíritu.
Se supone que a las consolas de 32 bits les debemos muchas cosas buenas y otras tantas no tan buenas, como la supuesta caída en desgracia de ciertos géneros como el de las aventuras gráficas debido a que por aquella época todo el mundo estaba flipando con los miles de polígonos que componen un mundo tridimensional en detrimento de las experiencias pausadas de point and click en dos dimensiones.
Sin embargo, desde hace unos años a esta parte, las aventuras gráficas parecen estar viviendo un poderoso resurgir gracias en gran medida a pequeños y medianos estudios de gran talento, así como a la vuelta a la primera línea de algunos de sus padres originales como Tim Schafer y Ron Gilbert. Y sí hoy por hoy tenemos que señalar a un estudio realmente puntero a la hora de desarrollar este tipo de juegos más allá de Double Fine, ese sería sin lugar a dudas Telltale Games, responsables de la adaptación al videojuego de los cómics de The Walking Dead y The Wolf Among Us, títulos que han recibido no pocos galardones compitiendo de tú a tú con las grandes superproducciones.
Siempre comercializadas en formato episódico, todas las producciones de Telltale se caracterizan por contar con una seña de identidad común; una jugabilidad casi idéntica que permite narrar grandes historias, con diálogos geniales entre personajes, sin descuidar por ello la tensión o la necesidad de que el jugador permanezca perfectamente atento, ofreciendo un resultado tan dinámico como absorbente. Sin embargo esta fórmula no parece la más apropiada para según qué universos, como el de Borderlands, la frenética franquicia de acción de Gearbox Software y 2K Games.
Ahora bien, tras probar este primer episodio de Tales from Borderlands sólo nos queda decir una cosa: una vez más no hay que fiarse de las apariencias.
Un esquema que se adapta a todo.
Conseguir lanzar un spin-off de un videojuego es un experimento peligroso, más aún cuando se cambia por completo de género, y aún mucho más cuando el género original está perfectamente unido con el universo de la franquicia. Es decir, Borderlands no se puede entender sin la locura propia de un shooter, sin su frenetismo. Sería extraño ver un Borderlands survival horror o un Borderlands de estrategia, al igual que nos sonaba un tanto raro esto de la ‘aventura gráfica de Borderlands’. Pero henos aquí, aún un tanto noqueados por la sorpresa de que Tales from Borderlands funcione tan bien, respetando escrupulosamente el espíritu de la franquicia.
La trama nos pondrá en el pellejo de Rhys y Fiona, una pareja de protagonistas que, como sucede en no pocas comedias de Hollywood, no tienen nada en común. Él es un ambicioso currito de Hyperion, una megacorporación sin escrúpulos, que no está para nada acostumbrado a mancharse las manos, algo que resulta vital en Pandora, planeta donde se sitúa todo juego que se precie de Borderlands excepto ‘The Pre-Sequel!’. Fiona por su parte tiene la astucia y la valentía de toda una superviviente de Pandora, sabiéndose desenvolver a las mil maravillas a base de timos y engaños.
Todo aquel que haya jugado a cualquiera de los títulos de Gearbox Software sabrá a qué nos referimos cuando hacemos tanto hincapié en que el universo de Borderlands es una locura. Pero, ¿cómo reflejar dicha locura en una aventura gráfica? Pues a base de utilizar una de las señas de identidad de Telltale: diálogos geniales que requieren de una rápida respuesta, y dependiendo de lo que contestemos desencadenaremos una u otra consecuencia. Recordad bien esto cuando os veáis en apuros. No diremos más.
Bien es cierto que nos ha faltado una mayor libertad de acción a la hora de recorrer los diferentes escenarios, algo que en The Walking Dead podemos hacer en mayor medida para buscar pistas y secretos. Pero por otro lado se ha ganado en variedad, dado que encontraremos pequeñas diferencias entre jugar con uno u otro protagonista: Rhys recurrirá a su megacorporación y sus todopoderosos juguetitos militares para salvarle el pellejo, mientras que Fiona como decimos tirará de ingenio y trapicheos. Ambas opciones son tan válidas como enriquecedoras.
A nivel visual nos encontramos con un apartado artístico realmente trabajado y muy fiel a la franquicia original, cayendo en lo esperpéntico y lo absurdo en no pocas ocasiones para deleite del personal. Bien es cierto que, al igual que sucede con el resto de trabajos de Telltale, técnicamente no aprovecha como nos gustaría el hardware más puntero, pero en líneas generales su encanto resulta innegable, con un diseño de personajes sencillamente arrollador.
La gran pega de Tales from Borderlands la encontramos en el hecho de que no está doblado al castellano ni cuenta siquiera con subtítulos. Voces y textos están en perfecto inglés, algo que hará que todo aquel que no domine a la perfección este idioma se pierda no pocos detalles así como algunos de los diálogos más ingeniosos. Esto es algo que ocurre con todos o casi todos los títulos de Telltale, y sinceramente, tratándose de un género como las aventuras gráficas resulta crucial, casi una lacra que impide su disfrute en condiciones.
En definitiva, parece como si los chicos de Telltale Games tuvieran el don de sacar oro de todas y cada una de las licencias que caen en sus manos, algo que no resulta para nada fácil. De hecho la tónica a la que estamos acostumbrados es la contraria; que cuando una compañía tiene la oportunidad de desarrollar juegos de franquicias como The Walking Dead o Juego de Tronos, tal y como es el caso, acabe por pifiarla estrepitosamente.
Pero no, desde Telltale son capaces de convertir en aventura gráfica de éxito todo lo que tocan, ya sean zombis, culebrones medievales o epopeyas postapocalípticas, por lo que siempre nos estamos preguntando con qué demonios nos sorprenderán mañana.
Por desgracia, tampoco es oro todo lo que reluce, puesto que en el caso de Tales from Borderlands encontramos dos pegas principales. La primera es la de siempre: el requerimiento de contar con inglés nivel nativo para no perder detalle de sus geniales diálogos por el hecho de no contar con un mísero texto al castellano. La segunda pega es simple: cambiamos de universo, cambiamos de personajes… pero mantenemos las mismas fórmulas ya vistas en anteriores producciones. Por suerte desde Telltale han sabido ofrecer una experiencia distinta con un mismo esquema central gracias a la alteración del tempo, del estilo y de ciertas mecánicas menores; pero empezamos a pensar que esta máquina de producir joyas podría empezar a oxidarse si no comienza a arriesgar un poco más.
Lo mejor:
- Como siempre con Telltale: una trama, unos diálogos, unos personajes y un ritmo tan ingeniosos como bien medidos.
- Cuenta con ciertas secuencias memorables, aunque bien es cierto que resulta un tanto encorsetado en lo jugable.
Lo peor:
- La pega de siempre con Telltale: hasta la llegada de los textos en castellano necesitaremos de inglés nivel nativo para no perdernos una pizca de sus ingeniosos diálogos.
- Cambia de universo, de tempo, de personajes, de estilo… pero el esqueleto central puede resultar demasiado parecido al de The Walking Dead, The Wolf Among Us y otras producciones del estudio.