Un torneo de League of Legends establece escandalosas limitaciones para gays y transexuales
Por desgracia, la industria del videojuego, a pesar de su continua evolución y rápida adaptación a los avances tecnológicos, sigue dando muestras de contar con una mentalidad tan retrógrada, que puede llegar a asustar.
No son pocos los usuarios que en pleno alarde de superávit de testoterona y un alto grado de estupidez, apenas dudan en plagar los foros con comentarios machistas, sexistas, discriminatorios o incluso amenazantes hacia la cada vez más presente comunidad de jugadoras.
Salvo en sectores concretos, estos individuos suelen ser una minoría cuya conducta suele ser castigada en eventos oficiales con fulminantes descalificaciones, pero el hecho de que los organizadores de algunas competiciones sean precisamente los responsables de fomentar la discriminación a distintos niveles, debería como mínimo hacer sonar las alarmas.
En esta ocasión el escándalo procede de los responsables del torneo Iron Solari League, una competición femenina de League of Legends que se celebra en algunos países del sudeste asiático.
Según un comunicado reciente publicado en su web oficial, los responsables de Garena e-Sports, han decidido establecer una normativa para restringir la participación de lesbianas, gays y transexuales en la competición tras “meditar profundamente sobre el tema y consultar tanto a participantes de Iron Solari, como a jugadoras de League of Legends de la comunidad de lesbianas, gays y transexuales”.
Según esta nueva normativa, “en pos de favorecer condiciones equitativas para todos los participantes, se limita el número de gays o transexuales a uno por equipo, debido a que probablemente cuenten con ciertas ventajas injustas.
El espectáculo no termina aquí, ya que según se especifica en las bases de participación, si un equipo cuenta con cuatro participantes hetero y una quinta gay o transexual para el primer encuentro, no podrá sustituir a esa quinta jugadora por otra gay o transexual en un encuentro posterior, ya que sólo se permite una integrante por equipo, independientemente de quién participe en el enfrentamiento. La sanción por violar esta norma es “la inhabilitación de todas las integrantes del equipo durante un año para cualquier competición organizada por Garena”.
En los eventos deportivos en general, la organización de competiciones femenina y masculina por separado, aunque cuestionable en determinadas disciplinas, tiene sentido debido a que las evidentes diferencias fisiológicas entre ambos sexos pueden como resultado importantes variaciones en el rendimiento, pero en los e-Sports, competiciones donde la capacidad física de los participantes tiene escasa o nula trascendencia al desarrollarse principalmente delante de una pantalla con las posaderas bien asentadas en una silla ergonómica, carece completamente de sentido. Si además se introduce un elemento tan irrelevante como la orientación sexual, resulta bastante obvio que los responsables de la organización de un torneo entran de lleno en el terreno de lo ridículo y ofensivo, por mucha “meditación” que hayan dedicado a su decisión.
En el caso de Garena, el ridículo es aún más espantoso cuando se justifica la decisión en base a unas “ventajas injustas” que evidentemente no llegan a detallar, alegando además que gracias a la nueva normativa “cualquiera puede participar, mientas se mantiene el aspecto competitivo del torneo”.
La avalancha de críticas no ha tardado en incendiar los foros de Garena y las redes sociales hasta llegar a oídos de Riot Games, creadores de League of Legends, quienes a través de un tweet es su canal indicaban que “Los jugadores LGBT son bienvenidos a los torneos oficiales de LoL. Estamos trabajando con nuestros colaboradores para asegurar la consistencia de nuestros valores en todas las regiones”.
