Ruiz contra Bárcenas
- Es usted un Ruiz, un miserable y un mezquino.
Parece increíble que la mejor frase del candidato socialista a la Presidencia del Gobierno no la haya pronunciado el candidato socialista a la Presidencia del Gobierno. Él, Pedro Sánchez, la provocó soltándole a Rajoy un “usted no es decente”. Que te acusen de no ser decente molestaba mucho a las señoritas jóvenes hasta 1956 y, hoy en día, a Mariano. Hasta ahí hemos llegado, ¿qué pensará Viri y el niño de las collejas si le permito que me diga eso?
Se nota que esa frase tiene mucha importancia porque cuando Pedro Sánchez salta al estrado (yo antes se lo había dejado caliente) de su mitin del martes en Badajoz todo el mundo espera que mencione ese momento. “Luego hablo del debate”, tranquiliza el guapo y fino candidato. Mientras viajo a la ciudad extremeña, me doy cuenta de que España es una sucesión de estaciones de autobús con bocatas de lomo y queso y pasteles hechos por monjas. Por eso al acto de los socialistas, donde no hay de comer, la gente se trae en albal sus harinas con carnes para aguantar los viajes en bus desde sus pueblos a ver qué dicen Pedro, Fernández Vara y Felipe González.
Debe de ser frustrante acercarse a Badajoz atravesando Extremadura para que el expresidente te suelte un chapón alucinante sobre Venezuela. Pues imaginaos desde Madrid. Y eso que todo el mundo está sobreexcitado con su presencia, como cuando vas a un concierto de Paul McCartney a que te cante los éxitos de los Beatles. ¡Felipe, no me cuentes lo de Venezuela, tu material nuevo! ¡Yo estoy esperando que me recuerdes cuando éramos jóvenes y prometimos que a este país no lo iba a conocer ni la madre que lo parió! Felipe ahora no lleva pana, sino un chalequito azul marino y unos zapatitos negro geriátrico, de esos que te obligan a dar pasitos cortos y jugar al dominó. Aún así, se nota ese tilín, ese tilín, ese tilín del corazón anciano entre muchos de los más de los seis mil asistentes porque se comportan como jubiletas de libro: saltándose las colas y mirando la obra, que en el acto de hoy sería González. Dice una mujer de la organización a una señora: “Cuando vais a un mitin en Madrid, ¿os ponéis donde queréis?”. Entiendo por las cinco horas de autobús que me acabo de meter, que esta pobre gente llega a Madrid destrozada y no le quedan ganas de más que de dormir o ir al Museo de Cera. Entiendo también que Ricardo Cabezas, portavoz del PSOE en el Ayuntamiento, reclame AVE a Badajoz y, literal, no que les estafen con trenes eléctricos “de esos”. Te sientes muy solo viajando a Badajoz y pensando que más allá está Lisboa o el AVE.
Felipe habla de Venezuela, y los presos políticos, y no se qué cojones de Caracas, y Podemos, que son unos bolivarianos y asesoraron a Maduro para hacer escuchas ilegales, zoofilias o exorcismos, y yo solo pienso, al verlo sentado delante de él, que se parece mucho a una figura que venden en la tienda socialista de la entrada: un busto de Pablo Iglesias nacarado y perfecto para poner encima del televisor cuando aún no eran planos y se podían poner cosas encima del televisor.
Gonzo, nuestro expresidente, repite muchas veces “los jóvenes no se acordarán” y es evidente porque las pantallas enfocan a la chavalada de detrás y todos tienen cara de pensar “¿este es un youtuber, de Auryn o WTF?”.
No nos importa nada: queremos que Pedro nos cuente qué pasó con Rajoy en el debate, que fue lo que vimos todos y no rollos de Venezuela que solo sabe el anciano. No sé para qué me he hecho cinco horas de bus si este es un mitin de dos estrellas y media sobre cinco. Al menos, en el de Podemos cantaban villancicos o en el de Ciudadanos se lo creían más, como buenos liberales. Solo habla en serio de ideología Fernández Vara, y muy en serio, con inteligencia y mayor sudoración. Me deja jodido su afirmación de que Pedro Sánchez rompió ayer en el debate el tripartito contra el PSOE. En la cafetería de mi hotel en Badajoz venden un bocata que se llama “Tripartito”: lomo relleno de jamón y torta. Todo se explica en los bares.
Antes de que entre Pedro, la banda toca “Just a gigoló”, “Ven y dame una oportunidad/ porque no soy tan malo” y se mezcla con el “se nota, se siente/ Pedro, presidente”. Alucino con el jet lag de mi viaje en autobús porque llaman “guapo” a Sánchez como antes llamaron “guapo” a González.
El candidato asegura que, sin el PSOE, ganará la derecha: “pidamos el voto para echar al amigo de Bárcenas”, corea, sin acordarse de repetir la frase de Rajoy “soy Ruiz, miserable y mezquino”, que es la que yo creo que le daría la presidencia, como a Chiquito fue el “¡quietorl!” el que le dio el éxito. Visualizo mis cuatro horas de autobús de vuelta, al igual que los militantes lo hacen con su regreso a casa al terminar el mitin.
Y termina el mitin a las diez de la noche y no se me va de a cabeza una afirmación loca de Felipe González: “Soy viejo pero sigo siendo rebelde”. Con dos cojones giratorios.
En el exterior del recinto ferial de Badajoz, una mujer grita a la multitud:
- ¿Qué pasará el domingo?
Responde otro, emocionado:
- ¡Ganaremos!
Devuelve ella:
- Hay que votar al PSOE, señores compañeros.
Entonces, por fin, lo entiendo todo.
El PSOE debe diferenciarse: “Compañeros” es comunista y “señores compañeros” es socialdemócrata.
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