Entonces Judas, el que le había entregado, viendo que era condenado, devolvió arrepentido las treinta piezas de plata a los principales sacerdotes y a los ancianos, diciendo: Yo he pecado entregando sangre inocente. Mas ellos dijeron: ¿Qué nos importa a nosotros? ¡Allá tú! Y arrojando las piezas de plata en el templo, salió, y fue y se ahorcó (Mateo 27: 3-5). La traición ha acompañado a Judas desde los albores del Cristianismo. Que te llamen Judas es sinónimo de que no eres fiable y de que, en cuanto puedes, se la clavas por la espalda a alguien. En La Gomera, estos versículos podrían tener su extrapolación en la actualidad. Salvo que Judas tiene más cabezas que Cancerbero (el perro que custodiaba el infierno) y la traición está dentro del PSOE. Me imagino, leyendo las notas mandadas por ambos sectores de los socialistas en la Isla (sector oficial y sector adverso) que hay dos partidos en La Gomera. Querrán llegar a acuerdos, sería lo lógico. Pero, como una vez me dedicaron de manera velada –ay, cuánto nos conocemos ya de viejos- Roma no paga traidores. Judas se ahorcó. Quizá otros, de aquí a mayo, lo hagan también.