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Cazoletas del mar de Benahoare: un enigma por resolver

En la imagen, 'posetas' de Los Cancajos (Breña Baja). Foto: JORGE PAIS.

La Palma Ahora

Santa Cruz de La Palma —

Las XVI Jornadas de Estudios sobre Fuerteventura y Lanzarote se celebraron del 29 de septiembre al 2 de octubre en Puerto del Rosario, en Fuerteventura, con la participación de tres investigadores palmeros que presentaron dos trabajos científicos titulados ‘La técnica incisa y la percusión en las manifestaciones rupestres de la población hawara y maxie de Fuerteventura y Lanzarote’ y ‘Las cazoletas del mar benahoarita y maxie de Fuerteventura y Lanzarote’.

La segunda comunicación es, quizás, más interesante y novedosa porque versa sobre unos yacimientos arqueológicos que han pasado prácticamente desapercibidos hasta hace escasas fechas. El estudio sobre los ‘pilones’ de Lanzarote y Fuerteventura y las ‘posetas’ en La Palma ha sido realizado por María Antonia Perera Betancort, Felipe Jorge Pais Pais, Marcial Medina Medina, Carlos Asterio Abreu Díaz, Antonio Montelongo Franquiz, Jose Farray Barreto, Nuria Álvarez Rodríguez, Julián Rodríguez Rodríguez, Patrick Sermanier, Nieves de León Machín, Maximiano Álvarez Pérez y Orlando Aparicio Batista.

Según el doctor en Arquelogía Jorge Pais Pais, el objeto de este trabajo es “dar a conocer una tipología de ‘sitio arqueológico’ de naturaleza rupestre de la que ignoramos su uso y función. Se trata de intervenciones en las rocas próximas al mar cuya investigación, estimamos, debe fundamentarse en la arqueoastronomía, etnoarqueología, crónicas, textos históricos y documentales”. Igualmente, señala, “los yacimientos habitacionales y culturales próximos al litoral facilitan líneas de investigación que contribuirán a acercarnos al significado que estos lugares tuvo para las poblaciones aborígenes”.

Pais explica que “se trata de unidades o conjuntos de cazoletas excavadas en las rocas del litoral. Generalmente responden a un perfil de tendencia circular, aunque existen formas elipsoidales y un corto registro de tipologías que oscila entre las cazoletas geminadas a otras cardiformes, si bien estas variedades resultan puntuales”. El primer hallazgo de cazoletas junto al mar en La Palma “lo descubrimos en torno al año 2000 en el espigón rocoso que sirve de embarcadero en el Porís de La Fajana de Franceses (Garafía) a las que, en ese momento, no les prestamos mayor interés porque pensábamos que eran históricas, aunque desconocíamos su funcionalidad”, comenta Jorge Pais. El siguiente descubrimiento, cuatro años después, fue obra del historiador Pedro Merino en la zona de Los Cancajos (Breña Baja).

En Lanzarote, fue Marcial Medina Medina quien hace 20 años advirtió la existencia de estas unidades, localizando muchas de ellas e interesándose por las desaparecidas en aquellos tramos de la costa sepultados o arrasados bajo obras de infraestructuras, acondicionamientos, urbanizaciones, etc. Hoy, veinte años más tarde “presentamos un trabajo preliminar sobre el que es necesario continuar y profundizar, especialmente en el apartado de la significación, por cuanto los hallazgos se siguen sucediendo sin interrupción por las tres islas”, subraya.

La tipología de los conjuntos de cazoletas del mar responde a una serie de parámetros que siempre se repiten, al menos en los conjuntos más interesantes. “Se eligen los espigones o salientes más sobresalientes o destacan respecto a los demás y, sobre todo, los que más se adentran al mar. Da la sensación de que se trata de puntos de referencia respecto a cuestiones que se nos escapan”, detalla Pais. Asimismo, “la zona donde se han ejecutado las cazoletas están lavadas y erosionadas por los embates del mar, hasta el punto que desaparecen las cazoletas en cuanto las lavas son más irregulares y escoriáceas”. Derivado de lo anterior, precisa, “suelen aparecer junto a resaltes rocosos, próximo a sectores en los que se forman charcos y charcas de diferentes tamaños. Tampoco es inusual que existan cazoletas dentro de las charcas que con frecuencia permanecen o se llenan de agua. De hecho, existen grupos de cazoletas que, casi permanentemente, están bajo el agua. Ignoramos si estos responde a ese propósito o si la altura del agua ha experimentado alguna variación a partir del momento en que se realizaron”.

El tamaño de los conjuntos de cazoletas “resulta muy variable, por cuanto se documentan agrupaciones que no superan las cinco unidades, a otras en las que contabilizamos más de cien, llegando a superar, en algunos casos, las 300 en la isla de La Palma. Es en este conjunto compuesto por el número más alto de unidades donde destacan los yacimientos más espectaculares como los de Playa de las Cabras y la Punta de Fuencaliente, La Salemera, Punta del Moro y Punta Ganado (Villa de Mazo), Los Cancajos y Los Guinchos (Breña Baja) y Punta Salinas (Puntallana), y Punta Escamas en Lanzarote”, enumera.

El citado doctor en Arqueología apunta que “una de las peculiaridades principales de las cazoletas del mar de Benahoare, y a diferencia de lo que ocurre en Lanzarote y Fuerteventura, es la extraordinaria variedad del tamaño de las cazoletas dentro de un mismo yacimiento. Atendiendo al estado del conocimiento en las islas orientales, los conjuntos de cazoletas resultan más homogéneos y más pequeños que los de mayores dimensiones de La Palma. En esta última registramos en un mismo yacimiento cazoletas de todos los tamaños, desde las muy pequeñas (apenas 0.5 metros de ancho y profundidad) a otras gigantescas que, fácilmente, pueden superar 1,50 metros de diámetro y en torno a los 2 metros de profundidad y que, claramente, han sido modificadas por la mano humana”.

En La Palma y en Lanzarote, indica, “nos encontramos con un dato, que pensamos que resulta concluyente y definitivo, sobre el origen indígena de estas obras. Y es que, en toda la costa suroccidental de la isla de La Palma, desde la Punta de Fuencaliente hasta la Playa de los Guirres (Tazacorte), en las coladas históricas de las erupciones de los últimos 500 años, no hemos localizado ni una sola cazoleta, por pequeña que esta sea. Por su parte, ello mismo sucede en Lanzarote en donde no hemos documentado ningún ejemplar en el litoral cubierto por lavas de Timanfaya”.

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