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Murcia y aparte es un blog de opinión y análisis sobre la Región de Murcia, un espacio de reflexión sobre Murcia y desde Murcia que se integra en la edición regional de eldiario.es.

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Las feministas también perrean

Lucía Barbudo

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El video clip y la canción de Maluma han disparado las alarmas. Pero, ¿qué alarmas? Dice este chico -que se rodea de raperos machirulos y que en conjunto nos esclarecen las dudas sobre el eslabón perdido en la cadena evolutiva- que todas se lo quieren follar, que las tiene loquitas, que sin él se desesperan porque según canta este macho alfa con coro de simios “chingan cuando yo les digo, ninguna me pone un pero”. Este más que evidente narcisismo falocéntrico con alarde de cuantiosas hembras en la cama es el resultado de una cultura heteropatriarcal muy presente, de moda, activa y aplaudida en Latinoamérica pero que también triunfa en nuestro país; al ritmo del reggaetón más caliente montones de zumberas (y pocos hombres –el hetero verdadero tiene la asignatura del zumba pendiente) sudan y perrean en los gimnasios. Yo, confieso, soy una de ellas.

Sí, existen feministas que perrean igual que existen feministas que se pintan como puertas, se calzan tacones kilométricos y se visten ajustadas y chic. Las feministas no somos trolls con la mandíbula dislocada que gritan ¡aborto libre! tres veces antes de desayunar penes por las mañanas. De hecho, las feministas no son, cada una es lo que le place y le viene en gana. En el Manual de la Feminista (que todas nos tenemos que leer antes de que nos den el carnet de feministas; sí, es irónico) no explicita si tenemos que llevar las axilas y el pubis frondoso, ni qué altura del tacón ya no es considerada feminista, ni si es más feminista decir que algo es chulipiruli si te gusta o que te toca el coño si no.

Sinceramente, me parecen mucho más humillantes las letras de Alejandro Sanz, Malú, Amaral y otrxs tantxs que a ella le guste la gasolina y haya que darle más gasolina. Las mujeres como eternas Penélopes que sólo saben esperar (“¿Y qué? Si esperando me quedo sin días”, Vanesa Martín & Alex); las mujeres en su rol de enfermeras y madres de sus parejos (“Quién me tapará esta noche si hace frío/ Dime si tú te vas, dime cariño mío, quién me va a curar el corazón partío”, Alejandro Sanz); ellas que se vuelven invisibles cuando las abandonan ellos (“Sin ti no soy nada”, Amaral); ellas que tienen interiorizado el maltrato (“Toda, de arriba abajo, toda, entera y tuya, toda, aunque mi vida corra peligro”, Malú); ellas desvalidas sin esa otra mitad las complete (“Ven, que nunca imaginaba cómo era estar sola” ,Thalía). Del clásico machista marca España “No me gusta que a los toros te pongas la minifalda” hemos pasado a las letras que ensalzan las relaciones de dependencia enfermiza, la jerarquía y los roles del amor romántico, la normalización de las relaciones tóxicas.

¿Qué me cabrea a mí de la canción de Maluma? El discurso que ya cansa, la letanía que ya aburre del machirulo (me-follo-a-tantas, yo-y-yo-mi-pene-mis-hembras) y que la voz femenina no exista salvo como parte necesaria para satisfacer los requisitos de esa heterosexualidad hegemónica (la hipermasculinidad es homófoba, claro está). Me cabrea que no existan canciones cantadas por mujeres que hablen libremente de su sexualidad y me cabrea que si las hubiera (cabreo futuro), el discurso sería que nos estamos equivocando al querer ser como los hombres con esas actitudes sexuales tan soeces; ¿y qué si nos gusta bailar y cantar soez? La imagen de la feminista vulgar y chabacana es parte del argumentario machista: la mujer mejor sumisa, dulce, abnegada, educada y delicada. Igual que es producto del imaginario feminista (el que encasilla, el que dicta preceptos, el que entiende que debes cumplir unos requisitos para tener el carnet) que la mujer contestataria, rebelde, feminista, que se quiere y se valora no perrea.

Creo que las am-pollas que levanta esta canción y las del estilo tienen mucho que ver con el tabú que existe en torno al sexo y las discrepancias que, incluso dentro del feminismo, aparecen cuando hablamos de roles sexuales: ¿se puede ser sumisa y feminista? ¿Gustarte el BDSM y ser feminista? ¿Es feminista ver porno? ¿Está permitido felar en el feminismo o es humillante? ¿Pueden las mujeres feministas mover su culo planetario alrededor de un bálano rey sol o eso es infravalorarte?

Ahí lo dejo.

Mientras vamos desmontando mitos en torno al feminismo, mando un abrazo chillao a todas las chapas que vibran: mis compañeras zumberas, que se hacen querer, valorar y respetar perreando. Que vivan todas ellas, sudorosas, felices y guerreras.

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