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Nueve libros que tienes que leer cuando vas a tener un hijo

Una lista de libros para leer cuando vas a ser madre o padre.

Carmen G. de la Cueva

Hace algunas décadas, cuando la poeta norteamericana Adrienne Rich se dispuso a escribir sobre su propia maternidad la definió como algo a camino entre “la cólera y la ternura”. Los momentos malos y los momentos buenos eran inseparables. En Nacemos de mujer (Cátedra, 1986), un libro completamente descatalogado, Rich describe el recuerdo del placer físico al sentir que su pecho era succionado por su hijo y también la rabia cuando no alcanzaba a dormir apenas por las noches. La maternidad la situó en un campo de batalla.

Cabe preguntarse si existen suficientes relatos que cuenten cómo es la maternidad. No aquella dulcificada que nos muestran los medios de comunicación, sino la que suele incluir claroscuros y ambivalencias. El relato de la maternidad en los libros sirve, entre otras cosas, para poder reconocerse, mirarse en un espejo, sentirse apoyada. No es que existan pocos relatos sobre la maternidad contada por las mujeres en los libros, sino que la mayoría de esos relatos acaban descatalogados, borrados, silenciados. Los títulos que os proponemos aquí son tan solo una pequeña, pequeñísima muestra de todo lo que ya se ha escrito con el deseo de desmontar el mito de que la maternidad no es el centro de ninguna gran historia.

1. 'Nueve lunas', de Gabriela Wiener (Literatura Random House, 2009)

Gabriela Wiener es inmigrante, escritora, reportera, madre, y escribe desde ese lugar caleidoscópico con una voz intimista y transgresora. Wiener explora su propia maternidad con una honestidad abrumadora y poco común en los relatos sobre maternidades. Algunas de las experiencias que se describen son la invalidez, el dolor, las inseguridades amplificadas de una embarazada extranjera y la medicalización del embarazo. Cuando le preguntan a Gabriela Wiener cómo surgió la idea del libro, ella cuenta que detrás hay una motivación de lo más pragmática: “Esa precariedad y la situación de debilidad física en la que me encontré durante los primeros meses me desanimó de realizar alguna de esas investigaciones típicas del periodismo narrativo, que implican viajes, inversión, múltiples entrevistas, desplazamientos. Pensé que mi realidad era bastante contundente como para ir buscando otras”.

2. 'Lo que me queda por vivir', de Elvira Lindo (Seix Barral, 2010)

Cuando se publicó hace ya algunos años, este libro pasó desapercibido como un relato sobre la maternidad. En las fronteras de la autoficción, Lo que me queda por vivir, situada en los años ochenta, es la historia de una madre joven que camina y crece de la mano de su propio hijo. Especialmente memorables son las páginas del capítulo El huevo Kinder donde ambos recorren la Gran Vía madrileña de noche y entran en un cine. Ese relato fue el origen de esta historia que Lindo tardó muchos años en escribir: “Sabía que esas líneas constituían el germen de algo, pero zascandileé mucho antes de ponerme a escribirlo y ponía muchas excusas porque no encontraba la manera de hacerlo sin miedo”. La voz de esta novela es, sin duda, la voz más auténtica de Lindo, un relato verdadero de lo que podría ser criar a un hijo sola equivocándose, aprendiendo y, sobre todo, amando la vida.

3. '¿Dónde está mi tribu? Maternidad y crianza en una sociedad individualista', de Carolina del Olmo (Clave Intelectual, 2013)

Durante el embarazo y los primeros meses de vida de su hijo Guillermo, Carolina del Olmo fue leyendo todos los libros que caían en sus manos a través de aquellas mujeres de su entorno que habían sido madre antes que ella: Qué esperar cuando estás esperando de Heidi Murkoff, Duérmete, niño de Eduard Estivill, Bésame mucho de Carlos González, entre muchos más. Ante la desesperación y frustración por ser incapaz de seguir las recomendaciones de Estivill —dejar al niño llorar en una habitación a oscuras sin contacto físico— y los mil y un consejos de las madres de los foros de Internet, Del Olmo decidió crear su propio manual. ¿Dónde está mi tribu? es un libro que cuestiona el imperio de los expertos y los mitos sobre la crianza en nuestra época, además de situar los cuidados en el centro de la vida: “La situación de las personas cuidadas y de las que cuidan constituye hoy un grave problema, pero también puede ser una parte esencial de la solución a los dilemas que afronta nuestro sistema económico y político”.

4. 'La piedra de moler', de Margaret Drabble (Alba, 2013)

¿Quién dicta cómo debe ser una madre? ¿En qué libro sagrado está escrito que una mujer de apenas veinte años, doctoranda en la “cadencia del soneto isabelino” y soltera no pueda criar sola a su hija? Algo así debió de pasársele por la cabeza a la protagonista de esta novela de la autora inglesa Margaret Drabble cuando, empujada por una mezcla peculiar de confianza en sí misma y de cobardía, decide “llevar sola, lo mejor que pueda” su maternidad. Publicada en Londres por primera vez en 1965, La piedra de moler es una novela brillante sobre una muchacha burguesa que se queda embarazada del hombre con el que tiene relaciones sexuales por primera vez. Un relato feminista y empoderador de una mujer que, en contra las opiniones de su entorno y de la sociedad, desea ser madre y serlo completamente sola: “No sabía que los patrones de conducta se fijan antes de que uno se haya dado cuenta y que lo que creemos que hacemos se convierte en la rígida cárcel que nos hace”.

5. 'El devorador de calabazas', de Penelope Mortimer (Impedimenta, 2014)

El humor irónico y la mordacidad de los diálogos le sirven maravillosamente bien a Penelope Mortimer para contarnos la historia de la señora Armitage, casada hasta cuatro veces y madre de un buen número de hijos. Jack, su marido, el guionista de éxito, no quiere tener más hijos y la obliga a ir a un psicoanalista para que la haga cambiar de opinión. El devorador de calabazas es un doloroso y fiel relato sobre la maternidad, el matrimonio, la infelicidad y la necesidad de conocerse a una misma: “No sé quién soy, no sé cómo soy, ¿cómo puedo saber lo que quiero? Solo sé que sea buena o mala, sea o no una bruja, sea fuerte o débil, despreciable o una maldita mártir… Sea gorda o flaca, baja u alta, porque no lo sé… quiero ser feliz. Quiero encontrar el modo de ser feliz, sea cual sea. ¿Ves? Todo lo que digo suena absurdo. Es como si hablase un niño. Ni siquiera creo en mí misma”.

6. 'Maternidades subversivas', de María Llopis (Txalaparta, 2015)

No es extraño que de la maternidad de una escritora nazca la necesidad de contar su propio relato. Algo así sintió María Llopis cuando fue madre y decidió poner por escrito no solo su maternidad, sino la historia de aquellas experiencias subversivas —esto es: capaz de alterar el orden del relato establecido sobre la maternidad. Llopis vio que existen tantas normas y reglas sobre lo que deben sentir nuestros cuerpos, que ya no sentimos ni gozamos de la maternidad. En 'Maternidades Subversivas', libro nacido de un “crowdfounding”, la autora reúne dieciocho entrevistas sobre maternidades, violencia obstetricia, crianza “queer”, ecofeminismo y algún que otro tema tabú como las “lactivistas”, mujeres que han tenido pactos orgásmicos. “Todas las maternidades son subversivas, pero cada una a su manera ya que ninguna se ajusta a la maternidad de manual que nos intentan vender. Todas son distintas, y en eso radica la subversión, en que cada persona debe vivir la maternidad como desee y sienta que debe hacerlo”.

7. '(h)amor de madre', de VV. AA (Continta me tienes, 2016)

No hay que subestimar este pequeño volumen que esconde en su interior el poder de nueve visiones distintas sobre la maternidad: Beatriz Gimeno, María Fernanda Ampuero, Nacho M. Segarra, Marga Castaño y Esther de la Rosa, Jenn Díaz, Marta Beltrán y Susana Blas, Sergio del Molino, Juan Lara y María Folguera. Lo político sirve para articular todas las colaboraciones que albergan temáticas tan dispares como el deseo de ser madre y la imposibilidad de serlo, la madre sin hijo, la culpa o la experiencia de tres padres que han asumido el cuidado y crianza. Cabe destacar, entre otros, el relato de María Folguera, 'Mamá quiere ser artista': “Un hijo es una pregunta que se le hace al destino, dice Strindberg en El Pelícano; una cita que apunté hace años en un cuaderno. Pero no hay respuesta posible, o por lo menos, no la oiremos; Tú pregunta, dice el destino socarrón, que el cansancio de cuidar al niño hora tras hora te impedirá percibir la respuesta; cuando el oráculo se pronuncie, tú estarás entregada a los juguetes que pitan y los libros de cartón”.

8. 'Maternidad y creación', de VV.AA (Alba, 2007)

La fotógrafa Moyra Davey llegó a la maternidad sin haber leído ni un solo relato de ficción o no ficción sobre aquel acto tan universal. Davey tuvo a su primer hijo a los 38 años. Su bebé sufría cólicos y ella no podía dormía por las noches. Davey se vio tan desesperada y aislada del mundo que sintió que la única manera de romper su soledad era leer. Así fue cómo llegó a recopilar el volumen de lecturas esenciales que incluye el relato de Adrienne Rich entre otras muchas maternidades posibles como las de las escritoras Doris Lessing, Margaret Atwood, Annie Ernaux, Elisabeth Smart, Toni Morrison o Ursula K. Le Guin. Davey acumuló libros estratégicamente para leer mientras daba de mamar, libros de bolsillo que cogía con una mano y páginas fotocopiadas que le enviaba alguna amiga comprensiva. Y esos libros y fotocopias fueron su tabla de salvamento.

9. 'Quién quiere ser madre', de Silvia Nanclares (Alfaguara, 2017)

Esta hermosa y honesta novela de Silvia Nanclares no tiene que ver solo con el deseo de ser madre, sino con el poder de contar el propio relato; el poder de la escritura para romper silencios. La protagonista es una mujer de cuarenta años que alberga un profundo deseo de ser madre, un deseo arraigado en ella desde la infancia y que, por unas cosas o por otras —el trabajo, la precariedad, el feroz capitalismo, la ausencia de un compañero con el que hacerse la pregunta— lo ha dejado pasar hasta que debe recurrir a la reproducción asistida. Todo ello sucede poco después de la enfermedad y muerte del padre. Hay lugar en estas páginas para la ternura, el dolor, la espontaneidad y el humor. Un relato íntimo y político que necesitaba ser escrito: “Estoy dentro de una historia hecha de historias y necesito referentes. Mi futurible embarazo, mi acuciante Kinderwunsch —solo la lengua alemana podía tener la palabra perfecta: Kinderwunsch, deseo de tener hijos, búsqueda de bebé—, mi posible parto, se inserta indefectiblemente en ese hilo previo de las historias de fertilidad y descendencia que me rodean. Quiero creer ahora en este rosario de posibilidades, más que en la ciencia y en la tecnología reproductiva. Más que en el fatalismo edadista del ginecólogo que me mira de soslayo por encima de la receta. Ahora. Rezo. Y lo hago de la única manera que sé: escribiendo”.

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