Urkullu sólo bebe agua
En la tierra de las comilonas en las que la bebida es imprescindible y el colesterol sólo un daño colateral, el lehendakari presume de un ascetismo monacal. No se espera que un jefe de Gobierno llegue a casa dando tumbos, pero sólo en un universo paralelo nos podemos imaginar a Iñigo Urkullu entregado a una vida de excesos. El candidato del PNV a la reelección se mete a la cama a las 11 de la noche y a las seis de la mañana ya está paseando al perro. En un perfil publicado el lunes en El Correo, aparece un dato estremecedor para cualquiera que conozca cómo son las fiestas en Euskadi: Urkullu “sólo bebe agua” y hasta tiene marcas favoritas, sí, de agua, pero también le vale del grifo.
En política, el PNV también ha reducido el consumo de bebidas estimulantes a lo imprescindible. Nada de excesos ni alardes radicales. El tiempo del Plan Ibarretxe ya pasó y –tras el paréntesis de Patxi López en Ajuria Enea– con Urkullu tocaba volver a ocupar el centro del tablero. Es decir, todos los partidos se resignan al predominio del PNV y lo atacan o se ofrecen a negociar con él. Estas dos últimas opciones no son excluyentes.
Los nueve meses de la España sin Gobierno han venido genial a los nacionalistas para contraponer la confusión que se produce al sur con la plácida existencia vasca. “Yo quiero huir de ese desaguisado en el que está España. Quiero huir de la inestabilidad política”, ha dicho Urkullu. En una entrevista en Radio Euskadi, se refería a los problemas que viven países como Francia, Alemania o el Reino Unido –con el Brexit– y la conclusión que se desprendía de sus palabras parecía clara: como en casa, en ningún sitio.
El apoyo del PP no interesa
Por la misma razón, el PNV descarta sin más las especulaciones que surgen de Madrid sobre la posibilidad de que reciba en Vitoria el apoyo del PP, que a su vez pediría que los cinco diputados nacionalistas correspondan con el sí a Rajoy. En este caso, ni los números dan –porque es muy difícil que la suma PNV-PP dé mayoría absoluta en la Cámara Vasca– ni el partido de Urkullu muestra el menor interés.
A fin de cuentas, el sistema de investidura en el Parlamento vasco obliga a presentar una alternativa para impedir la elección del candidato más votado. No hay posibilidad de eternizar el bloqueo.
En ese plan de 'yo no me rebajo a esas cosas', Urkullu ha dicho que el PNV no participará “en el mercadeo de votos en el Congreso”. Pero si algo sabe el PNV es de mercadear desde una posición de ventaja.
Sus dirigentes siempre han elegido el puesto del mercado con mejor oferta y han sabido elegir el precio que más les conviene. Pactaron con el PP de Aznar y el PSOE de Zapatero. En Vitoria, con todos los demás grupos han coincidido en votaciones, al menos todos los que quisieron. Y a los nuevos tampoco los descartan a priori. “La posibilidad de incluir a Podemos en alianzas está ahí y no se puede excluir”, afirma Josu Erkoreka, cabeza de lista por Bizkaia y portavoz del Gobierno de Urkullu. Mientras otros no hacen más que presentar vetos, para el PNV todos los demás son aliados potenciales. Como primer partido, están acostumbrados a poner el campo, las normas y el balón. A cambio, no se oponen a que otros jueguen en su equipo.
Alfonso Alonso, que no levantaba mucho la voz cuando era portavoz parlamentario del PP y ministro de Sanidad, ha asumido enfurecido la candidatura de su partido en Euskadi. Una de sus dianas reiteradas es el PNV y un supuesto pacto del PNV con EH Bildu y Podemos, una idea apoyada por Arnaldo Otegi.
Ni sueños ni pesadillas
Si alguien cree que puede haber una entente fácil en ese trío, conoce poco al PNV. Puede ocurrir que las tres principales fuerzas en el Parlamento de Vitoria estén a favor del derecho a decidir, aunque esa expresión significará cosas diferentes para cada partido. Y Erkoreka tiene claro lo que no están dispuestos a hacer: “Si el planteamiento que encierra (la propuesta de Otegi) es el de abrir un frente que vaya a dar lugar un escenario en el que vayamos a construir el futuro unos contra otros, de manera que los sueños de unos sean las pesadillas de los otros, el PNV no está en absoluto por una estrategia de este tipo”, dijo el peneuvista al Diario de Noticias.
En la legislatura anterior, el PNV promovió una ponencia sobre autogobierno que llenó muchas páginas y que no condujo a ningún acuerdo que pueda trasladarse al futuro. En Euskadi se habla mucho de comida y autogobierno, así que habrá más de eso en la nueva legislatura. Las posibilidades de un acuerdo entre cinco partidos tan diferentes son, en todo caso, muy escasas. El PNV lo sabe. Mantiene el tema vivo, pero no quiere que ponga en peligro su permanencia en el poder y su política de pactos. Urkullu no va a dejar que el agua se le suba a la cabeza.