Lorenzo Vidal de la Peña: “No puedes ser independiente si no te autofinancias”
Lorenzo Vidal de la Peña es un hombre tranquilo. El pasado mes de enero asumió la responsabilidad de dirigir la patronal cántabra -al borde de la desaparición tras años de luchas internas y con la sombra de la corrupción planeando sobre sus máximos responsables- pero no parece superado por el encargo. El presidente de los empresarios tiene un plan con el que espera recuperar el prestigio de una organización sacudida por la crisis y la mala gestión de sus predecesores. Amable, pausado, ambicioso, autocrítico y dialogante, subraya siempre una palabra en sus respuestas: normalidad.
CEOE-Cepyme Cantabria quiere volver a ser un grupo de presión y superar la dependencia del poder político que ha lastrado su pasado. Para ello, según su cabeza visible, es imprescindible alcanzar un equilibrio presupuestario que, a día de hoy, no existe. “Hemos vivido de las subvenciones”, reconoce durante la entrevista con eldiario.es Cantabria. Quiere demostrar que las cosas nunca volverán a ser igual y que los empresarios cántabros han aprendido la lección.
¿Le ha dado tiempo a saber dónde se ha metido a estas alturas?
[Se lo piensa]. Te voy a ser sincero, porque no sé hablar de otra manera. La verdad es que no. Hay una parte que puedes poner encima de la mesa, pero hay otra que no sabes si está al descubierto. Necesitas un tiempo para descubrir si hay más sorpresas. Eso es así, más en un lugar donde las cosas no estaban siendo claras. Por eso tengo que contestar que no. Todavía no, pero lo haré. El principal problema cuando llegas es que las cuentas no son las que te gustarían. Así que lo primero que miras son los números. Si te vas a la cuenta del banco, no hay dinero. Si te vas a cualquier otro sitio, no hay dinero. ¿Dónde está? Y cuando te dispones a ver las cuentas y no las hay, porque no hay cuentas, todavía peor. El día que entro, que se me proclama presidente y me pongo a trabajar, me doy cuenta de que no puedo hacer un análisis porque carecemos de herramientas de gestión. Denota que no ha existido una gestión. Cuando alguien lo ha hecho mal o se ha equivocado, te gustará más o menos, pero si no hay nada es peor. No se ha controlado, no se ha dirigido, no existen los medios adecuados para manejar económica y financieramente la organización. En una primera instancia, hay que salir corriendo a armarlo. Y es lo que hacemos: encargo una auditoría, establecemos las medidas de control necesarias, y vamos poniendo las cuentas en su sitio. Cuando lo hacemos todo y observamos que se ha vivido durante años con unas pérdidas importantes, que han consumido todas las reservas, de manera urgente diseñamos un plan de viabilidad.
Parece lo lógico...
Es que no hay otra. En la situación en la que estaba CEOE, era para cerrar en un máximo de 30 días. No hay ni para pagar una nómina, ni una previsión para hacerlo. No hay nada a la vista. Ni un control ni una gestión. Ahora, el objetivo es llegar a un equilibrio de beneficios y gastos para que las cuentas salgan a cero. Es lo mínimo. Nos encontramos con un montón de gastos corrientes innecesarios, que no nos podemos permitir, con los que corto inmediatamente. También hay varias instalaciones y traslado toda la organización a una sola y planifico el uso del resto para ahorrar. En cuanto al personal, es evidente que la estructura es demasiado grande para la actividad que se desarrolla. Desgraciadamente, reducimos la plantilla en nueve personas y no renovamos el contrato de alguna más, y se aplica un ERE temporal para el resto, además de una reducción salarial para algunos casos concretos. Son cerca de 800.000 euros de ahorro al año que me pueden permitir alcanzar el equilibrio. Una vez ajustado el presupuesto, ahora estoy organizando la confederación para que podamos, en tres años, no depender del exterior. Que seamos independientes, por lo menos, en un 70 por ciento. Esto nos permitirá ganar la independencia y la autonomía que esta organización tiene que tener.
Dice que la supervivencia de la CEOE estaba seriamente comprometida por la ausencia de gestión de la anterior responsable. ¿Cómo ha sido el traspaso de poderes con la expresidenta Gema Díaz Real?
Digamos que no he tenido ningún obstáculo, vamos a dejarlo ahí... [Sonríe]. De mi boca no ha salido crítica alguna para la responsable anterior. Yo puedo decir, y así lo digo, que no ha habido ninguna gestión porque es lo que he encontrado, pero no voy a entrar en otro discurso. Yo soy de trazar una línea y empezar de cero.
Pero no se pueden olvidar los años turbulentos que ha vivido CEOE-Cepyme Cantabria, con episodios muy recientes.
No, no, no. Eso es público y notorio. Ahora queremos estar en las páginas de economía, que es donde nos corresponde, y no en sucesos o en tribunales. Estoy intentando atajar situaciones que nos quedan por resolver, como la instalación de Campogiro. He solicitado un informe a un arquitecto, me he reunido con el alcalde y el concejal de Obras de Santander, y hemos acordado establecer una vía de solución. Y después ha sobrevenido la sentencia, pero hay una hoja de ruta.
¿Y cuál es?
Es sencilla. Hay obras que no pueden ser legalizables y otras que sí. Bueno, pues vamos a determinarlo. Lo que no lo sea, determinaremos su derribo o lo que haga falta de común acuerdo con los técnicos del Ayuntamiento.
¿Hay colaboración por parte de las instituciones?
Sí, sí, absoluta. Y debo agradecérselo. Cuando me he reunido con ellos la primera vez, venían con la cuenta de lo que ha sido la tónica hasta ahora, que ha sido dar largas por parte de CEOE a todos los conflictos, y a este en concreto. Dar largas, presentar recursos, alargarlo en el tiempo... Yo soy de resolver, atajar, cortar, acabar y seguir con otra cosa. No quiero lastres de ningún tipo. Lo mismo me ha pasado con la propiedad, porque es un local arrendado. La sorpresa me la he llevado cuando me han dicho que era la primera vez que se reunían con ellos. No habían visto nunca a la anterior presidenta. Difícil solución tienen así los problemas. Yo no pretendo hacer nada que no sea normal. [Ríe].
Precisamente sorprende porque no ha sido la actitud habitual de la CEOE.
Pues ya va siendo hora de que se hagan las cosas bien, de forma lógica y normal. Y que los asociados lo sepan, con total transparencia para que conozcan cómo está la situación.
Insiste en que la patronal tiene que ser un grupo de presión y que se ha alejado de ese camino porque sus predecesores han estado preocupados en sus guerras internas e intereses personales. ¿De ahí puede venir esa falta de gestión de la que hablaba?
En los últimos años, CEOE ha sido más una empresa de eventos. Yo creo que ese no es el fin. CEOE debe ser un grupo de presión del empresariado de Cantabria y debe ocupar su espacio. Y con un objetivo común, para obtener beneficios para nuestros negocios que reporten en un crecimiento económico y en un enriquecimiento para la región a través de la creación de empleo. Si hay peleas o diferencias por el poder, hay un desgaste y una desviación de lo que debe ser el objetivo de la asociación. Eso, además, conlleva una mala imagen, una mala percepción hacia afuera y de los propios asociados y enturbia lo que debe de ser. Yo no estoy aquí para eso.
¿Sigue el goteo de las asociaciones que piden el reingreso?
La verdad es que sí. Seguimos recibiendo solicitudes de ingreso de diferentes asociaciones que ya estuvieron y se fueron, precisamente por diferencias, y de otras que quieren estar y no habían estado nunca. Yo estoy encantado de que acudan, porque es el objetivo de esta confederación, representar a todos. Todas esas historias raras u oscuras debemos dejarlas de lado.
¿Se puede pasar página sin acabar de cicatrizar las heridas?
Sí, sí, por supuesto. Aquí hay mucho que hacer y hay que hacerlo ya. Todo ha cambiado. No podemos seguir igual. Hay que espabilar. Se puede y se debe pasar página. Es obligatorio, siempre teniendo presente que todo lo que queremos es no sentirnos avergonzados, como me han dicho algunos empresarios. A mí eso me ha calado muy dentro.
¿No cree que hay un riesgo de que parezca que están metiendo los problemas debajo de la alfombra otra vez?
No, en absoluto. Aquí está todo al aire. ¿Qué problemas se meten debajo de la alfombra? Está volviendo gente que salió con discusiones muy fuertes y está todo a la vista. Yo creo que, por fin, la gente está empezando a colaborar de verdad. Y eso requiere un esfuerzo muy grande de todos. Todo el mundo tiene que bajar un peldaño, todo el mundo tiene que ser generoso y agachar las orejas. Vamos a probar.
Pero reconoce que todavía no está seguro de si puede encontrarse alguna sorpresa...
Claro, porque llevamos dos meses. Yo tengo la intención de ponerlo todo encima de la mesa para poder limpiar, poder hacer y poder construir. Y aún no confío plenamente de que lo tenga todo a la vista. Pero estoy en camino, te soy sincero.
¿Con qué balance se sentiría satisfecho al final de su mandato?
Soy muy ambicioso, pero ambiciono cosas normales. Insisto mucho en la normalidad. Ambiciono que ésta sea una organización en la que mi empresa esté orgullosa de pertenecer, básicamente, no tiene más misterio. Si consideramos que la organización es respetable, es digna, nos traslada esa respetabilidad como empresarios y hace por nosotros, qué mejor que eso. Si yo quiero seguir siendo empresario, no me he metido aquí para triunfar en nada.
En los peores momentos, ha permanecido en la organización. ¿Mejor cambiarlo desde dentro?
Claro, esa ha sido siempre mi pelea. La gente me decía que era una utopía. Pues mira, ahí está. Mi empresa ha permanecido en CEOE porque entiendo que es donde todas las empresas de Cantabria tienen que estar.
Pone mucho énfasis en el diálogo con los asociados o con las instituciones públicas. ¿Y cómo va con los sindicatos?
Ellos están necesitados de que haya una CEOE fuerte y que dialogue. Igual que estamos necesitados ambos de que haya un Gobierno que se siente con nosotros. El interés es de todos. Cada uno en su sitio, eso también es importante. Aquí debo hacer autocrítica, porque como la patronal no ha ocupado su espacio, ha estado un poco desaparecida, otros lo han ocupado. Y en este caso ha sido la parte política, el Gobierno, el que ha ocupado el espacio de la CEOE. Es evidente, no es algo que yo me imagine. Lógicamente, tenemos que ir recuperando ese sitio para que funcionen los tres vértices del triángulo. Las elecciones están a la vista y todo tiene sus momentos, pero sindicatos y CEOE estamos hablando y nos estamos viendo. Que vamos a discutir, que no vamos a estar de acuerdo muchas veces, pero será hablando. Esto es una relación de iguales.
¿Dice que ha habido excesiva dependencia del poder político?
No, lo que he querido decir es que ha habido excesiva dependencia de las subvenciones. [Se ríe]. Es parecido pero dicho más claro.
La dependencia económica les hace dependientes del poder político.
Claro, indudablemente. No puedes ser independiente mientras no te autofinancias. Es la primera línea de acción Si llego aquí y me encuentro con que mi capacidad de autofinanciación es de entre un 15 y un 20 por ciento, coño... ¡Estoy dependiendo un 80 por ciento! Es que no puedo decir ni que llueve, por si acaso... El problema que tengo es enorme, porque yo no me callo y tengo esta dependencia, así que tengo que llegar a una entente. [Se ríe]. O consigo la financiación lo más rápido posible o seguiré diciendo lo que pienso. [Vuelve a reír]. ¿Para qué estamos aquí, para decir que sí con la cabeza como los perritos que se ponían en la bandeja de los coches?
¿La cercanía de las elecciones puede complicar un poco más las cosas?
La concertación social sí, pero eso no quita para que sindicatos y patronal sigamos hablando. De hecho, lo estamos haciendo. Poco a poco.
¿Y un Parlamento más fragmentado?
Hay gente que piensa que con una mayoría absoluta todo funciona mejor. Yo pienso al revés, que cuanto más variedad haya, mejor va a funcionar. Claro, va a depender más de la actitud y la colaboración de todos, no cabe duda, porque tendrán que escuchar a quien no les gusta decir lo que no quieren oír. Pero eso nos pasa a todos...
¿Y eso lo pueden hacer los mismos actores o es necesario un cambio de caras?
[Ríe a carcajadas]. Uf... Ojalá. Después de haber tenido mayoría absoluta es difícil compartir con otros cuatro o cinco. Pero es lo que toca.
¿Cómo valora la gestión del Ejecutivo de Ignacio Diego?
[Se lo piensa]. Yo, como empresario del sector del automóvil, tengo que decir que he encontrado las puertas abiertas. Hemos podido trabajar con este Gobierno y hemos realizado incluso acciones pioneras. Creamos el Plan Renueva, que luego sirvió de base a nivel nacional. No tengo queja alguna, la verdad.
¿Y más allá de su actividad profesional?
Te diría que como responsable de la confederación soy muy autocrítico, porque hemos estado desaparecidos. No hemos ocupado el espacio que hubiéramos tenido que tener para participar, para opinar, para proyectar... Al no estar nosotros, otro, como el poder político, es el que ha ocupado nuestro espacio. Sin contar con los empresarios, se ha decidido, se ha diseñado planes... Solo nos han informado. Además, el CES desapareció por decreto y a mí me parece que es una equivocación. Y que no exista la concertación social es otro error. Esas decisiones han provocado unas consecuencias, como que esté yo aquí o que en las próximas elecciones se reparta todo más. Hay un desencanto y un deseo mayor de participación porque muchos pensamos que las cosas se deben hacer de otra forma y se nos debe tener en cuenta.
¿Cantabria tiene una hoja de ruta para afrontar el futuro?
Esto te lo digo claramente: no hay ninguna hoja de ruta. Ninguna. Ese es uno de mis objetivos. No tengo una varita mágica, pero es necesario tener una foto clara de dónde estamos, porque eso también nos falta. No es que no tengamos la hoja de ruta, es que no hay ni papel ni sabemos escribir. Debemos descubrir en qué somos buenos y en qué no. Con eso, nos podemos plantear a dónde queremos ir. Vamos a diferenciarnos. Falta una foto de qué somos y de dónde estamos para decidir y trabajar. Y que sea en un tiempo que nos supere a nosotros, no puede ser nunca una legislatura, vamos. Ni tiene que ser el plan de una persona, de una organización o de un Gobierno: tiene que ser el plan de todos. Lo interesante es que todos esos que se han ido por necesidad o por disgusto sepan que Cantabria tiene un proyecto al que pueden volver y aportar su conocimiento. Esa es una de las partes que a mí me gustaría impulsar.
¿Y cuál debería ser el objetivo?
Sería muy atrevido decirlo, pero hay algunos datos incontestables: tenemos una industria muy fuerte. Y una industria muy específica de componentes de automóviles que supone cerca del 26% del Producto Interior Bruto de esta región. Eso es para potenciarlo y mucho. Ahí podemos ser grandes, aunque igual nos faltan infraestructuras, por ejemplo. Que lo de la playa está muy bien, pero hay que tener claras todas las piezas del puzzle para invertir y desarrollar aquello que nos puede generar riqueza. Un plan para Cantabria es básico, y no lo hay. Y lo peor es que cada uno tiene el suyo, encima. Ahora que los recursos son más escasos es aún más necesario.