Cayo Lara: “El PP ha funcionado como una banda organizada para delinquir”
Cayo Lara (Argamasilla del Alba, 1952) está viviendo una campaña atípica. Es el coordinador federal de Izquierda Unida pero no su candidato, después de que el proceso de renovación interno que afrontó la coalición situara a Alberto Garzón como cabeza visible de Unidad Popular, la lista con la que concurren a las elecciones generales el 20D. En su última cita con las urnas, IU superó ampliamente el millón y medio de votos y sumó 11 diputados, pero ese registro no le ha servido para ofrecerse como alternativa ante la caída del bipartidismo. Lara lamenta el 'destierro' que están sufriendo, que les ha privado de la posibilidad de explicar sus propuestas ante una audiencia millonaria, y subraya las concesiones que han hecho las formaciones emergentes para ser aceptadas por el poder económico de nuestro país.
¿Qué balance hace de esta legislatura?
El balance es profundamente negativo. Rajoy se encontró una herencia muy complicada del último Gobierno de Zapatero, que claudicó ante las políticas neoliberales, aceptó los recortes, modificó la Constitución, dejó un déficit muy alto y un nivel de paro tremendo. No fue un error, fueron decisiones políticas. La burbuja que hinchó Aznar no la pinchó Zapatero, que nos condujo al primer desastre. Luego vino Rajoy y, sencillamente, lo que hizo fue faltar a la palabra que había dado a los ciudadanos. Ahora hay en España 100.000 personas más sin empleo que cuando llegó al Gobierno. Faltó a la palabra en todo: dijo que no iba a crear un banco malo y lo creó; dijo que no iba a hacer amnistías fiscales a los ricos y las hizo; dijo que no iba a subir el IVA y lo subió; dijo que no iba a salvar a la banca y el primer decreto que hizo fue para poner 100.000 euros de avales a los bancos.
Rajoy ha violado todas las promesas electorales que hizo en campaña. El resultado es que tenemos una España con más paro, con contratos más precarios, han establecido la figura del trabajador pobre con trabajo, tenemos una deuda que se ha incrementado de forma escandalosa, un país donde se siguen produciendo desahucios, un déficit en la Seguridad Social muy grave, que no garantiza el futuro de las pensiones. Además, en el Parlamento han aplicado el rodillo con una dureza impresionante. El PP ha puesto el Boletín Oficial del Estado al servicio de la CEOE, las oligarquías, los especuladores financieros, al servicio de la banca y los fondos buitre. El balance de la gestión de Rajoy no puede ser más negativo. Ha gobernado para los de su clase. Por si fuera poco, el PP ha funcionado como una banda organizada para delinquir, para trincar.
Acabamos de conocer un nuevo escándalo vinculado al PP, con un diputado y un embajador involucrados en el cobro de comisiones. ¿Les pasará factura?
Es una auténtica vergüenza, es indigno. Hay razones más que suficientes para desalojar al PP del Gobierno y de las instituciones.
¿Y cómo explica que con ese balance Mariano Rajoy siga siendo el favorito en las encuestas?
El Partido Popular tiene una base importante de simpatizantes, con una militancia muy numerosa. Vienen de una mayoría absoluta muy amplia y va a sufrir un gran desgaste. No está completamente hundido, pero creo que se merece una vuelta de espalda de mucha gente, incluso de aquellos que se consideran conservadores. Las urnas hablarán el día 20.
Izquierda Unida sigue siendo la tercera fuerza política del país y ha estado por encima del millón de votos en las últimas citas electorales. ¿Qué ha fallado para que su coalición no logre trasladar un discurso que le presente como alternativa?
Más allá de los errores propios que hayamos cometido, creo que el poder ha apostado por un nuevo bipartidismo formado por cuatro partidos. Y estoy hablando del poder con mayúsculas. Estamos viendo movimientos electorales en las encuestas que son inconcebibles. ¿Cómo pueden cambiar tanto las expectativas de voto? Algo está pasando. Algunos se están alimentando especialmente del poder mediático, que no quiere tener una izquierda fuerte en el Parlamento. La banca no quiere tener una izquierda fuerte y organizada, porque sabe que nosotros vamos a impulsar una banca pública. El poder económico no quiere tener competencia, quiere tener las manos libres para seguir practicando la usura y seguir enriqueciéndose con la especulación.
Ese poder económico tiene mucha influencia en los medios de comunicación y ha decidido que la izquierda no puede salir fuerte de las urnas, porque saben que nosotros hacemos lo que decimos. Han apostado por unos nuevos partidos políticos emergentes que han dicho al sistema que no se va a mover nada. Hay partidos que no van a cuestionar a la monarquía, que no se definen como republicanos. Hay partidos que dicen que no son ni de izquierdas ni de derechas, el colmo del absurdo. Hay partidos que van a mantener la banca tal y como está. Hay partidos que se van a mantener dentro de la OTAN y se han comprometido incluso con una foto con el embajador de Estados Unidos. Son partidos del sistema, que se podrán vestir de lo que quieran, pero que no cuestionan a fondo los grandes postulados del sistema.
¿No hay espacio para la autocrítica?
Es que se quiere hacer una especie de 'gatopardismo', que cambie todo para que no cambie nada. Nosotros vamos a seguir trabajando por la izquierda. A la izquierda no la destruyó Franco y no la va a destruir el poder económico actual. Vamos a intentar tener un grupo potente en el Parlamento, para que la voz de la izquierda siga estando representada. Hemos trabajado mucho por ello. Los paquetes de leyes y las iniciativas legislativas que hemos presentado en los últimos años están ahí, esa es la voz de la calle, la voz que estaba en la movilización, en la protesta. Pretendemos plantar cara a ese poder que es culpable de lo que están sufriendo millones de familias en nuestro país. Necesitamos un nuevo país y en eso estamos.
¿Hay posibilidades de dar la sorpresa o el primer objetivo es salvar los muebles?
No, no. No hay resignación de ningún tipo: las urnas están abiertas y queremos conseguir el mayor número posible de escaños para ser decisivos. Si la izquierda que representa la candidatura de Unidad Popular es decisiva en la legislatura que viene, no queda ninguna duda de que va a cambiar la vida de la gente para bien. Hay fuerzas emergentes que han condicionado gobiernos en las comunidades autónomas. Está gobernando el PSOE con el apoyo de determinadas fuerzas, que eran muy críticas con Izquierda Unida cuando forjamos algún acuerdo de Gobierno con los socialistas.
¿Por qué no menciona nunca a Podemos cuando se refiere a ellos?
Hablo en términos generales. Ahí está Ciudadanos, que también está siendo promocionado por el poder para canalizar el descontento de la gente hacia una fuerza que es hija del IBEX 35. Los que han facilitado ese debate a cuatro sabrán por qué han querido excluir a la tercera fuerza política de este país. Somos la tercera fuerza votada en urna en el Parlamento Europeo, por encima de Ciudadanos y de Podemos. Yo sigo siendo a día de hoy el presidente del grupo parlamentario que representa a la tercera fuerza política en España. Somos la tercera fuerza en los ayuntamientos y en las diputaciones. Solamente nos han superado en las comunidades autónomas. ¿Por qué se nos excluye? En el por qué está la respuesta de lo que está pasando. Esto no tiene precedentes desde el punto de vista democrático.
En Izquierda Unida impulsaron un proceso de convergencia que ha quedado descafeinado. ¿Qué falló?
Nuestra apuesta fue sincera. La gente por la calle nos dice que la izquierda debe estar unida para combatir a la derecha. Y nosotros lo hemos intentado.
¿No hubo voluntad por parte de Podemos?
Si un actor no quiere, es imposible. Te puedo asegurar que hemos llegado a niveles que rozan la humillación por todo lo que hemos tenido que escuchar y lo hemos soportado con el fin último de conseguir la unidad popular. Sencillamente, lo han despreciado. Y los que han despreciado esta posibilidad tendrán que dar cuentas si no conseguimos un cambio importante. Lejos de lo que se dice, nosotros veníamos practicando esa confluencia. La candidatura europea incluía a doce formaciones políticas. Lo hemos hecho siempre respetando la identidad y la trayectoria de todos. La unidad se forja en función a un programa concreto.
Yo creo que los que no han querido la unidad popular se han equivocado y pienso que lo han hecho conscientemente, porque sabían que había que hacer concesiones que el poder no toleraría. Nosotros somos republicanos, por ejemplo. Algunos creen que eso no hay que sacarlo a la luz. Nosotros no nos escondemos. Defendemos los intereses de la clase trabajadora, defendemos nuestra memoria histórica, estamos en contra de la OTAN. Algunas fuerzas políticas están haciendo demasiadas concesiones y eso tiene mucho que ver con que la unidad popular no haya salido adelante.
Dice que en las conversaciones que se mantuvieron para lograr un acuerdo amplio con otras fuerzas políticas hubo momentos que rozaron la humillación para Izquierda Unida. ¿Cómo ha vivido a nivel personal ese proceso?
Yo no he entendido nunca que pretendan humillar a una organización que ha hecho tanto y ha luchado tantísimo por los derechos sociales de los ciudadanos. Hay personas que tienen más dignidad en la suela de un zapato de la que tienen algunos que han hecho declaraciones vergonzosas para humillar a esa gente. Hemos sido prudentes y no hemos entrado al trapo para conseguir esa unidad popular. Creo que hemos sobrepasado los límites, incluso. Hemos aguantado y nos hemos mordido la lengua para conseguir que la unidad popular se produzca. La gente que está en el paro y la gente que lo está pasando mal no se merece ese desprecio. Necesitan un acuerdo para que seamos más fuertes y podamos conseguir una mayoría en el Parlamento que nos permita cambiar las políticas. No ha sido fácil. Algunos tenemos mucha historia en nuestra mochila, muchas luchas y muchas experiencias. Nadie puede poner en cuestión toda esa memoria. Han sido tremendamente injustos.
¿Qué papel espera jugar a partir del 20 de diciembre?
Yo no he dado un paso atrás. Cuando alguien repase la hemeroteca, nadie podrá decir que este coordinador ha sido un obstáculo para conseguir una regeneración en la organización, para dejar paso a la gente joven como Alberto Garzón, que vienen con fuerza y preparación para hacer un recambio. Cuando decidí no ir a las primarias sabía a lo que estaba renunciando. Voy a seguir hasta el año que viene como coordinador, y será entonces cuando decidamos en asamblea cuál será nuestro futuro. Seguiré aportando mi trabajo, mi lucha, mi experiencia.
¿Y qué valoración hace de estos primeros días de campaña?
Alberto [Garzón] está llenando los actos. Es una persona que es querida por la gente, que lo ve como un buen candidato a la Presidencia del Gobierno. Es un chaval joven, preparado, inteligente, con ideología y conciencia de clase. Está abarrotando allá a dónde va. No quiero ir de víctima, pero eso no se ve en los medios. Es uno de los aspirantes mejor valorados y se está hurtando a los ciudadanos la posibilidad de escucharlo.
¿Qué tipo de Gobierno espera que salga de las urnas el 20D?
Necesitamos un Gobierno que no permita la usura, que derogue la Ley Mordaza, la reforma laboral, que derogue la LOMCE. Necesitamos un Gobierno que legisle en favor de las clases populares y de los trabajadores, así de sencillo. Estoy convencido de que no habrá mayoría absoluta y mi deseo es que salga un Gobierno de centro-izquierda que se una en torno a un programa muy concreto, que cambie las cosas en este país y vaya hacia un proceso constituyente.
¿Cómo debe ser esa reforma constitucional?
Cuando hablamos de un proceso constituyente lo que decimos es que queremos que haya una Constitución que defienda nuestros derechos, que garantice el derecho al trabajo, a la vivienda, que evite la exclusión. Son derechos básicos y universales que están puestos en la Constitución actual pero que no se cumplen. Se vulneran continuamente.
¿Los posibles cambios en la Constitución, en los que coinciden prácticamente todos los partidos, nos llevan hacia una legislatura corta y una nueva convocatoria electoral?
Será lo que el pueblo decida. A está Constitución la han matado, porque el PP y el PSOE han hecho de ella un papel mojado. Han violado a la Constitución un día sí y otro también. Solo la celebran un día al año. Está agotada y no ha resuelto el problema de los ciudadanos. Necesitamos un texto que garantice los derechos fundamentales de todos. El pan, el techo y el trabajo deben ser derechos que estén garantizados en la Carta Magna. Hay riqueza suficiente para poder hacerlo.
¿Ese programa de máximos con el que se presenta Unidad Popular a las elecciones es compatible con la actual Unión Europea?
Hay cosas compatibles y planteamientos de la Unión Europea que deberíamos modificar. Lo que no nos puede decir la Unión Europea es que debemos empobrecernos sistemáticamente para que sigamos pagando los intereses de la deuda a los acreedores. En este caso, los acreedores han arriesgado poco, porque compraban barato y ganaban dinero sin mover una paja. El capitalismo financiero lo único que ha hecho ha sido especular, especular y especular y generar pobreza. El déficit se puede ajustar con recortes o generando más ingresos. ¿Por qué no actuamos contra el fraude de manera decidida? Hay que perseguir a los grandes defraudadores. A los acreedores y a la Unión Europea que los defiende hay que plantarlos cara.
La corrupción es uno de los problemas que más preocupan a los ciudadanos y, sin embargo, está en un segundo plano durante esta campaña electoral. ¿Esos escándalos pueden no ser castigados en las urnas?
Yo no creo que esos escándalos estén amortizados. La corrupción ha sido sistémica. La burbuja inmobiliaria ha traído el mayor número de casos de corrupción de toda la etapa democrática. Ha habido gente que ha llegado a los gobiernos para robar y para delinquir. Más allá de los casos puntuales, de esos maletines que nadie controlaba y que nadie veía, el partido del Gobierno ha tenido tramas organizadas para financiarse y para enriquecerse. Es que han ganado elecciones dopados, con la financiación de empresas a las que pagaban después con dinero público. Han estado 18 años con una caja B. Así lo ha dicho el juez Ruz, que no es un cualquiera. Ha habido una impunidad absoluta.
Yo creo que en este país se ha votado conscientemente a corruptos. ¿Y sabes por qué ha ocurrido esto? Porque la gente vivía bien. La gente votaba a corruptos y a los corruptos no hay que votarlos aunque te vaya bien. Eso no se puede hacer, es un principio ético. Han creado un caldo de cultivo contra la política, contra todos los políticos, que es una falacia. La corrupción ha dejado una huella muy importante. El sistema no se quiere regenerar, quiere perpetuarse. Es vital que podamos acabar con toda esa estructura corrupta y podamos cambiar un sistema que nos ha llevado a la desesperanza y al saqueo.