Primera Página es la sección de opinión de eldiario.es Cantabria. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
Mensajes paralizantes
Al principio del documental de Leonardo DiCaprio sobre el cambio climático, 'Before the Flood' ('Antes del Diluvio'), aparece un viejo esquimal explicando gráficamente que su mundo se acaba porque el hielo antes era azul y sólido mientras que ahora es blanco y quebradizo, como un “helado de heladería”.
Sorprende la comparación, y que haya heladerías en el Polo, motivo de muchos chistes de emprendedores, pero lo que sobrecoge de verdad es la impotencia que manifiesta ese hombre ante un fenómeno que por su magnitud considera natural, como si se tratara de un volcán, un terremoto, o cualquier otra catástrofe. El Polo se derrite, es lo que hay, no tiene solución. Aunque la culpa sea del género humano. Y ese mismo sentimiento derrotista se extiende a lo largo de todo el documental.
Es evidente que al titularlo 'Antes del Diluvio' sus realizadores están dando por supuesto que habrá una inundación de proporciones bíblicas que arrasará con la vida humana tal como la conocemos, algo bastante alarmista y profético que resulta contraproducente para la idea que se pretende difundir.
De entrada admite como premisa la inevitabilidad, que va a suceder hagamos lo que hagamos, lo que desvía la mirada del necesario análisis de las causas que lo provocan y lo centra en la previsión aventurada de las consecuencias. En otras palabras, malgastas tu energía preparándote para un futuro que quizá no suceda cuando deberías utilizarla para intentar evitarlo ahora mismo.
Conscientes de ello, y con gran acierto, para el mundo hispano el documental lleva un título más esperanzador: 'Antes que sea tarde'. El primero denota esa resignación de raíz religiosa tan americana, el documental lo es y muy crítico con el estilo de vida de su país, mientras que el segundo está llamando a la acción inmediata. Analizar y actuar frente a observar y lamentarse.
Recientemente Zygmunt Bauman nos recordaba que la imagen deprimente de la realidad no debe suplantar a la realidad misma, llena de posibilidades. Lo decía durante la presentación de otro documental, 'In the same boat' ('En el mismo barco'), donde la crítica razonada de la situación actual no se utiliza para exacerbar el ánimo sino para generar soluciones.
Bauman se refiere a la comodidad del pensamiento distópico, a lo fácil que resulta ponerse en lo peor y renunciar a intentarlo. Hay que tener cuidado con los mensajes paralizantes. El futuro puede ser algo que se nos viene encima o algo que diseñamos desde el presente, sin miedo. Cuando te pones en marcha averiguas que cada problema tiene al menos dos soluciones, y ninguna de ellas consiste en no hacer nada. El movimiento es necesario para un buen enfoque.
Sin restarle valor a 'Before the Flood', que ejerce a la perfección su papel de concienciador apocalíptico, algo necesario en una sociedad cada vez más infantilizada y a la que todo le resbala, hay que reprocharle que caiga en la trampa de elevar la acción humana a la categoría de catástrofe natural, algo muy conveniente para los cínicos que llaman progreso a la avaricia y controlan nuestro mundo, desde las finanzas hasta la distorsión del discurso común.
O sea: “La vida es así, no la he inventado yo”. El caso es que la responsabilidad última sea de la Naturaleza, como antes fue capricho de Dios o voluntad de Alá. Nadie a quien podamos llevar a los tribunales, nadie a quien reclamar. Acatamiento ciego de una realidad nefasta, igual que rendirse al Destino. La nueva Edad Media.
El sistema democrático en que vivimos está en la actualidad tan pervertido por el capitalismo que resulta irreconocible. No solo se ha perdido la esencia, sino que se atribuye al dinero la capacidad de igualador, equilibrador y juez supremo de la vida, cuando se suponía que era nuestra humanidad el factor determinante y decisorio.
De este modo, cualquier proceso mental que incluya la solidaridad y la preocupación por los demás o por el planeta se envía directamente al archivo de causas perdidas y de ahí al olvido. Se trata de convencernos de que somos solo supervivientes y crear un mundo solo para supervivientes. Ese 'precariado' que dice Bauman, con personas tan angustiadas por el día a día que no se puedan permitir el lujo de pensar en el futuro. Y mucho menos en que se derrite el Polo.
Para bajar de la teoría al suelo, porque es un hecho que vamos todos en el mismo barco, es justo recordar que estamos en diciembre, hace frío, hará más, hay gente sin calefacción, sin comida, y sin embargo no hay un Plan de Emergencia Nacional antepuesto a todo, que tenga preferencia absoluta, que es para hoy.
Al parecer la mayor urgencia de este país es delimitar el territorio ideológico que debe ocupar cada partido político, no sea que a la hora de repartir dividendos no se reconozcan entre los socios. Qué poca vergüenza. Cuatro años más de hundimiento programado. La escasa humanidad que nos queda tiene menos consistencia que la escarcha. Si este país fuera una placa de hielo el crujido no nos dejaría dormir. En plan optimista, digo.
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