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Primera Página es la sección de opinión de eldiario.es Cantabria. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.

Las cifras de la pobreza en España y en Cantabria

Marcos Fernández Gutiérrez

España tiene un grave problema de desigualdad y exclusión social. Según datos de Eurostat, nuestro país es ya el más desigual de Europa occidental, tras experimentar en los últimos años el mayor incremento de la desigualdad de todos los países de nuestro entorno. Como consecuencia, 13,2 millones de españoles se encuentran en riesgo de pobreza o exclusión social, 2,8 millones más que antes de la crisis.

Datos como estos, que periódicamente aparecen en los medios de comunicación, despiertan una honda preocupación a muchos, la incredulidad de algunos y la curiosidad de otros. ¿A qué se deben estas cifras, y qué suponen en nuestro entorno más cercano? ¿Cómo se mide la pobreza? ¿Cómo hemos de interpretar estos datos? Este artículo pretende dar respuesta a estas preguntas, a partir de una descripción de los últimos datos disponibles para España y para Cantabria.

Desde el punto de vista económico, se definen como personas en riesgo de pobreza a aquellas cuya renta disponible equivalente (esto es, considerando las prestaciones recibidas, descontando los impuestos pagados y ajustando todo ello por el tamaño y composición del hogar) se encuentra por debajo de un determinado nivel, que se denomina la línea o umbral de pobreza. En Europa, el umbral de pobreza más habitual es el 60% de la renta mediana a nivel nacional (siendo ésta el nivel de renta para el que hay tantos hogares por encima como por debajo). Además de este componente monetario, Eurostat considera como personas en riesgo de exclusión social a los residentes en hogares con una serie de carencias materiales o con baja participación en el mercado laboral. No obstante, en este artículo me ceñiré únicamente a analizar el componente monetario de la pobreza.

En el gráfico 1, incluido a continuación, las barras verticales representan la evolución, entre 2007 y 2015, del umbral de pobreza en España (corregido por el incremento del IPC), para dos tipologías de hogares: en color más claro, aquellos en los que reside únicamente un adulto; en color más oscuro, aquellos en los que residen dos adultos y dos menores de 14 años. Como se observa, a partir de 2009 (para el cálculo, se utiliza la renta del año anterior), al caer notablemente la renta de los hogares y, con ello, la mediana de su distribución, el umbral de pobreza se ha ido reduciendo también. De este modo, la crisis ha llevado también, por un efecto estadístico, a disminuir el listón de acuerdo con el cual se considera a una persona en riesgo de pobreza. Actualmente, en España se consideran en riesgo de pobreza a las personas que viven solas con una renta disponible inferior a unos 8.000 euros anuales, o a los residentes en hogares con dos adultos y dos niños cuya renta disponible no supere los 16.800 euros.

Como muestra también el gráfico 1, el 22,1% de la población española cuenta con una renta inferior a dichos umbrales, casi 5 puntos más que en el conjunto de la UE (17,3%). A nivel estatal, cerca de 10,2 millones de personas se encuentran en riesgo de pobreza (medida exclusivamente por su componente monetario). De ellas, más de 2,1 millones son niños menores de 16 años, y casi 1,9 millones son jóvenes de entre 16 y 29 años, dos grupos entre los que el número de pobres ha crecido más de un 20% y un 25%, respectivamente, con la crisis. Aún peor le ha ido al segmento de entre 30 y 64 años, en el que las personas en riesgo de pobreza han aumentado más de un 40%, alcanzando los 5,1 millones. Únicamente entre los mayores de 65 años la pobreza se ha reducido en los últimos años.

Gráfico 1. Evolución de la tasa de pobreza (%) en España y la UE (eje derecho) y del umbral de pobreza (en € actuales) en España para distintas tipologías de hogares (eje izquierdo)

El gráfico 2, que muestra la evolución de la pobreza en España según la actividad principal, resulta clave para sintetizar lo ocurrido. Como se observa, el grupo con mayor riesgo de pobreza son los desempleados, donde la tasa alcanza el 46,5%. El paro es la mayor causa de pobreza en España, puesto que nuestra tasa de desempleo continúa duplicando con creces el promedio europeo. La situación entre los parados españoles, además, se ha agravado con la crisis: según datos del Ministerio de Empleo, en 2014 apenas el 45% de los desempleados cobró una prestación o subsidio (frente al 70% de 2008), mientras que la cuantía por beneficiario se ha reducido alrededor de un 18% en este periodo.

No obstante, los desempleados no son los únicos afectados por el riesgo de pobreza. Un fenómeno de creciente importancia es el de la pobreza laboral: personas que tienen un empleo pero que, pese a ello, cuentan con una renta inferior al umbral de pobreza. En 2015, el 13,1% de los trabajadores españoles se encontraba en riesgo de pobreza por sus bajos ingresos, la tercera mayor tasa de toda la UE (solo por detrás de Rumanía y Grecia). La pobreza laboral afecta especialmente a los trabajadores con contratos temporales (23,3%) y a los que llevan menos de un año en la empresa (22,4%), atrapados en una espiral de empleo precario, ingresos insuficientes y carreras profesionales inestables que dificulta la realización de sus proyectos vitales.

Destaca, por el contrario, el pronunciado descenso del riesgo de pobreza entre los jubilados, que ha pasado del 20,3% al 10,2% actual. Este grupo no ha sufrido el durísimo impacto de la crisis en el mercado laboral. Además, las pensiones no se han visto afectadas, a corto plazo, por las políticas de austeridad aplicadas (sí, en cambio, a medio y largo plazo, como ya ha comenzado a apreciarse con el reciente repunte de la inflación). No es de extrañar, por tanto, que los jubilados se hayan convertido en el principal sustento económico de muchas familias españolas. Y, como reflejan las encuestas, también en el principal granero de votos del partido gobernante.

Gráfico 2. Variación (2007-2015) de la tasa de pobreza (%) en España, según actividad

 

La Encuesta de Condiciones de Vida, de donde se obtienen estos datos, ofrece también información por autonomías aunque, lamentablemente, el tamaño de la muestra es demasiado pequeño como para realizar un análisis detallado de la pobreza a nivel de Cantabria. No obstante, sí es posible obtener algunas conclusiones relevantes para nuestra comunidad. El gráfico 3 muestra la evolución de la renta media disponible corregida por la tipología de hogar (la cual determina los umbrales de pobreza) y de las tasas de pobreza, tanto para Cantabria (en color rojo) como para el conjunto de España (en color naranja).       

Con el último dato disponible, en torno al 15% de la población cántabra (alrededor de 85.000-90.000 personas) se encuentra en riesgo de pobreza como consecuencia de su baja renta. Esta cifra resulta inferior al promedio estatal, un dato positivo que se puede explicar por la confluencia de una serie de factores: una tasa de paro inferior a la media española; pensiones de jubilación, en promedio, algo superiores a la misma (según datos de la Seguridad Social), lo cual reduce la incidencia de la pobreza en este grupo; y un nivel de desigualdad menor que el nacional (según cálculos del ICANE), lo que permite que haya menos personas que queden por debajo de los umbrales de pobreza.

No obstante, los datos muestran también una serie de elementos preocupantes para Cantabria. La crisis ha tenido un mayor impacto sobre los hogares cántabros que a nivel nacional: como se observa en el gráfico, la renta media ha caído más que en el conjunto del Estado, y la tasa de pobreza ha aumentado más. Por otro lado, están apareciendo nuevas formas de pobreza, como la pobreza laboral, que son especialmente notorias en nuestra comunidad. A diferencia de lo que ocurría en el pasado (como muestra la mayor renta media de nuestros pensionistas), los salarios en Cantabria son actualmente inferiores a la media española: como describí en un reciente artículo en este medio, el salario mediano en nuestra comunidad es unos 750 euros anuales menor que el estatal, mientras que un 10% de los trabajadores cántabros gana menos de 7.135 euros brutos al año. La escasez de buenas oportunidades de empleo también está alentando la emigración, lo cual permite reducir las cifras de desempleo y de pobreza a corto plazo, pero genera un empobrecimiento del territorio a medio y largo plazo, máxime cuando muchas de las personas que lo abandonan son las más formadas. El relativamente buen dato de Cantabria en materia de tasa de pobreza, en definitiva, no ha de ocultar la existencia de todos estos retos, que son clave para mejorar las oportunidades y la calidad de vida, la inclusión social y la equidad en nuestra Comunidad.           

Gráfico 3. Evolución de la tasa de pobreza (%) (eje derecho) y de la renta media por unidad de consumo (en € actuales) (eje izquierdo), en Cantabria y en España

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