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Un jefe de la Oficina contra la Violencia de Género de la Polícia Local de Santander, procesado por acosar a una compañera

Edificio de la Policía Local de Santander.

Laro García

Un sargento de la Policía Local de Santander, que desempeña sus funciones en la Oficina contra la Violencia de Género en este cuerpo y se encarga de supervisar la unidad de vigilancia y protección de víctimas, tendrá que afrontar un procedimiento en su contra al ser acusado de acosar a una compañera, después de que la Audiencia de Cantabria aprecie posibles delitos en la actuación de este mando policial.

En una resolución que ha adelantado la Agencia EFE y que ha sido consultada por eldiario.es, la sección tercera de la Audiencia de Cantabria rechaza el recurso que interpuso este sargento y confirma el auto del Juzgado de Instrucción número 4 de Santander, que ya apreció hace unos meses indicios de delito en la conducta del agente sobre una compañera de la Policía Local que lo había denunciado.

De hecho, al término de la instrucción, el magistrado que ha investigado el caso ve indicios de que el acusado podría haber incurrido en “trato degradante, lesiones, infidelidad de custodia de documentos y falso testimonio en causa judicial”, por lo que advierte pruebas suficientes para juzgar el acoso a una agente en su puesto de trabajo y ordena continuar el procedimiento en su contra.

La agente querellante denunció que este mando policial la había acosado laboralmente, que la había incoado expedientes sancionadores sin motivo, que la había relegado a funciones administrativas y que tenía con ella un trato diferente que con el resto de sus compañeros.

El auto previo también aludía a sanciones que el sargento impuso a la agente, a seguimientos y a actos de aislamiento. Por ejemplo, se recogía que a la agente no se le facilitó ni ordenador ni mesa, o que tenía que comunicar cada salida del centro de trabajo, cuando otros policías no tenían obligación de hacerlo.

Humillaciones y degradaciones

En base a los testimonios de otros compañeros de la denunciante, testigos diarios de las actuaciones de este sargento bajo sospecha, la Audiencia de Cantabria ha rechazado los argumentos de la defensa del mando policial, que insistía en que “no hay pruebas del supuesto acoso laboral”.

Sin embargo, la sala sí que advierte que existen indicios más que probados de actos de “humillación, denigración o aislamiento” hacia la querellante, que debía asumir órdenes y actuaciones que “solo eran adoptadas para ella”, como que la agente tuviera que pedir permiso incluso para salir a tomar café.

Además, la resolución insiste en las consecuencias que ha tenido todo este proceso para la denunciante, que sufre un “trastorno adaptativo mixto ansioso depresivo” a consecuencia de los hechos, según consta en un informe forense, y pone de relieve que todos los expedientes sancionadores que se iniciaron contra ella por parte de su superior jerárquico fueron “archivados o revocados”, lo que prueba, a criterio de la autoridad judicial, “la ausencia de motivación”.

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