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Peláez reconoce que es “un chollo de putísima madre” proveer ropa deportiva a la Federación Española de Fútbol

Peláez en el centro de la imagen en un acto con la Federación | FCF

Rubén Alonso

El vicepresidente económico de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Juan Padrón, medió para favorecer que sociedades cercanas a la trama del presidente Ángel María Villar continuaran como proveedoras de material deportivo y llegaron a recibir del organismo 36 millones de euros, según reflejan las primeras investigaciones judiciales.

En el auto por el que el magistrado de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz envía a prisión al propio Padrón, al máximo responsable de la Federación y a su hijo Gorka Villar, el presidente de la Federación Cántabra, José Ángel Peláez, mantiene una conversación telefónica con este último sobre las equipaciones deportivas de la marca Pony que utilizan los árbitros territoriales.

En ella, reflexionan sobre qué gastos podrían recortar para cumplir con los objetivos presupuestarios que han marcado para la RFEF y apuntan directamente a la ropa deportiva. “Yo sacaría la ropa y ese contrato me lo cargaría ya”, dice Villar hijo, “es un contrato que además tiene 20 años”, recalca.

“Bueno pues oye, no disponemos de lo de Pony, han trabajado con muchísimo retraso (...), ha habido un anticipo de tres millones seiscientos mil euros”, replica Peláez. “Me cagüen su puta madre, joer, me parece una vergüenza tío”, responde Gorka Villar, a lo que el presidente de la Federación cántabra le dice: “La verdad que el que tenga el contrato éste, tiene un chollo de putísima madre, tiene garantizado unas ventas de cuatro millones y medio de euros, haga lo que haga”. “Sí, correcto, es una vergüenza lo del contrato ese, hay que cargárselo ya”, sentencia el hijo de Villar.

Así pues, según recoge el auto, a ESTUDIO 2000 SA -la empresa de la que Federación adquiría la ropa- “se le efectúan pagos desde mucho antes del período en estudio; trabajan con retraso; y se le adelanta un elevado porcentaje del pago anual total antes de que entreguen las prendas deportivas de la marca Pony, cuyo precio está sobrevaluado”.

Debido a la relación de amistad de los administradores de la empresa, los hermanos Fermín y Vicente Bernad Vico con Padrón, la Federación siguió comprándole el material deportivo pese a que había roto con la marca Puma. El acuerdo no fue ofertado a ninguna otra marca y el equipamiento destinado a vestir a los árbitros y a las selecciones territoriales, “en muchos casos” quedó apilado sin llegar a darle uso.

Padrón, “arropado” por Villar, consiguió que Estudio 2000 fuera proveedora del material deportivo y ésta, a su vez, contrató con Tenerife Sports (propiedad de dos hijas de Padrón) consiguiendo así que parte de los fondos federativos pasaran a su patrimonio particular.

Peláez, en el punto de mira

Por tanto, tal y como saca a relucir el auto, el presidente de la Federación Cántabra de Fútbol era también conocedor de los “entresijos” de Villar y del presunto fraude relacionado con los equipamientos deportivos. Peláez es uno de los hombres importantes dentro de la Federación Española de Fútbol y goza de la confianza del propio presidente.

Aparece como implicado en la investigación judicial ya que en un pinchazo telefónico, el presidente del fútbol cántabro le dice a su superior que le ha dejado 5,2 millones de euros “para uso potestativo y a criterio personal”, una cantidad que no sería fiscalizada por la Asamblea de la Federación. “Para lo que se le ponga de los huevos”, subraya.

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