El cambio de contrata del 'búnker' de Banco Santander destapa las condiciones de precariedad de la plantilla
Los dos Centros de Procesos de Datos (CPD) que el Banco Santander tiene en Madrid y Cantabria pasarán a estar gestionados a partir del próximo mes de noviembre por el gigante Indra. La multinacional española, participada por el Estado en un 20%, sustituirá a Cibernos Outosourcing después de que su vinculación contractual con la entidad bancaria haya llegado a su fin.
Este cambio en la gestión ha provocado un gran revuelo entre las 111 personas que trabajan en ambos centros (83 en Cantabria y 28 en Madrid) debido a que el nuevo contrato no obliga a Indra a subrogar al personal. Ello propició que Cibernos iniciara a finales de verano la tramitación de un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) con el objetivo de despedir al 80% de la plantilla.
Finalmente, tras la denuncia hecha pública por el sindicato CCOO a través de un comunicado, Indra se ha comprometido en una asamblea celebrada este jueves en el CPD de Cantabria a mantener todos los puestos de trabajo.
Pese a ello, la preocupación de los empleados sigue latente. Según cuentan a eldiario.es, las condiciones de trabajo que han tenido que soportar con Cibernos han sido “más que precarias” y la información que les llega sobre otros centros gestionados por Indra no son muy halagüeñas.
“Lo que hemos pasado ha sido terrible”, afirma el presidente del comité de empresa, José Luis Cabo. Hasta ahora los trabajadores han optado por guardar silencio debido a las “presiones” que han sufrido por parte de los jefes de Cibernos. Sin embargo, la tramitación de este ERE, que finalmente ha sido paralizado, ha sido la gota que ha colmado el vaso.
Varios empleados y antiguos trabajadores cuentan a este diario que han tenido que soportar “amenazas”, “faltas de respeto”, “actitudes despóticas” y “tratos inadmisibles” por parte de sus superiores prácticamente desde que el 'búnker' del Banco Santander -conocido así por guardar su información a varios metros bajo tierra en una instalación a prueba de terremotos- iniciara su actividad en diciembre de 2011 en la localidad cántabra de Medio Cudeyo.
“Todo lo que te cuentan es verdad”, confirma Cabo al otro lado del teléfono. El presidente del comité de empresa explica que la situación laboral está viciada desde el prinicipio porque “entras a trabajar a través de una subcontrata, y desde esa distancia que tienen con el banco se permiten cualquier tipo de libertad”.
“Uno de los principales problemas que tenemos , prosigue, es que la actividad del CPD es 24 horas al día 365 días al año; trabajamos igual festivos, que noches, que fines de semana, y no hay ninguna diferencia con un martes por la mañana”. “Se nos aplica el convenio de una consultoría y todo esto no está contemplado. No hay reducción horaria, descanso, ni retribución especial bien en tiempo libre u horas extra. La única festividad que se reconoce son Navidad y Año Nuevo. Ninguna más”, añade.
Incluidos los extra por nocturnidad y festivos, el sueldo medio de un empleado del 'búnker' es de 15.000 euros, y la plantilla está compuesta en su mayoría por técnicos. Las últimas seis incorporaciones que se realizaron fueron por 12.000 euros, “una cantidad, si se me permite, ridícula para gente que trabaja a turnos, con horarios y calendarios que están hechos a mano y que contemplan días de trabajo por encima de convenio y de Estatuto”.
En esta línea, señala que el calendario es “artesanal”, se entrega mensualmente pocos días antes de comenzar el mes y contempla tandas de trabajo superiores “en muchos casos a los siete, ocho y nueve días consecutivos, tras lo cual podemos librar uno o dos días. Esto supone meses sin un solo fin de semana libre”. “Organizar una vida fuera del 'bunker' se veía como algo negativo”, apostilla Cabo.
Igualmente, el portavoz de los trabajadores apunta que en cinco años no se ha realizado la evaluación de riegos del puesto de trabajo ni se han pasado reconocimientos médicos.
El comité “clandestino” y el servicio de “mierda”
Esa precariedad impulsó la creación de un comité de empresa “casi de forma clandestina”. “Una semana después de crear el comité, un jefe fue llamando a una sala uno a uno a cada empleado para pedirle que firmara un documento en blanco para revocar al comité, con la intención de despedirlos, o de lo contrario nos decía que ya sabía de parte de quién estábamos. Varios compañeros bajaron de estas reuniones llorando, reconociendo que había firmado bajo amenazas y coacción”, relata uno de los afectados.
Después de “salvar la caza de brujas”, el comité intentó negociar con recursos humanos de Cibernos tanto en Cantabria como en Madrid pero “se nos dejó claro desde el primer momento que no se nos iba a dar nada, que prestábamos un servicio de mierda (literal) y que por tanto teníamos unas condiciones de mierda”.
“En cuanto a alguien no le gustaba este panorama o se le ocurría la ‘locura’ de pedir que se cumpliese la ley o se revisasen nuestras condiciones, porque ni siquiera este convenio se estaba respetando íntegramente, iba a la calle”, lamenta el presidente del comité.
Ante este escenario, los trabajadores decidieron poner en marcha una demanda de cesión ilegal, denunciando las condiciones del contrato entre Cibernos y Produban -sociedad contratante cuya propiedad es del cien por cien del Banco Santander y que se encarga de la gestión de los servicios informáticos-. Tras largos meses de reuniones, la plantilla aceptó por mayoría retirar la denuncia a cambio de una serie de concesiones, principalmente dirigidas a reglar y regularizar la ordenación de los turnos y las horas máximas anuales.
Pero el calvario no terminó ahí porque tan solo un mes después de firmar ese acuerdo, Cibernos, “a petición de Produban”, comunicó su intención de acometer un traslado colectivo forzoso a Madrid, comunidad desde la cual se había trasladado el servicio casi cuatro años antes. Después de varios intentos, se llegó a un acuerdo, si bien no se ha hecho efectivo a la espera de que Indra se haga con las riendas del servicio.
“Hemos pasado el desierto y no queremos volver”
Preguntado si cree que estas declaraciones, entre las cuales también se incluyen personas que han preferido guardar el anonimato, puedan perjudicarle, Cabo responde: “Recordar el pasado, saber de dónde venimos y por lo que hemos pasado, entiendo que servirá para evitar volver a repetir estos errores en el futuro con la nueva empresa que venga. Hemos pasado el desierto y ya no tenemos intención de volver a pasar por ahí”, sentencia.
El presidente del comité de empresa también lamenta que Produban no haya querido nunca implicarse. “Si tuviéramos una línea de comunicación más directa con ellos se podrían solucionar muchísimas historias, pero se escudan en que la responsabilidad es de la empresa”, lamenta.
Por último, otro de los trabajañadores añade: “Durante todos estos procesos siempre nos han dicho que no hiciéramos ruido porque si salía en prensa iba a ser mucho peor; el banco se lo iba a tomar a mal e iba a haber despidos por todas partes”.
Produban y Cibernos se pasan la pelota
eldiario.es se ha puesto en contacto con el Banco Santander y desde su gabinete de comunicación recuerdan que el personal del CPD está subcontratado y por ello, nos invitan a hablar con Cibernos, que “es quien establece las condiciones de trabajo”. “Nosotros no podemos aportar mucho”, concluyen.
Por su parte, desde Cibernos destacan que las condiciones laborales “están totalmente ajustadas a la legalidad” y subrayan que “las tarifas de nuestra gente, estando con nosotros, están muy por encima de lo que hay en el mercado”. “La propia Indra marca una franja salarial más baja”, aseguran.
Además, sostienen que “las condiciones de salario también se fijan por lo que te paga el cliente”. “Nosotros como empresa tenemos que tener unos márgenes y una rentabilidad. Si el cliente paga uno, no puedes tener a los trabajadores ganando dos. Es de sentido común”.
Ayuda pública
El Banco Santander tiene repartidos en el mundo cinco Centros de Procesos de Datos, que almacenan toda la información y garantizan la eficacia de las operaciones bancarias. El de Medio Cudeyo, inaugurado a finales de 2011, es el último construido y se suma a los anteriormente inaugurados en Madrid, Londres, Sao Paulo y Querétaro.
Su inversión alcanzó los 240 millones de euros y contó con la participación del Gobierno de Cantabria a través de la empresa pública Sodercan, la cual aportó 5 millones de euros ligados a que el centro mantuviera 250 puestos de trabajo, según ha informado El Faradio.