Adiós al 'aguilucho': la Agencia Tributaria en Bilbao retirará el escudo franquista de su fachada
La Agencia Tributaria eliminará el escudo franquista del águila imperial que corona el edificio de su sede en Bilbao tras haber recibido el permiso correspondiente del Ayuntamiento de la capital vizcaína. El vestigio franquista data de 1954.
El consistorio ha concedido licencia de obra para la retirada del escudo del edificio de la Hacienda estatal, situado en la céntrica plaza Moyúa.
La polémica ha rodeado a este símbolo franquista y las organizaciones memorialistas llevan años exigiendo su retira. El 20 de marzo de 2014, el Parlamento Vasco acordó por unanimidad instar al Ejecutivo autonómico y a los ayuntamientos a que se “complete la retirada de los símbolos franquistas” que persisten en los edificios públicos, entre los que figura el escudo de la Agencia Tributaria en Bilbao.
En 2002, el Ayuntamiento de Bilbao denegó, a instancias de su Comisión del Patrimonio, el permiso a la Agencia Tributaria para que retirase el escudo franquista al estimar que contaba con “un alto valor escultórico”.
Comisión técnica
El plan para actuar ya estaba redactado por la comisión técnica creada por el Ejecutivo vasco hace años. En él se incluían las recomendaciones para actuar, en coordinación con los municipios donde persistan este tipo de simbología, tanto en el callejero municipal y en las placas de las viviendas, como en los denominados “símbolos singulares”. En ese apartado se encontraban los dos enormes escudos franquistas situados en la fachada del edificio de la Agencia Tributaria, en la plaza Moyúa de Bilbao -que ahora se va a retirar-, y el de la Subdelegación del Gobierno en Vitoria. El plan recordaba también el escudo de gran tamaño situado en el interior de la Catedral Nueva de la capital alavesa, que está en el acceso al Museo Diocesano de Arte Sacro, “apoyado por la Diputación Foral de Álava”.
La comisión recomienda la “retirada” del escudo de la Hacienda española, pese a estar “incluido en los catálogos de interés cultural del Gobierno vasco”, admite, “teniendo en cuenta el impacto social que genera su presencia en el espacio público, al suponer una ”exaltación de los enfrentrados“. La comisión subraya que debe ”prevalecer una valoración ética de su presencia pública sobre los valores esteticos que pudiesen argumentarse para defender su mantenimiento, optándose por la retirada“.
El Gobierno vasco renunció en 2014 a liderar la retirada de estos vestigios franquistas y lo dejó en manos de cada ayuntamiento. El lehendakari apeló entonces solo a “acompañar” a los ayuntamientos y no aclaró tampoco una de las cuestiones fundamentales del proceso: quién va a costear los trabajos de eliminar los símbolos franquistas que aun perduran en Euskadi.