Bilbao elaborará una normativa para regular la instalación de clubes de cannabis, desde el punto de vista urbanístico. Es decir, la ubicación de los clubes y las condiciones que deben cumplir estos locales para realizar su actividad. Se trata de un acuerdo del pleno municipal que permitirá al Ayuntamiento tener “un criterio claro en los posibles conflictos que puedan surgir con comunidades de vecinos”. Con datos de enero de 2016, había registradas en Euskadi 141 asociaciones cannábicas, de ellas, 35 en Bizkaia y nueve en Bilbao.

La ley vasca de Atención Integral de Adicciones y Drogodependencias, del Parlamento vasco, ya apunta en su articulado hacia la regularización de los clubes de consumo de cannabis, aunque se trata de una competencia estatal. Bilbao no va a esperar a que el Gobierno vasco desarrolle el reglamento de esta ley y delimite esa regulación.

En la actualidad, existen normativas municipales al respecto, como en San Sebastián, donde existe desde hace dos años una ordenanza que impide la ubicación de estos clubes en inmuebles que estén por encima de la primera planta o a menos de 700 metros de un centro educativo. El Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV) ha avalado recientemente la potestad del Ayuntamiento donostiarra para regular los clubes sociales de cannabis al desestimar el recurso presentado por la Abogacía del Estado contra la ordenanza municipal.

En la sentencia, el alto Tribunal vasco entiende que la citada ordenanza municipal no está regulando ni legalizando los clubs sociales, ni tampoco el cultivo, comercialización, importación y exportación, distribución o consumo de cannabis. La resolución del TSJPV estima que la ordenanza solo regula la ubicación de los clubes y las condiciones que deben cumplir estos locales en los que se realiza el ejercicio de su actividad.

En la misma línea se encamina la regulación del Ayuntamiento de Bilbao. El concejal delegado de Planificación Urbana, Asier Abaunza, ha considerado que puede ser “oportuno” aprobar una normativa de carácter urbanístico mientras no se apruebe el reglamento que desarrolle la Ley de Adicciones de manera que en este vacío normativo pueda darse la implantación de este tipo de clubes.

Abaunza no cree que haya conflicto si después el reglamento autonómico “contradice en algunos de los puntos la normativa urbanística municipal”, porque se haría “la correspondiente adaptación o modificación”. Según Abaunza, “estos clubes no están perseguidos, pero sí es conveniente que estén regulados”.

Demanda histórica

La edil de Udalberri Amaia Arenal ha recalcado que la necesidad de un marco normativo claro para los clubes cannabicos es “una demanda histórica en el panorama político, y transversal, además, a distintas instituciones” y ha lamentado que “sea aún una asignatura pendiente, un problema al que no se le pone solución por intereses que escapan al ámbito político”.

“Un problema que, al no abordarse, trae consigo consecuencias penales para una parte de la sociedad que lleva décadas demandando la regulación de su actividad, que en muchas ocasiones responde a necesidades médicas”, ha añadido.

A su juicio, la elaboración de esta normativa es “beneficiosa” porque “reconoce unos derechos y obligaciones a estos clubes y evita la estigmación y guetización social de un colectivo que permanece en la ciudad como una realidad social”, y porque “supervisa que la actividad de esos locales se ajuste a la norma, lo que evita la problemática social que genera los conflictos con el vecindario”.