El Consejo Escolar asegura que es imposible aplicar la Ley Wert el próximo curso
El Consejo Escolar de Euskadi considera que es imposible aplicar el próximo curso la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE). Además, el Consejo, integrado por profesores, padres, alumnos y por miembros del Gobierno vasco, solicita al Departamento de Educación que “minimice” en todo lo posible los “efectos negativos” que conlleva la conocida como Ley Wert, por el nombre del ministro de Educación (José Ignacio Wert) que la impulsa.
El rechazo del Consejo hacia esta ley se debe a varias razones. Por una parte, a que los objetivos europeos que persigue la norma ya han sido alcanzados en su mayoría en Euskadi. Por otro lado, para el Consejo no resulta “aceptable” condicionar la obtención de un título y la continuidad de los estudios al resultado de una evaluación final entendida como una reválida por tener un carácter puntual referido a un único examen escrito.
La medida de separar tempranamente al alumnado en distintas enseñanzas ―académicas y profesionales― dentro del periodo de escolarización obligatoria significa un “retroceso respecto al modelo comprensivo actual”. La ley también representa una centralización de competencias que “reduce” las establecidas en el Estatuto de Autonomía del País Vasco, según el Consejo.
Por otra parte, la LOMCE conlleva un currículo “altamente prescriptivo y muy normativizado”, que no posibilita que los centros y sus equipos docentes lo adecuen a su realidad y entorno. Eso resta eficacia y eficiencia al funcionamiento del sistema. La rigidez de la propuesta de materias troncales, al ocupar un mínimo del 50% del tiempo previsto, limita las opciones de los centros a diseñar sus propios horarios.
El diseño de la Formación Profesional Básica, así como la flexibilización de los requisitos de acceso al grado medio de Formación Profesional también son muy criticadas por el Consejo. En su opinión, desvalorizan estas enseñanzas y las convierten en un itinerario de segunda categoría.
Además, el traspaso de competencias desde los consejos escolares a la figura del director perfila “un estilo de dirección individual” frente a una gestión “más democrática y corresponsable”, y supone “un claro retroceso en la participación de las familias en la gestión del centro escolar y en la propia calidad del sistema educativo”.
