ETA se servirá de la sociedad civil y la verificación internacional para entregar su arsenal
La operación policial del pasado 16 de diciembre en Louhossoa (Francia), en la que la policía arrestó a cinco conocidas personas de la sociedad civil abertzale que estaban involucradas en el intento de ETA de proceder a la entrega de parte de su arsenal, reveló que los Gobiernos francés y español no estaban dispuestos a dejar hacer en materia de desarme. Ese día, la Policía gala y la Guardia Civil arrestaron a cinco personas relacionadas con el último intento de desarme: Béatrice Molle-Haran, Michel Berhokoirigoin, Michel Bergouignan, Stéphane Etchegaray y Jean Noël Etcheverry.
Precisamente este último, Etcheverry, un conocido sindicalista y activista de la organización ecologista Bizi, ha sido la persona que ha puesto fecha a la entrega de las armas de ETA en el diario Le Monde: el próximo 8 de abril. De nuevo, ETA se ha servido de un miembro de la sociedad civil abertzale para trasladar sus intenciones. En diciembre, los detenidos pretendían filmar el zulo y el sellado de las armas, como avance de una entrega de su arsenal, además de neutralizarlo.
La policía desbarató la operación y decomisó su contenido: dos granadas, 29 armas cortas, 9 fusiles de asalto, 12 metralletas, más de 3.000 municiones, gran cantidad de explosivos y material para fabricarlos, además de detonadores y temporizadores. ETA cifró lo decomisado entonces en el 15% del total de su arsenal.
Según ha reconocido Etcheverry en una entrevista en naiz.info, la intención en Louhossoa antes de la detención era “neutralizar las armas cortando los cañones y agujereando el tambor para hacerlas llegar más tarde al Gobierno francés”.
Con esa lección aprendida de que no se podía activar el desarme desde la clandestinidad -de hecho, desde que ETA abandonó su actividad armada el 20 de octubre de 2011, buena parte de su tarea logística se ha centrado en el sellado de su arsenal en el País Vasco francés y cómo convencer a Francia y España para su entrega- ETA ha optado por difundir sus intenciones previamente y poner fecha para completar el desarme.
La estrategia sigue siendo la misma: ETA, tras acabar el inventariado y sellado de su material armamentístico a lo largo de estos cinco años y medio, entregará a representantes de la sociedad civil francesa el listado y la localización de los zulos. Los verificadores internacionales monitorizarán ese proceso y, posteriormente, se entregarán los listados a la Policía francesa. El arsenal, buen parte de él en desuso y deteriorado, está repartido en zulos a la intemperie y en inmuebles, casi en su totalidad en el País vascofrancés.
Este proceso, que culminaría la tarde-noche del 8 de abril, estaría supervisado de alguna manera por el Comité Internacional de Verificación, que dirige Ram Manikanningam. La misma persona que utilizó la organización terrorista en su primer intento de desarme en febrero de 2014, cuando la cadena británica BBC difundió un vídeo con imágenes de dos encapuchados mostrando a dos miembros de la citada comisión -entre ellos Manikanningam- una mesa con armas y explosivos.
Posteriormente, se supo que las armas se las quedaron los terroristas y que la comisión únicamente certificó el contenido: una mínima parte del material de guerra que por entonces aún conservaba ETA. En total, tres pistolas, un fusil automático, seis blíster de munición, 4,5 kilos de pentrita, ocho kilos de cloratita, cuatro kilos de clorato de sodio, dos rollos de cordón detonante, cinco temporizadores, varios detonadores y dos granadas que fueron metidas de nuevo en una caja de cartón por los terroristas antes de llevárselas consigo. Aquella operación de propaganda fue duramente criticada por prácticamente todo el mundo.
Aun no está muy claro cómo se va a proceder en las próximas semanas. Jean Noël Etcheverry ha asegurado que diferentes personas de la sociedad civil han aceptado la responsabilidad del desmantelamiento de su arsenal. “Hemos aceptado esa responsabilidad y dijimos que íbamos a cumplir ese compromiso. Queríamos hacerlo con la cooperación del Gobierno francés y hemos tenido conversaciones en ese sentido, pero, por el momento, no tenemos respuesta”, ha asegurado a los medios tras difundirse el anuncio en el diario Le Monde en el que aseguraba que “en la tarde del 8 de abril, ETA estará totalmente desarmada”.
Tampoco se han dado detalles de cómo van a intervenir los verificadores internacionales en Francia, ni si en esta ocasión se trasladará in situ el propio Ram Manikanningam, como cuando paralelamente a la emisión del vídeo en la BBC en 2014, los verificadores leían en un hotel en Bilbao el documento con el contenido de las armas de ETA.
Fuentes conocedoras de los entresijos de la operación señalan que “siempre que haya unas garantías de que no vayan a ser detenidos” serían los encargados de supervisar la verificación en el país vecino.
En todo caso, ETA ha toma la iniciativa con este nuevo movimiento. Y se espera que los Gobiernos español y francés no “obstaculicen” la operación, término que ha empleado en su comparecencia ante los medios el máximo dirigente de Sortu, Arnaldo Otegi. Tampoco ha pasado desapercibida la fecha elegida por los terroristas: lo hacen antes de que se celebren las elecciones en Francia -que ya no estará presidida por un socialista tras los comicios- y una semana antes del Aberri Eguna (Día de la patria vasca), previsto para el 16 de abril, una fecha marcada en rojo para la izquierda independentista vasca y los nacionalistas vascos en general.
Frente a esa realidad, el Gobierno central no se aparta “ni un centímetro” de su estrategia de ningunear a la organización terrorista y obviar todos sus anuncios. El presidente Mariano Rajoy, tras conocer las intenciones de los terroristas, les ha pedido que se disuelvan y su ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, ha apuntado que “ETA ha tenido tiempo suficiente para desarmarse. Si no lo ha hecho hasta ahora ha sido porque pretendía conseguir algo a cambio y desde luego no lo ha conseguido por la firmeza de la política antiterrorista del Gobierno, que no ha contemplado ni condiciones ni transacciones”.