Escuelas en el bosque: crecer aprendiendo entre pájaros y árboles
Las hojas de colores que se pueden encontrar en otoño, los pájaros cantarines que saludan en la primavera o el gran cedro que resiste el duro invierno sin inmutarse sirve a los docentes de Cristina Enea para contar historias llenas de magia. Que los niños aprendan y se desarrollen en un ambiente natural es el objetivo de esta Fundación. Una manera de educar que, según los expertos, ayuda a los más pequeños a concentrarse mejor o a tener una mejor atención en un futuro, entre otras virtudes.
Según Heike Freire, autora del libro 'Educar en verde', cuando un niño está encerrado en casa, en guarderías o en colegios donde no se trabaja en contacto con la naturaleza, “se desarrollan en un ambiente de sobreprotección, sin saber enfrentarse a los peligros, con peor salud, más estrés, obesidad, depresión e hiperactividad”. Por ello, esta psicóloga y filósofa sostiene que los niños necesitan un poco de “salvajismo diario”. Es innato, explica, que se manchen las manos con barro, que se suban a un árbol e insta a los padres para que apoyen esta tendencia de sus hijos por lo natural incluso cerca de casa: basta con oír los pájaros, ver las flores, investigar u observar.
Esta filosofía persiguen también desde Plisti-Plasta, un proyecto desarrollado en pleno bosque. Esta iniciativa, creada por profesionales de la educación, cuenta con más de 10 años de investigación sobre la pedagogía activa. Creen oportuno que todos los niños y adultos se desarrollen en entornos naturales, pero estos espacios presentan mayores beneficios para personas con autismo, hiperactivas o en riesgo de exclusión ya que “la naturaleza se adapta a cada persona ya que conecta con la parte íntima de cada uno”.
Llegan a la etapa de Primaria con mejores aptitudes
Educar entre paisajes perfectos, montañas altas y árboles centenarios permite a los más pequeños desarrollarse con total libertad en entornos inmejorables, crecer con una mejor salud e ir completando ciertas carencias. Pero no son estos los únicos beneficios que proporciona la naturaleza. El equipo de Plisti-Plasta asegura que llegan a la etapa Primaria -con solo seis años- con una mayor capacidad de concentración y hacer los deberes de forma autónoma así como con una mejor atención. Además, en su vida diaria tienen una manera pacífica de resolver conflictos, expresarse de forma precisa y realizar las tareas de una forma creativa, entre otros. Esto se debe, según el equipo, a que “la naturaleza te hace sentirte parte de ella”.
Desde Cristina Enea tienen clara la metodología a emplear para que el proyecto dé sus frutos: provocación emociones mediante metodologías y recursos sorprendentes que despierten curiosidad para así, “interiorizar los conceptos de manera más eficaz, amena y agradable”.