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La dirección de Podemos Euskadi pacta con los críticos una transición “continuista” tras la salida de Nagua Alba

Edu Maura, Lander Martínez y Nagua Alba, el equipo que pilota Podemos Euskadi

Iker Rioja Andueza

El adelanto de las primarias de Podemos Euskadi y la decisión “personal” de Nagua Alba de no optar a la reelección como secretaria general apenas un año y medio después de su llegada al cargo han cogido por sorpresa a casi todos, incluido al propio Pablo Iglesias, que no conocía estos planes. A casi todos excepto a los estrategas políticos de su equipo, que bajo las premisas de “continuidad” e “integración” han pactado un proceso de renovación política y orgánica tranquilo y estable con Juan Luis Uria, quien hace un año lideró la plancha crítica en las primarias previas a las autonómicas y que ahora permitirá desactivar la fuerza de esos sectores disidentes que tanto han dado que hablar en Podemos Euskadi en apenas tres años de vida.

Alba, de 27 años, se va porque no quiere convertirse en una “política profesional”, aunque continuará como diputada de Unidos Podemos en el Congreso. En su rueda de prensa de este martes, ha dicho que 18 meses después de acceder al cargo desea dejar paso a alguien “con más ganas” para las tareas orgánicas, si bien su equipo se ha esforzado en hacer ver que no se trata de una dimisión o de un abandono, sino de un paso consecuente con su voluntad de limitar mandatos. El código ético los restringe a dos y ella su “autoimpuso” uno, ha explicado la propia dirigente. De nada ha servido que “todos” los miembros del Consejo Ciudadano Autonómico, la dirección, le hayan pedido que reconsidere esta decisión o que haya sido despedida por una salva de aplausos de sus compañeros tras la comparecencia ante los periodistas.

La secretaria general, curtida en el 15M y en la gestión de las redes sociales de Podemos en sus orígenes, tomó a finales de 2015 las riendas de la gestora vasca tras la abrupta dimisión del primer secretario general en Euskadi, el profesor universitario Roberto Uriarte, amigo de Juan Carlos Monedero y que mantuvo una tirante relación con el entonces responsable de Organización de Iglesias e Íñigo Errejón, Sergio Pascual. Uriarte duró apenas diez meses en el cargo, de enero a noviembre de 2015. Alba, con el impulso personal de Errejón, ganó las primarias de marzo de 2016 con un 36% de los votos frente a Pilar Garrido, candidata del sector cercano al exlíder, que se quedó en un 32%. Los anticapitalistas obtuvieron el 24%.

“Integración y continuismo”

Pero estos porcentajes ya no representan la realidad interna del partido en Euskadi. Para empezar, por la 'limpieza' realizada en el censo para sacar a los inscritos menos activos. Se estima en 1.000 la afiliación militante del partido en la comunidad autónoma de los 13.500 totales en España, según datos facilitados a mediados de agosto a eldiarionorte.es. Y, sobre todo, porque el hábil movimiento de la Ejecutiva vasca al pactar una transición rápida y tranquila con Uria ha cambiado todo el panorama.

Cuando hace exactamente un año Euskadi estaba en puertas de las elecciones autonómicas, Uria encabezó una plancha crítica contra la candidata oficialista, Pili Zabala, hermana de una víctima de los GAL y sin experiencia política. Uria lo hizo en nombre de la corriente Kaliangora, la de Pilar Garrido y Roberto Uriarte. El conocido doctor, sin embargo, se incorporó a las listas electorales y, como parlamentario, se ha integrado en el día a día del partido en un grupo donde el portavoz, Lander Martínez, es también el secretario de Organización.

Aunque la celebración de primarias no entraba en el ‘timing’ de la Ejecutiva vasca –cuyo mandato expiraba en marzo de 2019-, el entendimiento con el sector de Uria ha permitido satisfacer sin riesgos para el “continuismo” la demanda de 170 cuadros de Podemos en Bizkaia vinculados a su figura y que firmaron un manifiesto pidiendo que la adecuación a Vista Alegre II fuera completa y no sólo, como se había anunciado, una actualización de los documentos políticos. Es decir, que no hubiera sólo una asamblea política sino una asamblea ciudadana con todas las consecuencias.

En paralelo, una veintena de círculos controlados por sectores críticos había realizado esa misma demanda semanas atrás. Desde la dirección restan importancia al peso de este sector, aunque fuentes próximas al exlíder Uriarte explican que el paso de Alba tiene su origen en este movimiento. “La explicación está en la militancia, en las bases, que se han empezado a mover”, indican estas fuentes.

Ahora, los colaboradores de Alba ya tienen cerrada una 'hoja de ruta' de tres fases hasta llegar al 1 de enero de 2018 con secretario o secretaria general de estreno. El proceso se iniciará con la presentación, en septiembre, de la propuesta en torno al derecho a decidir y a la reforma del Estatuto (consensuada con los socios parlamentarios, IU y Equo), seguirá a finales de octubre con una conferencia política para actualizar el mensaje morado en Euskadi después de Vista Alegre II, como estaba anunciado, y culminará en vísperas de Navidad con las elecciones internas, mucho más tranquilas si se cumple lo previsto que las anteriores. Según Alba, el nuevo equipo tendrá “todo el margen del mundo” para preparar con tiempo las decisivas elecciones locales y forales de mayo de 2019, la prueba de fuego para la consolidación a largo plazo del partido morado en Euskadi.

Primero las ideas, luego los nombres

En Podemos Euskadi tienen claro que la 'hoja de ruta' tiene que ser ésa, primero las ideas y luego los nombres. Es el modelo que ha seguido el partido en Aragón o Baleares y evitaría, según sus impulsores, los roces y tensiones personales que se vivieron en Vista Alegre II o en el reciente congreso del PSOE, donde todo el peso recayó en las primarias y en la pugna entre listas y no en los proyectos.

En el entorno de Alba repiten que hay “cantera” y que habrá una propuesta de “continuidad”, aunque no destapan sus cartas por el momento. ¿Habrá más candidatos alternativos? Es probable que sí (fueron seis en los comicios de 2016), si bien en el entorno de Uriarte, el panorama es incierto. Por ejemplo, Garrido, como miembro del equipo de Iglesias, tiene incompatible presentarse de nuevo a las primarias.

No se descarta que Iglesias impulse una candidatura frente a un sector oficial que se declara 'errejonista' (el hermano de Errejón, Guillermo Errejón). No obstante, en el análisis político del entorno de Alba no preocupa un movimiento de estas características porque sólo ha tenido éxito en Navarra (y por pocos votos) y porque la relación entre Madrid y Euskadi es “fluida” a pesar de las diferencias políticas en Vista Alegre II. De hecho, Madrid ha dado carta blanca a Podemos Euskadi para reorganizarse internamente y crear estructuras de ámbito provincial, inexistentes en el resto de España pero que en el País Vasco son necesarias por el peso de las Diputaciones forales. En Álava, por ejemplo, esto ha sido motivo de conflictos permanentes.

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