'1980', el año que Euskadi sangró y calló
200 atentados, 98 asesinados y 22 secuestros. 1980 fue uno de los años más duros y sangrientos del terrorismo de ETA, lo que se denominó ‘los años de plomo’ de la banda. De la mano de testimonios de víctimas, el documental ‘1980’ echa la vista atrás para no dejar en el olvido el sufrimiento generado durante cuatro décadas. Su director Iñaki Arteta lo retrata de una manera cruda, con imágenes de los atentados e historias en primera persona que demuestran la barbarie diaria a la que la sociedad solo ofreció silencio. Silencio por miedo, silencio por incomprensión, o silencio por cautela. Pero, al fin y al cabo, silencio frío.
Uno de los objetivos de la cinta es recordar el desprecio al que las víctimas se vieron sometidas en aquella epoca. “Nadie me volvió a dirigir la palabra si no era para insultarme o insultar a mi padre”, es lo que vivió una de las huérfánas del terrorismo de ETA; “¿Cómo nos llamaban? maketos, coreanos, nos despreciaban”, recuerda otra víctima; “Hasta que no salgan los 'txakurras' no empieza la misa”.
Trailer documental “1980” - Iñaki Arteta from Leize Producciones on Vimeo.
Iñaki Arteta ha elegido 1980 porque fue “un año icónico” en el que “había un deseo expreso de aterrorizar a la sociedad vasca”, y recalca que “no hay por qué olvidar” pero reconoce que “no se trata de que recordar tenga que ver con el odio, lo que hay que hacer es entender lo que ha pasado y señalar bien a los culpables”.
Es su tercer documental sobre el terrorismo de ETA. Tras el cese de la actividad terrorista hace tres años ¿cree que vivimos una eclosión de documentos audiovisuales sobre el terrorismo en el País Vasco?
Tampoco creo que haya mucha eclosión, por lo menos en el documental. Está ‘Asier eta biok’, o 'La salida del tunel'. Sí hay más en ficción con varias películas ultimamente. Puede ser más llamativo para los autores hacer ahora una reflexión. ¿qué puede ser más por el cese de la actividad terrorista?, quizá sí. Tiene cierta lógica que ahora los autores se sientan más libres.
Ahora que se habla de pasar página, usted se fija en 1980, un año especialmente terrorífico, con 200 atentados y casi 100 muertos. ¿Por qué elige ese año para relatar lo ocurrido durante la época más dura de ETA?
Precisamente por eso, porque me parece un año icónico. La violencia tremenda venía precedida por el año 79 con casi 80 víctimas mortales. Eso somete a la sociedad, a las estructuras democráticas recientes y a la misma sociología del País Vasco a una presión tremenda. Porque el terrorismo no solo mata a policías, guardias civiles y militares, también mata a montones de civiles de todas las clases. O sea, que ya no solo ataca a las estructuras del Estado para obligarles a negociar y conseguir las aspiraciones de los terroristas, sino que también hay una voluntad expresa de aterrorizar a la sociedad vasca, más que a la española. Somete a la pequeña sociedad vasca a una presión pueblo a pueblo, para que nadie se muestre favorable a los postulados democráticos y para que toda la presencia nacionalista tenga una sobre exposición, el que se acerque a lo español sea eliminado, y que todo el mundo saque sus conclusiones.
Ese año es muy especial, la presión fue tanta, condicionó tanto la vida política y las decisiones políticas respecto al nacionalismo y respecto al tratamiento del tema del terrorismo, con las permanentes ofertas de negociación que hubo durante esos años. Yo estoy seguro que durante esta época todo estuvo condicionado por la violencia, todo ha estado condicionado hasta nuestros días, y todavía lo estamos pagando.
¿Cómo se afronta un proyecto como éste? ¿Cómo se puso en contacto con las víctimas, ha sido difícil conseguir testimonios?
Con la experiencia que teníamos con las películas anteriores, y la buena acogida que hemos tenido entre las víctimas, porque hemos tratado el tema con mucho respeto, y con el rigor necesario, hemos podido tener acceso a mucha gente que entiende que podemos hacer un trabajo en línea con la memoria y el respeto a las víctimas. Entonces por esa parte, digamos que teníamos un poco las puertas abiertas. Pero sí que es verdad que muchas víctimas, aunque hayan pasado 34 años, no se ven en condiciones de expresar públicamente lo que les pasó porque se protegen, porque entienden que no es prudente para ellos o para sus hijos contar lo que les pasó. Todavía hay obstáculos absolutamente respetables pero que dan qué pensar.
Hemos hecho lo que hemos querido y lo que hemos podido. También es cierto que han pasado muchos años y hay mucha gente a la que no hemos podido localizar, que ya había muerto o no querían hablar. Lamentablemente, como ha habido tantos asesinatos hemos encontrado muchas historias que nos parecían muy interesantes, pero dejando también muchas historias interesantes en el camino. Historias que algún día habrá que contar, pero ya sabemos nosotros que es una tarea inabarcable.
Entiendo que su objetivo es no dejar en el olvido lo que pasó.
No hay por qué olvidar. Hay que mirar con serenidad al pasado, no se trata de que recordar tenga que ver con el odio, lo que hay que hacer es entender lo que ha pasado y señalar bien a los culpables, se les perdone o no, eso ya depende de cada uno. Y sobre todo reconocer la influencia que ha tenido el terrorismo en todas esas estructuras en las que hablamos en la película: la política, la social, la periodística.... Y por una parte indagar en cómo todo eso nos ha afectado y cómo nos comportamos en aquel momento. Porque aquello es algo que no deberíamos repetir hoy. Y que también reconozcamos que si hay procesos de negociación con los terroristas, no conviene olvidar lo que han hecho. Si hay posibilidades o reclamaciones de amnistía, hay que saber lo que han hecho. Es un viaje de ida y vuelta al pasado para reconocernos en el presente.
¿Crees que Euskadi es capaz de contar su historia con rigor sin caer del lado de unos o de otros?
Lo que hace falta es que se escriba bien desde el presente, que gente que con talento, estudio y rigor cuente bien las cosas desde el punto de vista histórico, sociológico e incluso psiquiátrico, desde el cine o el documental. No es Euskadi quien tiene que escribir la historia, sino que tenemos que ofrecer a los ciudadanos argumentos bien hechos para que reflexionen sobre su historia, y la escribamos tal y como ha sido, sin manipulaciones presentes, sin que el presente nos pueda para ir modificando o tuneando el pasado. Sí que hay ahora mismo dificultades para eso, seguramente te refieres a eso. Porque en Euskadi están gobernando los nacionalistas, y en una gran parte de Euskadi están gobernando los ultranacionalistas, es decir, los que han estado detrás de la práctica terrorista, y una de sus tareas es precisamente salir indemnes de su pasado, y esa es una tarea contra la que hay que luchar. La tarea cultural de poner las cosas en su sitio es lo que nos toca ahora. Ya no hay que mirar debajo del coche, ahora hay que mirar al pasado y hay que mirar a los que desde el presente están intentando cambiar el pasado.
Otras de las labores fundamentales a la hora de realizar un documental es la financiación. Usted ha recurrido al 'crowdfunding'. Ha recibido financiación de algunas televisiones públicas, pero no de ETB ¿lo ha echado de menos?
Sí, porque todo es dinero, que siempre viene bien. Pero las razones por las que no han apoyado el proyecto ellos la sabrán. La idea de acudir al crodwfunding tiene que ver con que estábamos atascados sin ningún apoyo, y llevábamos dos años trabajando sin ningún apoyo, desde el 2009 al 2012, y fue muy interesante porque nos permitió conseguir un dinero que nos permitió arrancar y ya la financiación pudimos completarla con alguna venta de televisiones y algunas otras aportaciones. Pero las razones por las que algunos nos dan dinero y otros no, pues allá ellos, pueden ser políticas o no, nos presentamos tantos a estas cosas… pero sí que se puede ligar a veces a lo político, aunque yo no lo voy a decir, ni se me ocurre.
Ya se ha estrenado el documental ¿Qué recibimiento le ha dado el público?
Todavía no lo ha visto mucha gente, algunos periodistas especializados, pero yo creo que es una película importante, y no porque la haya hecho yo, sino porque se dicen muchas cosas, con opiniones solventes. Nuestra pretensión también era que no hubiera demasiada emoción, intentábamos compensar la emoción con información, y esa información que fuera desde unos cuantos puntos de vista. Yo creo que es una película imprescindible en el sentido de que hay que acudir a documentos así para poder enterarse de lo que ocurrió. Porque causa mucha sorpresa encontrar tantos hechos terroristas en un solo año en una sociedad que todos conocemos. Porque fue hace 34 años, fue ayer prácticamente, y la impresión es grande: “todo eso pasó”, genera mucha perplejidad, y yo creo que también lleva a la reflexión.