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La Iglesia pierde clientela

Siete de cada diez matrimonios que se celebran en Euskadi son civiles.

Eduardo Azumendi

Vitoria-Gasteiz —

La marcha nupcial cada vez se escucha menos en las iglesias de Euskadi. Las bodas civiles han terminado por imponerse de una manera abrumadora: siete de cada diez enlaces que se celebran en la comunidad autónoma son por la vía civil. El año 2007 es el que marca el punto de inflexión y cuando comienza el declive religioso. A partir de ese año, los matrimonios por esta vía se van reduciendo sin remedio. El año pasado se celebraron en el País Vasco un total de 7.398 bodas, de las que solo 2.111 fueron por el altar. Definitivamente, la imparable secularización de la sociedad ha arrastrado consigo uno de los referentes religiosos, como es el casarse por la Iglesia.

El sociólogo y uno de los responsables de esta estadística en el Instituto Vasco de Estadística-Eustat, Martín González, explica que esta progresión es habitual, teniendo en cuenta la secularización de los comportamientos sociales y el hecho de que el componente religioso es cada vez menor. “Ha cambiado mucho el panorama en poco tiempo. Desde 1996 hasta 2012 se ha subido de un 30% de enlaces civiles al 70%. Las generaciones nacidas a partir de los años 80 abandonan las creencias religiosas. O mejor dicho, las estructuras religiosas, las directrices que marca la Iglesia. Es una tendencia que en el resto de Europa empezó en la década de los 60 y en España es ahora cuando ha cogido velocidad de crucero”.

Por territorios, es en Guipúzcoa donde mayor número de bodas civiles se celebraron el año pasado, (el 72,2% del total), seguida de Bizkaia (72%) y Álava (67,6%).

Para Víctor Urrutia, catedrático de Sociología Urbana de la Universidad del País Vasco (UPV), los datos sobre los matrimonios confirman la progresiva pérdida de influencia de la Iglesia Católica. “Se va abriendo paso una nueva manera de entender las relaciones. La secularización de la sociedad conlleva una modernización de las relaciones, como las parejas de hecho”.

Urrutia, quien ha desempeñado el cargo de director general de Asuntos Religiosos con el Gobierno del PSOE, dependiendo de la Secretaria de Estado de Justicia bajo el mando de María Teresa Fernández de la Vega, entre 1994 y 1996, considera que se está viviendo una especie de “cisma soterrado” entre los fieles católicos y los mandatarios de la jerarquía eclesiástica. Sin embargo, Urrutia sí que aprecia ahora una necesidad mayor entre la sociedad de compartir ciertos ritos religiosos, como los funerales. “Se busca dar una salida más humana a esa última despedida. Algo más humano que una despedida en un crematorio”.

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