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La vuelta ciclista al País Vasco prescinde del sexismo y retira las azafatas de la entrega de premios

Bauke Mollema, ganador de la Itzulia de 2015

Iker Rioja Andueza

La de 2017 está siendo una temporada histórica en el ciclismo masculino. Marcará un antes y un después. Y no por las últimas pedaladas del campeón flamenco Tom Boonen, que apura esta semana sus días como ciclista en Flandes y Roubaix. O por las gestas del murciano Alejando Valverde a sus 37 años. O por el centenario del Giro de Italia. El gran cambio, en realidad, se está produciendo después de las etapas. En las entregas de premios, desde que se inició la competición en el Tour Down Under de Australia, están desapareciendo las imágenes sexistas de azafatas con ramos de flores besando a los hombres campeones. Ocurrirá también en la Itzulia, la vuelta ciclista al País Vasco que arranca este lunes.

El director de la prueba, Julián Eraso, declaró en la Cadena Ser que prescindir de las azafatas es una decisión de la propia organización. Puntualizó que, además, es “irreversible”. “La labor que hacían las azafatas la repartiremos entre responsables de la organización y las personalidades que entregan los trofeos. Ya no les darán únicamente el premio, sino que darán la mano al deportista, le desearán suerte y le despedirán”, explicó. Y eso no quiere decir que no haya mujeres entre los ‘entregadores’ de premios.

Eibar es una de las cunas del ciclismo vasco y forma parte del corazón de la Itzulia desde que se fusionó la vuelta al País Vasco con la Bicicleta Eibarresa. Su alcalde, Miguel de los Toyos (PSE-EE), ya planteó que ninguna prueba ni profesional ni de cantera en categoría masculina que pasase por la localidad guipuzcoana cosificara a las mujeres. Otro municipio de la provincia, Zarautz, aprobó también una moción contra las “mujeres florero” en el ciclismo.

La Itzulia llegará a Eibar el viernes de esta semana. No sólo eso. Las rampas de Arrate y la contrarreloj del sábado decidirán la carrera y los ‘maillots’. Y no habrá azafatas. Pero tampoco en las metas del resto de etapas, que por primera vez en años recorren en una misma edición Vitoria, Bilbao, San Sebastián y Pamplona.

La carrera vasca imita así a la reciente Volta catalana. Y a la Challenge de Mallorca. Y a otras pruebas del calendario internacional que optaron por seguir el ejemplo del Down Under australiano. “Las azafatas en los podios sobran, es como tratarlas como objetos, infravaloradas”, declaró uno de los ciclistas vascos más reconocidos, el alavés Mikel Landa, preguntado por estos cambios.

Un debate de fondo

El asunto, sin embargo, ha generado un debate más de fondo. La vuelta a la Comunidad Valenciana, disputada después de Mallorca y antes de Cataluña, no prescindió de las azafatas. Aunque sí incorporó azafatos como guiño de igualdad.

Todavía es recordada la imagen de uno de los mejores corredores del mundo, Peter Sagan, tocando el culo a una azafata en el podio de una de las pruebas más prestigiosas, la vuelta a Flandes. Tuvo que pedir disculpas por la “broma”. En el Giro, es habitual que la retransmisión televisiva arranque con cuatro modelos desfilando con las ‘maglias’ de líder de las diferentes clasificaciones.

En ‘El País’, el exciclista y responsable técnico de la Vuelta a España, Fernando Escartín, declaró lo siguiente:  “Siempre queda más elegante que el ramo de flores lo dé una chica, no va a darlo un barbas, ¿no?”. Escartín, que está casado con una mujer que conoció en una entrega de premios, se confesó “partidario de que las chicas sigan haciendo el podio”. “No lo tomo como algo sexista”, apostilló.

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