Jóvenes y artistas, de la facultad al exilio
El arte y la crisis son conceptos que históricamente siempre han ido de la mano. Los artistas conviven desde sus inicios con esa sensación de vivir al borde del abismo, ya sea por la falta de recursos o por ser considerados no aptos por los poderes que mueven los hilos del arte. Ya en el siglo XIX, los que luego fueran los grandes exponentes del impresionismo y post impresionismo como Monet o Tolouse Lautrec, se vieron relegados al 'Salón des Refusés' -salon de los rechazados- en el París de 1863 por no respetar las reglas de la pintura académica de la época.
Los jóvenes que se inician en el mundo del arte hoy en día tienen sus propios molinos a los que hacer frente, encabezados por los recortes que azotan a la cultura. Muchos de ellos optan por salir de España y buscar su oportunidad en otros países. Reino Unido es uno de los destinos que cada año recibe a jóvenes creadores que subsisten con 'trabajos basura', mientras buscan la oportunidad que les permita exponer sus obras.
El 'Salón de los rechazados españoles' es un proyecto inspirado en aquella idea francesa que luchó por derribar barreras ideólogicas dentro del arte. Este espacio ha sido creado por 'Lon-art.org', una organización sin ánimo de lucro fundada por una historiadora y profesora de arte española, María González, con un espíritu crítico y constructivo. Por un lado quiere dar un espacio a los artistas que, afectados por la crisis, han emigrado a Reino Unido; y por otro servir de movimiento de protesta, no solo por los efectos de los recortes en un sector ya debilitado, sino por la utilización ideológica de la crisis para dirigir el pensamiento artístico.
Cristina Cuevas es una de las artistas que expone su trabajo en este salón que cumple su segunda edición. A sus 32 años, esta fotógrafa madrileña ha podido formarse en el sector cinematográfico, gracias a la ayuda de becas, en Alemania, Ibiza y Los Ángeles. Pero una vez que de vuelta en España vio que “la industria del cine estaba en un momento casi de desmantelamiento”, e hizo de nuevo las maletas con destino Londres. En cuatro meses Cuevas ha pasado del “recibimiento hostil” de una gran ciudad, a atisbar las oportunidades que ofrece. El proyecto que ha elegido para exponer en el salón es 'Women out of Focus', un trabajo que desprende una honda crítica a la reforma de la ley del aborto de Gallardón, ya que según sostiene “los recortes también están sirviendo de excusa para imponer cierta ideología”.
A pesar de la sensación pesimista que puede desprender la fuga de creadores a otros países, Cuevas defiende que “la gente aquí está feliz, cabreada por la situación que hay en España, pero contenta, somos afortunados de poder venir e intentar hacernos un hueco”, reconoce.
Becas y emprendimiento
Las opciones de los creadores que luchan por buscar un hueco en su lugar de origen pasa por conseguir una beca o aventurarse en el emprendimiento. Naia del Castillo, escultora y fotógrafa bilbaína, se encuentra en “un buen momento” de su carrera y ahora mismo disfruta de una beca concecida por 'Bilbao Arte'.
Este centro de producción artística está situado en pleno barrio de Bilbao La Vieja, y desde su creación en 1998, pone a disposición de los jóvenes creadores los medios e infraestructuras necesarias para el desarrollo de sus propuestas.
Naia del Castillo, que tambien ha desarrollado parte de su carrera en otros países, considera que las becas y las ayudas públicas “son indispensables para sacar proyectos adelante”. Pero, por otro lado, también pone el acento en la falta de empuje de la iniciativa privada, “ha habido un fuerte parón en los museos, en el número de exposiciones”, dice, “aunque en el País Vasco estamos un poquito mejor”, reconoce a su vez. La fotográfa confía en que la tendencia comience a invertirse “después de unos años muy malos”, mientras defiende la opción de emigrar, “hay que moverse”, dice mientras incide en le espíritu de superación de los artistas “siempre estamos tirando hacia adelante, es nuestra forma de vida”.
La cultura como algo productivo
Ese espíritu de superación ha llevado a Unai López de Armentia a montar en su Vitoria natal la Sala Baratza, “un espacio para las Artes Escénicas Contemporáneas y la Cultura en general”, como ellos mismos definen. Despues de una larga trayectoria de formación y trabajo en Inglaterra, donde “aguantó” 10 años, Unai consiguió llevar sus trabajos a Brasil, Islandia o Francia, antes de empezar a plantearse la vuelta a casa, una decisión que ya “fue sucicientemente dura” y le llevó “tres años”, como para plantearse de nuevo emigrar.
Los primeros 6 meses de vida de la Sala Baratza han resultado “un salto muy difícil sobre todo a nivel emocional”, reconoce, “hay que trabajar tres veces más para ganarte la vida miserablente”. Pero aun así apela a la ilusión de conseguir nuevas programaciones, cursos y residencias que completen el programa y no les obligue a vivir de la cesión de espacios y advierte que seguirán trabajando “hasta donde nos llegue la fuerza”. Unai cree que unido a la falta de recursos, el problema del sector es que “no se piensa en la cultura como algo productivo, como ocurre por ejemplo en Francia, hasta que no se dé ese paso, persistirá la crisis entre los artistas”, sentencia.