“El optimista tiene el control sobre su vida”
¿Hay alguna relación entre el optimismo, la salud y la enfermedad? ¿Una persona optimista puede curarse antes si sufre una enfermedad? El psiquiatra Luis Rojas Marcos (Sevilla, 1943) cree que sí y por eso se declara fan del optimismo y apuesta por “hablar y por narrar” para aliviar el daño. “Narrar es una herramienta curativa. Cuando alguien sufre un trauma lo que más ayuda es contar lo que le pasa, poner palabras a los sentimientos. El optimista tiene el control sobre su vida”. El actual catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Nueva York, el hombre que ha cuidado de la salud mental de esta ciudad, ha participado en Vitoria en el ciclo de conferencias Diálogos de Ética, Humanismo y Ciencia, promovido por las instituciones locales.
“El cerebro lleva muy mal el vacío, precisa de explicaciones que le ayuden a comprender lo que ha pasado cuando ha ocurrido algo traumático. La medicina ha cambiado: no solo investiga cómo curar, sino que estudia lo que tienen los seres humanos que de forma natural les ayuden a superar las enfermedades. Lo mismo ocurre en el terreno de la psicología positiva, que investiga las cualidades que ayudan a vivir mejor”.
Rojas Marcos cuenta con un sistema muy particular que permite a una persona autoevaluarse en una clasificación de optimismo del 1 al 10 (el uno sería la mínima y el 10, la máxima). “Consta de tres apartados. En primer lugar, hay que responder a la pregunta: Cuando pienso en el futuro, ¿lo veo con esperanza, creo que lo que deseo va a ocurrir?. El segundo capítulo guarda relación con el pasado y la percepción que se tiene de él. Se trata de recopilar 20 recuerdos y comprobar si hay más positivos o negativos. La memoria es selectiva y tiende a olvidarse de lo negativo. Y el tercer apartado es la forma que tenemos de explicar las cosas. Cuando pasa algo negativo, ¿tiendo a pensar que es culpa mia?”. Para conocer la nota final hay que puntuar del 1 al 10 cada uno de los apartados y después dividir entre tres. “Esa es tu nota de optimismo”, recalca Rojas Marcos.
Siempre se puede hacer algo
Según Rojas Marcos, la persona optimista “tiene el control sobre su vida. También sufre la crisis, pero trata de hacer algo para reducir su impacto. Se trata de personas que antes las dificultades ponen el control en ellos mismos. Justo lo contrario de los que se guían por eso de 'que sea lo que dios quiera'. Ahí reside su fuerza”.
El psiquiatra puso un ejemplo. “En Estados Unidos se realizó un estudio para comprobar por qué morían más personas en el estado de Louisiana que en el de Illinois cuando se producían huracanes, una vez descartadas las cuestiones de resistencia de los edificios y otros aspectos técnicos. Los expertos salieron a la calle y preguntaron a la gente. Y una de las conclusiones es que mientras que en Illinois la gente reaccionaba con rapidez cuando había un aviso de huracán y buscaba alguna solución, en Louisiana se resignaba poco menos que a su suerte, se mostraba inactiva y se dejaba ir con esa idea de 'que sea lo que Dios quiera'. Los optimistas siempre piensan que pueden hacer algo frente a una situación adversa, como la enfermedad, que pueden hacer algo para curarse, aunque sea una fantasía”.
Y en este punto, Rojas Marcos también recurrió a una anéctota verídica. “Una compañía de militares salió de expedición en los Alpes. Y el mal tiempo les impidió regresar a la base. Encontraron una cueva para refugiarse y pasaron unos días. No se atrevían a salir. No sabían dónde estaban. Hasta que uno encontró un mapa en el bolsillo y se animaron a salir. Al final consiguieron llegar a la base y el capitán les preguntó lo que había pasado. Le enseñaron el mapa y les preguntó: ¿cómo habéis conseguido llegar hasta aquí si este es un mapa de los Pirineos? Es un ejemplo de como el que piensa que puede hacer algo tiene más posibilidades de sobreponerse a la enfermedad”.
“Antes o después”, prosigue, “todos nos tendremos que enfrentar al dolor y en ese momento nos sentiremos mejor si estamos rodeados de optimistas”.