“Regatear el número de refugiados que puede acoger un país es vergonzante”
“Mezquina, ramplona y vergonzante”, así ven desde la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), la actitud de Mariano Rajoy y el Gobierno de España a la crisis humanitaria que se ha desatado en Europa en materia de refugiados. La directora de CEAR Euskadi, Patricia Bárcena, cree que “intentar regatear el número de personas que se acogen cuando nos piden que acojamos a 4.000, y andamos regateando para acoger exclusivamente a 2.700, la verdad es que nos parece vergonzante”.
La responsable de la delegación vasca ve imprescindible que “la ciudadanía presionemos para que haya un cambio radical” en la actitud de las instituciones. “Si el partido que está en el Gobierno ve que la ciudadanía y los movimientos demandamos que haya un ejercicio de responsabilidad y solidaridad con las personas refugiadas, es probable que cambien las tornas, pero debería haber más presión colectiva”, reivindica.
CEAR promueve la declaración #UErfanos que exige a la Unión Europea y a sus Estados miembros que pongan en marcha una serie de medidas para atajar la situación de millones de refugiados ¿Cuáles son estas medidas?
Lo primero que se ha demandado con mayor urgencia es que se ponga en el centro de las conversaciones y de los discursos políticos que están llevando a cabo todos los países de la Unión, a las personas y que se gestione la política común de asilo desde la perspectiva de los derechos humanos y no desde el control de las fronteras y de la seguridad, que es lo que hasta ahora se ha venido haciendo. Porque confundir a la ciudadanía hablando de números y de cifras no ayuda a que nazca la necesaria solidaridad y además es una irresponsabilidad por parte de los Estados. No hay que olvidar que hay millones de personas que están huyendo de los países en conflicto y estamos ante una grave crisis humanitaria a la que hay que mirar desde la perspectiva de las personas y los derechos humanos.
En segundo lugar pedimos que se acabe de una vez con las muertes en el Mediterráneo y que se pongan en marcha operativos de salvamento para cualquier persona cuya vida pueda estar en riesgo. Estamos escuchando que las actuaciones van más dirigidas a evitar la salida de barcos mediante intervenciones militares, en lugar de estar hablando de aplicar la normativa internacional relativa al salvamento en el mar, que es lo que tendrían que priorizar: la seguridad de las personas.
En tercer lugar para evitar que haya más salidas y que la gente no se tenga que jugar la vida por vías alternativas de llegada a países seguros, pedimos que se habiliten vías legales, que las hay, de llegada y de salvamento de los países de origen, además de acabar con los conflictos en origen, evidentemente.
¿Esta crisis se podría haber previsto antes de llegar a la situación actual?
La verdad es que sí. Llevamos ya muchos años trabajando por los derechos de las personas refugiadas. Es un tema que no se ha querido abordar con seriedad y no es verdad que sea un problema nuevo y que haya de repente una política común que haya que crear, porque en el acuerdo de Schengen, en los años 90 ya se hizo la primera alusión a las personas refugiadas, y también en el convenio de Dublín. Estamos hablando que hace 25 años que se viene hablando de la creación de una política común y se han puesto en marcha muchas medidas, pero sí que es cierto que ha habido una falta de interés muy claro por aplicar políticas comunes reales. También ha habido conflictos, también ha habido personas refugiadas y también se han sentado a hablar en Europa de cómo construir un sistema común de asilo, de cómo acoger, qué procedimientos seguir, etc. Lo que sí es cierto es que no en todo se han puesto de acuerdo, una evidencia es que ahora mismo no lo hacen, porque principalmente están mirando intereses nacionales en lugar velar por el bien común y por una política real común.
¿Cómo valoráis la postura del Gobierno español en esta crisis?
La verdad es que no sé qué palabra utilizar, si mezquina o ramplona. Sentimos que, de cara a Europa y al resto de los países, estamos teniendo una postura totalmente rácana. Yo creo que intentar regatear el número de personas que se acogen, cuando nos piden que acojamos a 4.000, y andamos regateando para acoger exclusivamente a 2.700, la verdad es que nos parece vergonzante. Sobre todo si lo ponemos en contexto. Hay 60 millones de personas que se han visto obligadas a abandonar sus hogares, por supuesto no todas van a llegar a España ni a Europa, ni siquiera la mitad son personas refugiadas que han conseguido traspasar las fronteras de sus países, sí que son desplazadas, pero dentro de sus países. Pero alrededor de 18 millones según los datos de ACNUR, habrían traspasado las fronteras de sus países y son refugiadas. A Alemania el año pasado llegaron casi 200.000 personas a solicitar asilo, y nosotros estamos regateando, rascando el acoger a 4.000, da un poco de vergüenza, ¿no? Es muy difícil identificarte con un país que actúa de esa manera a los ojos de Europa y del mundo, y a los ojos de la Historia. Se le ha olvidado de repente que hemos sido un país emisor de refugiados durante muchísimos años y que ahora tengamos esta actitud, es como digo, vergonzante.
Ada Colau ha propuesto la creación de una red de ciudades-refugio ¿Deben los ayuntamientos vascos adherirse a esta propuesta?
Hasta ahora la política de asilo e inmigración es política del Estado, por eso quizás hay quien se ha podido quedar un poco fuera de juego. El Gobierno se encarga de decidir cómo gestiona las personas que llegan, y digamos que también de acordar la política común en Europa sobre a otras posibles personas que vayan a reubicar o a reasentar, que son dos procesos diferenciados.
España decide, pero se puede poner de acuerdo, como en tantas otras cosas, el Gobienro español con las Comunidades Autónomas o con los ayuntamientos, para poder hacer una acogida. De hecho hay un precedente que es el de la guerra de Bosnia, cuando hubo un proceso de acogida y en la que se hizo una llamada desde el Gobierno, que a su vez venía de José María Mendiluce, entonces representante de las Naciones Unidas en España, y los ayuntamientos reaccionaron. Y en Euskadi de hecho se acogió a muchas personas, en Mundaka, en Bermeo, en Vitoria… Hubo muchos ayuntamientos que se mostraron abiertos a acoger a personas. Entonces podría ser una posibilidad.
Hay otros programas como son las ciudades por el reasentamiento, que creo que es al que se refiere Ada Colau. Hay un programa en concreto en Europa, con la ciudad de Sheffield (Reino Unido), que es la que se pone de ejemplo de buena práctica como ciudad acogedora o reasentadora. Ese programa europeo está ahí y siempre se han buscado ciudades que se adhieran al él. El Ayuntamiento de Bilbao ha participado en alguna reunión para conocer la experiencia y no se ha canalizado en nada, porque quien decide es el Estado, pero sí que mostró su interés acudiendo a las reuniones cuando nosotros se lo pedimos.
¿Como directora de CEAR Euskadi esperas un cambio de posición del Gobierno español?
Yo la verdad es que no tengo buenos expectativas en que pueda haber un cambio. Creo que estar con miras a las elecciones, no nos ayuda demasiado. Creo que la ciudadanía deberíamos presionar para que haya un cambio radical. Si el partido que está en el Gobierno ve que la ciudadanía y los movimientos demandamos que haya un ejercicio de responsabilidad y de solidaridad con las personas refugiadas, pues es probable que cambien las tornas, pero creo que debería haber más presión colectiva.