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“Sabemos que hay violencia de género entre los jóvenes y no hacemos nada”

Las redes sociales pueden ser utilizadas como un elemento de control

Patricia Burgo Muñoz

“A pesar de que en estos años nos hemos concienciado de que realmente hay violencia de género en la juventud, no estamos haciendo nada o muy poco al respecto”. Teresa San Segundo, directora del Centro de Estudios de Género de la UNED, asiste preocupada a la inacción, tanto de las instituciones como de la sociedad, ante un problema que es cada vez más frecuente entre los adolescentes.

San Segundo, que también es directora de del Master de Malos tratos y de Violencia de Género de la UNED, ha participado en las jornadas 'La juventud ante la violencia de género' organizada por la propia universidad a distancia para visibilizar los comportamientos violentos entre parejas cada vez más jóvenes, y que encuentran en las nuevas tecnologías un “medio de control y de hacer daño tremendos”.

¿Por qué es necesario hacer este tipo de jornadas?

Estos últimos años nos hemos concienciado de que realmente hay violencia de género en la juventud y no se está haciendo nada o muy poco. Por eso este curso se llama ‘La juventud ante la violencia de género’. Es necesario que tomemos conciencia, que lo abordemos y que nos dirijamos a la juventud. Hasta ahora las campañas se han dirigido a mujeres de mediana edad, y claro, ellas han comprendido este dicurso, pero la juventud entiende que es algo que no va con ellos. Hay que ponerse en su cabeza, en su lenguaje y dotarles de instrumentos para que no caigan.

¿Hay diferencia en la violencia ejercida en diferentes edades?

En principio la violencia de género es igual tanto en la juventiud como en personas más mayores. Pero sí hay ciertas diferencias que se reflejan en la forma de control. La violencia física, psicológica o sexual, existe en cualquier lado, tanto con jóvenes como con personas mayores. Pero es cierto que ahora tenemos las nuevas tecnologías que hacen que los medios de control sean muy potentes. No es lo mismo que una persona insulte a otra de forma directa y que lo escuchen tres o cuatro amigos, a poner eso en una red social, que puede tener un eco tremendo. La violencia, la ejerza quien la ya sea el Estado o una persona, se basa en controlar y someter. El control con estas nuevas tecnologías puede ser casi infinito. Porque se puede controlar desde sus mensajes, dónde va, de dónde viene, a qué hora, con quién habla… Ahora los medios de control son tremendos y a su vez los medios de hacer daño también pueden ser tremendos, tan grandes que muchas veces se escapa a nuestro entendimiento el alcance que puede tener.

Además hay que sumar el hecho de que aunque tenemos una igualdad formal, no hay igualdad real. Antes las mujeres eran conscientes de la desigualdad y luchaban contra ella, y ahora hay un engaño o un espejsimo de igualdad. Las chicas creen que tienen igualdad pero no la tienen, y eso provoca diferentes tipos comportamiento.

Usted ha participado en las jornadas con la ponencia 'Ni príncipes, ni princesas', ¿a qué se refiere exactamente el título?

He puesto ese título haciendo referencia a todos esos roles que han ido calando por ese imaginario sociocultural que tenmos. Hay diferentes formas de transmitir los valores culturales, no solo desde la formación reglada, si no también a través de todos los mecanismos como los cuentos o las películas… Por ejemplo tenemos los cuentos con el príncipe azul, que es un mito que viene de antiguo. Las niñas y las adolescentes tienen que esperar que un día llegue su príncipe azul, él vendrá, tiene la iniciativa, es activo y ella solo tiene que esperar sin hacer nada, pasivamente. Solo tiene que cerrar los ojos y él llegará. Aquí estamos haciendo una representación de las mujeres de belleza, de pasividad, y la de los varones, en cambio está relacionada con la actividad, la iniciativa, la valentía…

Estamos transmitiendo unos roles con estos cuentos. Hay unos cuentos que solo con el título ya los transmiten: 'aperucita y el lobo feroz', 'La bella y la bestia'. Están inoculando el sueño de tener una bestia en exclusiva, porque las mujeres con nuestro amor ya transformaremos esa bestia. Y eso se lo estamos transmitiendo a nuestros niños y niñas. Con estos cuentos estamos inculcando a las niñas que se dejen abusar, pero no solo eso, es que además el abusador va a ser su príncipe azul, el no va más. Entonces creo que tenemos que reflexionar. Es decir, hombres y mujeres hemos sido educados con estos parámetros, y tenemos que parar a pensar qué nos están transmitiendo.

Entonces, es una labor de trabajo y reflexión de toda la sociedad, no solo institucional, ¿no?

Exactamente, así lo entiendo yo, exactamente como lo has dicho. Esto es un trabajo de toda la sociedad, es un trabajo de la familia, de la escuela, de las instituciones, de las políticas públicas, de los amigos... Porque si no colaboramos todos, esto seguirá adelante. Y me encanta que lo hayas dicho así, porque la gente normalmente dice que “es que hacen falta políticas, es que las instituciones…” Pero si decimos eso, nos estamos quitando cada persona individual nuestra responsabilidad. Las instituciones tienen la suya, pero nosotros tenemos la nuestra. No podemos volver la cabeza por no considerarnos incluidos en los grupos de los agresores o de las víctimas. Tenemos todos que buscar nuevos modelos de masculinidad y de feminidad.

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