Supersur, de ningún sitio a ninguna parte
Recientemente se han cumplido 20 meses de la inauguración de la infraestructura que lleva camino de convertirse en la más infrautilizada de Bizkia, la Supersur o Variante Sur Metropolitana(VSM). 18 kilómetros de asfalto, hormigón, viaductos y túneles que han costado a las arcas vizcaínas más de 900 millones de euros y cuyo propósito original era desdoblar a la autopista A-8 a su paso por el Bilbao metropolitano. Sin embargo, la situación económica, los peajes y el poco tiempo que se ahorra incluso en su recorrido más largo han provocado que los conductores no opten por ella.
Año y medio después de su apertura, las cifras no pueden ser más desalentadoras. La media de usuarios diaria se queda en 11.832 vehículos, cuando las previsiones iniciales auguraban 24.000. En total, en estos 20 meses han circulado por la Supersur 7.099.438 vehículos. Los datos de transporte pesado son aún peores. El número de camiones diarios ha sido de 2.992 cuando las primeras estimaciones hablaban de más de 9.000.
Desde la perspectiva del aprovechamiento de una infraestructura pública que casi ha costado 1.000 millones de euros podría parecer un fracaso, pero la Diputación Foral de Bizkaia no lo ve así. El pasado 4 de junio, la diputada de transportes, Itziar Garamendi, compareció ante los medios e hizo un balance “positivo” del uso de la infraestructura.
Garamendi prefiere poner el acento en el número de congestiones que, desde su punto de vista, ha ahorrado la VSM a los usuarios de la A-8. En 2010, último año antes de que la infraestructura entrara en funcionamiento, un total de 9.500.000 vehículos se vieron afectados por retenciones en las vías que circulan alrededor del Bilbao metropolitano, mientras que el año pasado esta cifra se redujo a 4.200.000. La diputada de transportes también argumentó que el número de accidentes con víctimas en la A-8 se han reducido en un 31% y las emisiones de CO2 un 11%.
Lo que ya no queda tan claro es cómo van a hacer los técnico forales para dar viabilidad económica a la carretera. La recaudación que consiguieron sacar de la misma el año pasado no llegó a los seis millones de euros cuando para cubrir únicamente los gastos de mantenimiento necesitan 8,9 millones. Esto quiere decir que si las cifras no mejoran la Diputación tendrá que hacer frente a un déficit de 3 millones de euros cada año sólo por tener la Supersur abierta. Y a este gasto hay que sumarle la amortización del macrocrédito que contrajo para poder construirla, que tendrá que empezar a cubrir este mismo verano y cuyo calendario de pagos se alarga hasta 2035.
Reducir los peajes
Reducir los peajesDesde el punto de vista de Luis Murgia, asesor de vialidad del Real Automóvil Club (RAC) vasconavarro, todas las estimaciones realizadas en torno a la Supersur “han fallado desde el principio”. “Desde que estas infraestructuras se planean hasta que se inauguran pasa mucho tiempo y en este caso se nota que las cosas han cambiado mucho”, explica. Desde su punto de vista, la única forma para aumentar el uso de la VSM sería reducir el costo del peaje para los conductores. “En la situación de crisis que vivimos la gente mira cada vez más todos los gastos que van unidos al coche”, apunta. “Sólo hay que ver los anuncios de televisión actuales que ya no venden potencia y hablan más de vehículos ecológicos, de bajo consumo y gran confort”, añade.
Enrique Pérez, secretario general de la asociación de transportistas de Bizkaia (Asetravi), también cree que la mejor solución es una reducción de los peajes o incluso la completa gratuidad. “Depende de si quieren que se use más o se recaude más”, puntualiza. En su opinión, una rebaja de las tarifas provocaría un aumento de conductores suficiente como para que se incrementen los ingresos. A día de hoy, la principal razón que mantiene alejados a los transportistas vizcaínos de la Supersur es su alto coste. Aunque la Diputación aceptó reducir los precios de entrada para camiones tras las presiones del sector, el coste sigue superando los 4 euros en su tramo más largo.
La solución que plantea Asetravi son unos bonos ofrecidos a cada empresa que varíen en función del número de usos diarios que hagan de la infraestructura, una fórmula recogida en una directiva comunitaria. “Se lo planteamos a la Diputación en 2011 y nos pidieron tiempo para poder aplicarla, pero todavía estamos a la espera de nuevas noticias”, explica su secretario general. Para Enrique Pérez, el principal problema de la VSM es que cuando se establecieron los precios de los peajes “no se contó con el sector del transporte de Bizkaia”. “Nos han impuesto el uso de esa carretera y no estamos de acuerdo”, critica.
Aunque conductores y transportistas coinciden en demandar una reducción del coste de los peajes como solución para la infrautilización de la Supersur, la diputación va por otros derroteros. Conscientes de que el número de usuarios de la vía no garantiza su sostenibilidad, los responsables forales han optado por la publicidad para atraer conductores. Itziar Garamendi aprovechó su comparecencia de principios de junio para presentar los tres eslóganes que formarán el centro de la misma: “Por la Supersur llegas a tiempo”, “Por la Supersur tardas menos” y “Por la Supersur cuesta menos”. Queda por ver si alguien acabará por creérselos. De buenas a primeras y a juzgar por las opiniones de sus potenciales usuarios, la última sentencia no parece la más acertada.