Telepsiquiatría en la cárcel
La salud mental se ha convertido en el principal reto sanitario en las cárceles, una vez que se ha logrado controlar el sida. Así lo asegura Miguel Gutiérrez, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría y jefe del servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario de Álava (HUA). Ese reto ha llevado a un equipo de este hospital a experimentar con nuevas terapias y fórmulas, como la telepsiquiatría para tratar este tipo de afecciones entre los presos. Un proyecto que se desarrolla con reclusos que sufren enfermedades mentales de la cárcel de Zaballa, en Álava.
“El coste de la teleasistencia es cero y las ventajas, en cambio son muy importantes. Por ejemplo, se reducen los desplazamientos de los presos hasta el hospital para ser tratados y su estancia en los mismos. Antes de este programa cada traslado de un preso al hospital implicaba la movilización de una patrulla de la Ertzaintza y, al menos, dos agentes. Es decir, existían riesgos de seguridad y se ahondaba más en el estigma del paciente presidiario. El uso de la teleasistencia no significa que se dejen de hacer las visitas al centro, pero sí resulta más práctico para todos”.
El psiquiatra del Hospital Universitario de Álava que se encarga de esta programa es Mahmoud Karim Haidar. El proyecto se viene desarrollando desde hace dos años y es el primero de estas características en España. La cárcel de Zaballa alberga a 800 presos, de los cuales el 60 % toma algún psicofármaco y cerca de la mitad padece una toxicomanía. Además, según sus datos, el 16 % de los presos podría tener una discapacidad intelectual, la tasa de suicidio casi multiplica por diez a la de la población normal y el índice de enfermos mentales graves cuadruplica la existente en la calle.
“En la cárcel de Álava”, explica, “hay entre 40 y 50 pacientes psicóticos graves, lo que supone que la enfermedad mental pase a ser el primer reto de salud entre muros. Otra de las ventajas de la teleasistencia es que la facilidad para acceder a la atención especializada, la mayor comunicación con los especialistas en psiquiatría y el diagnóstico precoz. Todo ello resumido a un coste cero”.
El programa de videoconferencias arrancó con programas específicos para el control de los tratamientos de reclusos que abusan o tienen dependencia de piscofármacos y presos con Hepatitis C y que tomen interferon.