Todas las miradas sobre el PP en la recta final de la negociación de los presupuestos vascos
Hace cuatro años, en el arranque del primer mandato de Iñigo Urkullu, el lehendakari anunció desde Bruselas que retiraba su primer proyecto de presupuestos, que no había logrado acuerdos políticos para solventar su situación de minoría. Aquella crisis estuvo a punto de malograr toda la legislatura y sólo un pacto de fondo con el PSE-EE en septiembre de 2013 evitó un adelanto electoral. Ahora PNV y PSE-EE son más que amigos, pero ya no tienen aquella mayoría. El Gobierno de coalición, que se quedó a un escaño de la mayoría en las elecciones, se ha autoimpuesto el miércoles de esta semana como límite para elegir compañero de viaje con quien pactar el presupuesto, aunque el calendario de la tramitación parlamentaria es mucho más generoso. Y todas las miradas se posan sobre el PP de Alfonso Alonso.
Formalmente, la negociación presupuestaria continúa abierta con toda la oposición. Incluso con Elkarrekin Podemos, a quien tras la primera ronda de contactos no se invitó a una segunda reunión, según los comunicados oficiales, pero que volverá a sentarse en las próximas horas con el consejero de Hacienda, Pedro Azpiazu, a pesar de que el consejero ha reconocido que sus demandas económicas son inviables. Tampoco se ha descartado desde el Ejecutivo la opción de EH Bildu, que se declara abierta al diálogo pero que mantiene varias exigencias sobre la mesa que separan sus posiciones respecto a las del Gobierno.
En este escenario, los focos están puestos sobre el PP. Antes de que las cuentas fueran presentadas, los 'populares' tendieron la mano al acuerdo en lo que se interpretó como un guiño para que el PNV se sumara también a las negociaciones con el Gobierno de Mariano Rajoy para sacar adelante los presupuestos generales. Alonso, que tiene una buena relación con Azpiazu de la etapa que ambos compartieron en Madrid, pareció subir el precio una vez conocidos los números del proyecto, pero la realidad es que la del PP continúa siendo la opción más clara para Urkullu.
“Vamos a ser posibilistas. Se lo vamos a poner bastante fácil”, explica un portavoz del PP vasco a eldiarionorte.es, aunque avisa, como ya hizo Alonso, que si no se asumen ciertos “previos” el PP no tendrá problemas en presentar una enmienda de totalidad y “800 ó 900” correcciones parciales a las cuentas, documentos que “ya están bastante avanzados” porque “ya se hizo así el año pasado”.
Azpiazu, como hizo con Elkarrekin Podemos y EH Bildu, telefoneó al equipo negociador del PP el pasado viernes para cerrar una cita para el arranque de esta semana. Las tres reuniones serán el lunes y el martes. Los 'populares', asimismo, han recibido un documento del Gobierno con propuestas “genéricas” para encarar la negociación. Ese papel no ha llegado a la coalición morada, según las fuentes consultadas, mientras que EH Bildu optó por no hacer comentarios a preguntas de este periódico.
El PP responderá a estas premisas en su reunión y fijará posición política. Está dispuesto a dejarse pelos en la gatera en pos del acuerdo, aunque sí insistirá en mejorar la dotación de las ayudas a los emprendedores y a las familias y en rechazar de plano la reforma fiscal que han puesto como condición EH Bildu y Elkarrekin Podemos. Con las grandes partidas comprometidas ya y un crecimiento mínimo de 120 millones respecto a 2016 y que va destinado en parte a subir un 1% el sueldo de los funcionarios, el PP sabe ya que su margen para condicionar las cuentas es mínimo, como mucho de unos 60 millones, calculan, apenas el 0,54% del total.
En este sentido, la oposición de izquierda y de derecha se ha unido para reclamar al Gobierno de coalición que decida. Que elija qué “modelo de país” quiere. “Hay cosas imposibles y lograr un apoyo de ambos es imposible”, coinciden un parlamentario opositor y un colaborador del lehendakari.