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Urkullu fija el empleo como “prioridad número uno” de 2018 y apela al pactismo en el debate sobre el autogobierno

Urkullu, en Ajuria Enea, durante su discurso de final de año

Iker Rioja Andueza

Sobrio, breve y sin grandes reflexiones políticas para un día más pensado para la celebración que para otra cosa. El lehendakari, Iñigo Urkullu, ha centrado en el empleo y la defensa de un perfil pactista su tradicional mensaje de Nochevieja, en el que también ha apelado a “mejorar como personas en nuestras familias” y a “trabajar en equipo”. No ha habido alusiones directas a Catalunya a pesar de que el sábado se encontró en San Juan de Gaztelugatxe (Bizkaia) con los “amigos” Carme Forcadell y Jordi Turull. Es más, ha remarcado su deseo de buscar una “actualización” del autogobierno vasco para lo cual ha usado conceptos como “diálogo”, “acuerdo”, “juntos” o “sociedad integrada”.

Urkullu, que ha adelantado por segundo año su alocución de la noche al mediodía para ser menos 'invasivo' en los hogares vascos, ha agradecido la “oportunidad” de compartir con la ciudadanía de Euskadi y con los vascos de todo el mundo unos minutos antes del arranque de 2018. “El objetivo más sentido es lograr que 2018 sea el año del empleo, empleo de calidad”, ha apuntado el presidente vasco desde el palacio de Ajuria Enea de Vitoria, que ya no es su residencia habitual por motivos familiares.

El lehendakari ha hecho hincapié en que, lejos de otras cuestiones, “la prioridad número uno” del Gobierno es la misma que la de la sociedad, el empleo. “Uno a uno, día a día, vamos a crecer [económicamente en 2018]. Es la prioridad, nuestra tarea y compromiso fundamental”, ha solemnizado Urkullu, que ha asegurado que su equipo y él personalmente conocen “de primera mano” las “dificultades” de muchos vascos. “Nos afecta el sufrimiento ajeno”, ha aseverado para prometer “trabajo en equipo” y “esfuerzo” y que el Gobierno “seguirá garantizando el sistema vasco de protección social”.

Urkullu, como el Rey en Navidad, también ha realizado una referencia a la lacra de la violencia machista. Ha deseado que en 2018 se “erradique la detestable violencia contra las mujeres”. Ha pasado más de puntillas por otros asuntos como los refugiados o la gestión del final de ETA y, en puertas de que arranque en enero el juicio por el mayor caso de corrupción en Euskadi, el 'caso De Miguel', ha prometido una Administración con “puertas y ventanas abiertas”.

Sólo en el tramo final, aunque sin referencias directas a Catalunya o a su papel de mediador para evitar la declaración unilateral de independencia, Urkullu ha apostado por “defender, profundizar y actualizar” el autogobierno vasco, aunque siempre desde “el diálogo y el acuerdo”, con el objetivo de que “Euskadi Basque Country” gane “un espacio propio en el mundo”. “Aquí podemos hablar y escuchar. Queremos acordar y pactar, seguir construyendo juntos un país con raíces y valores sólidos”, ha enfatizado el lehendakari, que ha hablado también de una sociedad “integrada”.

El PSE-EE, que gobierna en coalición con el PNV, ha querido destacar también su impronta en el Ejecutivo de Urkullu. Según el portavoz socialista, José Antonio Pastor hay “10.000 parados menos, 2.000 trabajadores tienen un contrato más estable gracias a la lucha contra el fraude, 3.000 familias han dejado de depender de la RGI o 1.000 familias más tienen reconocido el derecho subjetivo a la vivienda”. Y ha añadido: “Ésta es nuestra aportación al año que ahora termina. Esperamos que en 2018 esta senda continúe. Nosotros no nos hemos querido esconder nunca y el Gobierno vasco tampoco lo ha hecho y, en buena medida, pensamos que los socialistas vascos hemos contribuido mucho a que esto sea así”.

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