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Urkullu, un mediador con hilo directo pero sin arrancar elecciones a Puigdemont

Urkullu, en una visita institucional al Palau de la Generalitat

Iker Rioja Andueza

El lehendakari, Iñigo Urkullu, partirá a Quebec el próximo lunes. Se trata de un viaje de carácter “económico, institucional y cultural”, aunque el Gobierno vasco no ha ocultado que la expedición tiene también una significación especial por la admiración que Urkullu profesa por el modelo de “claridad” de Canadá, un modelo legal y pactado para la celebración de un referéndum en la región francófona que la delegación vasca visitará la próxima semana. Desde hace años, Urkullu ha hecho de este “derecho a decidir sujeto a pacto” una de sus banderas políticas. Además, su obsesión por la estabilidad institucional -“está en riesgo la estabilidad del Estado español”- han espoleado al presidente vasco a erigirse en mediador entre La Moncloa y Sant Jaume, entre España y Catalunya, con contactos directos y continuados con un estrecho colaborador de Mariano Rajoy y con el propio Carles Puigdemont.

Esas conversaciones, que se han intensificado en los últimos días y horas, habían facilitado la vía abierta a mediodía de este jueves para celebrar elecciones autonómicas el 20 de diciembre, si bien el 'president' ha cerrado esa puerta a última hora al asegurar que no tenía “garantías” de que el Estado no fuese a intervenir la autonomía catalana. Se desconoce si el enésimo cambio de sentido en este 'procés' motivará nuevas gestiones por parte de Urkullu o del presidente del PNV, Andoni Ortuzar, aunque este giro ha roto la “tranquilidad” que imperaba entre los dirigentes nacionalistas vascos a mediodía de este jueves. Ortuzar, por ejemplo, ha suspendido hasta dos comparecencias, una en Vitoria y otra en Bilbao y sólo comparecerá una vez que el Parlament adopte una resolución definitiva. La Presidencia vasca tampoco ha valorado los últimos acontecimientos y “de momento” guarda silencio.

¿Por qué Urkullu?

Urkullu ha partido en este proceso con una buena sintonía con Rajoy fruto de los acuerdos entre el PP y el PNV de los últimos meses, con los que Euskadi ha logrado cerrar años de litigios en torno a las liquidaciones del Cupo (el dinero que las Haciendas forales aportan al Estado) o a las competencias de la Ertzaintza. “El entendimiento es lo que produce resultados positivos. Lo otro, lo que propone la Generalitat, es enfrentamiento. Eso no resuelve nada. Lo que se hace entre el Gobierno de España y el Gobierno vasco es lo que se debe hacer, construir juntos defendiendo los intereses de todos”, llegó a decir Rajoy en Bilbao el pasado verano, aplaudiendo el perfil de Urkullu.

Asimismo, el PNV también acredita una larga trayectoria de sintonía con el nacionalismo moderado catalán. Es cierto que la disolución de CiU y la reconversión de CDC en el actual PDeCAT independentista han roto algunos puentes –en privado muchos dirigentes nacionalistas han visto un suicidio político el viraje de la histórica sigla del catalanismo institucional- pero el hilo directo nunca se ha roto. En septiembre, los neoconvergentes participaron en la gran fiesta del Alderdi Eguna y se llevaron una ovación.

Hace una semana, cuando el Gobierno del PP dio por segura la aplicación del 155, Urkullu convocó a los medios de comunicación para realizar una declaración urgente dirigida a Rajoy. Pidió distensión y lanzó al aire esta frase: “Ambos Gobiernos saben que, además de todos los llamamientos al diálogo, hay abierta una oportunidad. El presidente del Gobierno español y el 'president' de la Generalitat cuentan con nuestro compromiso y disposición para cuanto sirva de ayuda”. Como no hubo posibilidad de preguntas para los periodistas, el mensaje quedó abierto a la interpretación.

Intensa agenda en los últimos días

La vía “abierta” lo ha seguido estando en los últimos días. Urkullu, que ha opinado que el referéndum del 1 de octubre no era un proceso con “garantías” y con riesgo de “fractura social”, ha tratado de modular la respuesta del Estado, algunos de cuyos pasos ha criticado por “desproporcionados”, como las cargas policiales o incluso el mensaje del Rey, y de procurar precisamente garantías de que unos comicios pondrían fin a la espada de Damocles del 155. El presidente del PNV, Andoni Ortuzar, también partícipe directo de estos contactos, ya ‘recomendó’ desde Radio Euskadi a Puigdemont a principios de esta semana que convocara elecciones para evitar el 155 y el lehendakari ha tratado de arrancar a su interlocutor en el Gobierno central ese compromiso de respetar el autogobierno catalán a cambio de que la Generalitat tirara de freno de mano antes del abismo de la declaración unilateral de independencia.

Desde Ajuria Enea explican que el miércoles de madrugada Urkullu mantuvo una conversación con Puigdemont y que el contacto se ha reanudado el jueves a primera hora. Los canales con Madrid también han estado muy activos. Con esta intensa actividad se ha presentado Urkullu al pleno que ha celebrado el Parlamento Vasco, en el que se ha visto al lehendakari pegado al teléfono y entrando y saliendo del hemiciclo para atender otros asuntos e incluso reuniones con Ortuzar y otros dirigentes del PNV desplazados expresamente a Vitoria desde Bilbao para cerrar la mediación sobre Cataluña.

A lo largo de la mañana, cuando se daba por segura la convocatoria electoral y se destacaba la influencia de Urkullu y su entorno en esta decisión, los periodistas parlamentarios han preguntado en numerosas ocasiones a Urkullu por sus gestiones. La cara de póker ha sido casi su única respuesta, aunque siempre ha despachado a los medios con educación. “Ya sabéis que no voy a decir nada”, repetía, aunque también dejaba caer que estaba “tranquilo” cuando se le preguntaba por el devenir de los acontecimientos.

El retraso de la comparecencia de Puigdemont en Barcelona ha roto de alguna manera esa “tranquilidad”. Es lo que ha forzado la suspensión de una declaración del presidente del PNV en el propio Parlamento en la que aparentemente se iban a ofrecer más detalles sobre la gestiones entre bambalinas. Ortuzar también ha tenido que dejar para mejor ocasión su 'plan B', una comparecencia en Bilbao para la tarde. Tampoco hay comentarios oficiales desde Ajuria Enea.

“No pienso esperar al choque de trenes”

Pero Urkullu no sólo ha trabajado con los Gobiernos español y catalán. Según ha publicado ‘El Periódico’, hasta el miércoles se ha reunido incluso con empresarios catalanes de prestigio en busca de alternativas al choque de trenes. Juan José López Burniol, Marian Puig, Emilio Cuatrecasas y Joaquim Coello han sido algunos de sus invitados. El presidente vasco también dedica horas y horas cada semana a reunirse con diplomáticos de todo el mundo. Hace unas semanas, de hecho, reclamó por carta al presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, una mediación comunitaria.

Asimismo, el Gobierno de coalición con el PSE-EE -que ocupa tres Departamentos en el Ejecutivo autonómico- ha posibilitado igualmente “comunicación directa” con los socialistas, tanto con Ferraz como con el PSC. Desde el socialismo vasco constatan las “diferencias obvias” existentes con el PNV en el modelo de Estado, pero sí la coincidencia en el objetivo de que, como demanda Miquel Iceta, se celebren comicios.

En casa, Urkullu se enfrenta a la presión de la izquierda abertzale, que exige un “segundo frente independentista” e incluso ha presentado ya una 'hoja de ruta' en el Parlamento Vasco. “No pienso esperar al choque de trenes y al descarrilamiento, mucho menos alentarlo”, solemnizó en la Cámara el lehendakari.

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