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Von Richthofen: el despiadado primo del 'barón rojo'

Wolfram von Richthofen

Iker Rioja Andueza

Wolfram von Richthofen (1895-1945) representaba al ario perfecto. Era alto (aunque no demasiado) y musculado y tenía pelo claro y ojos azules, además de una nariz respingona característica de una familia aristocrática alemana como la suya. En 1937 se convirtió en jefe del Estado Mayor de la Legión Cóndor nazi en España, en el brazo ejecutor de Hermann Goering. Él es el responsable directo del bombardeo de Gernika.

Von Richthofen dirigía a una dotación de unos 5.000 hombres, la mayoría veinteañeros, que estaba al servicio del golpe de Estado de Francisco Franco contra la II República. Era un hombre culto, con inquietudes artísticas, y extremadamente metódico. No se saltaba sus ejercicios gimnásticos ninguna mañana y, por la noche, antes de dormir, acariciaba los aviones como si fueran su mujer.

Este alto mando militar alemán desarrolló su carrera en la sombra de su primo Manfred, el 'barón rojo'. Fue el más temido aviador en la I Guerra Mundial y se dice que derribó decenas de aparatos enemigos en combate. Wolfram 'sólo' tuvo siete derribos, según los datos recopilados por Gordon Thomas y Max Morgan Witts en 'El día en que murió Guernica', un libro de 1975 para el cual accedieron al archivo personal de la viuda de Von Richthofen y en el que colaboró Hans Asmus, su ayudante, casado más adelante con una mujer... vasca.

Este líder militar odiaba en secreto a los españoles para los que trabajaba. Detestaba su costumbre de saludar con contacto corporal y, especialmente, que no madrugaran. Entendía que cada mañana perdían un tiempo valioso para la guerra. Sólo admiraba a Juan Vigón, un militar algo mayor que él en 1937 y que era su interlocutor habitual en la campaña del Norte (Asturias, Cantabria, Bizkaia y Gipuzkoa). Conversaban en castellano, un idioma que dominaba con cierta fluidez.

Von Richthofen planificaba y ejecutaba los bombardeos de manera autónoma, aunque siempre dentro de la estrategia del Ejército franquista. Consideraba también que su aviación era mucho mejor que la italiana, igualmente acantonada en España, pero Vigón terciaba siempre para que ninguno de sus aliados extranjeros se viese arrinconado y les imponía colaborar. Demostró su frialdad en la ejecución de ataques aéreos no sólo en Gernika o Durango, sino también durante la II Guerra Mundial en Yugoslavia, Grecia o Rusia.

El primo del 'barón rojo' era despiadado. Su único límite era la mecánica o la meteorología. Nunca veía como freno a las personas que vivían en las poblaciones marcadas con cruces en los planos o fotografías que recibía cada día antes de una operación. “El ataque concentrado ha sido un gran éxito”, escribió a Berlín la noche del 26 de abril de 1937 tras componer su particular 'Guernica'.

La historiadora vitoriana Virginia López de Maturana es una de las personas que mejor conoce el papel que jugó Alemania en la Guerra Civil en España, que en el caso de Vitoria fue decisivo. “En general, no se conoce nada de esto. La gente no es consciente de esta parte de la historia”, afirma López de Maturana.

Los nazis se instalaron en Vitoria después del 17 de septiembre de 1936, a los dos meses de iniciada la contienda. La ciudad tenía un alcalde favorable al golpe de Estado y solicitó apoyo a los aliados 'nacionales' tras un bombardeo republicano. Este contigente se instaló “en el mejor hotel de la ciudad”, en el hotel Frontón, ubicado junto a esa instalación deportiva, al que en enero llegaría Von Richthofen, que se movía por la ciudad en un Mercedes-Benz, empresa que curiosamente sería años después el puntal de la economía vitoriana.

Ambos locales ahora ya no existen, pero se ubicaban en la actual calle de San Prudencio, en pleno centro. Allí hasta hace poco ha estado abierto un bar llamado “HF”. ¿Un recuerdo del hotel Frontón? Los nazis también dispusieron para su uso y disfrute del aeródromo de Salburua, conocido como el “campo de aviación” por los vitorianos. Asimismo, tenían un burdel “autorizado” para ellos, un local que se hallaba en un punto intermedio entre el hotel y el aeropuerto y que les garantizaba prostitutas libres de enfermedades venéreas que pudieran lastrar la Wehrmacht.

Eldiarionorte.es ya recogió el papel capital que jugó Vitoria para Francisco Franco durante la Guerra Civil y algunos sucesos relacionados con la presencia alemana. En cuanto a los militares italianos, algunos historiadores sostienen que aún no se ha investigado con profundidad su estancia en Vitoria. Disponían de una oficina cartográfica propia en el actual conservatorio y algunos documentos aluden a un hospital militar italiano. El que fuera cuartel general de los hombres de Benito Mussolini, ubicado en Fontecha, mantiene en su fachada los símbolos fascistas. No hay muchos más datos.

“No aparece apenas en prensa. Hay que recordar que alemanes e italianos vienen a España de manera oficiosa por el pacto de intervención, como hicieron los soviéticos en el bando republicano”, puntualiza López de Maturana.

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