“Es imposible saber los casos reales de acoso sexual por Internet”
Desde que Internet forma parte de la vida diaria ha cambiado la manera en la que las personas se informan, se comunican y se relacionan. Pero también han surgido nuevos tipos de delitos tecnológicos, que en el caso del acoso se han multiplicado en los últimos años.
El ciberacoso, como lo conocen los expertos, engloba actos de intimidación que bajo las denominaciones de ‘grooming’, ‘sexting’, o ‘ciberbullying’, esconden casos de pederastia, vulneración de la intimidad o acoso escolar, pero con una diferencia: el acosador tiene la ventaja del anonimato o la posibilidad de hacer del chantaje su mejor arma.
La Ertzaintza ha tenido que intensificar las charlas en los centros escolares para prevenir de los de los peligros de navegar por Internet. Y es que los jóvenes y adolescentes son el colectivo más vulnerable a recibir estos tipos de acoso y las denuncias “que son muchas” no corresponden con la realidad, alerta el Jefe de Delitos Informáticos de la Ertzaintza.
Un estudio del Observatorio vasco de la Juventud rebela que más del 90% de los jóvenes vascos entre 15 y 19 años tienen un perfil en las redes sociales y que las utilizan a diario. Ese hecho unido a que se encuentran en una etapa de crecimiento personal y de formación de la personalidad en la que es muy importante sentirse parte del grupo, les convierte en blancos perfectos.
La sección de delitos informáticos de la policía autónoma impartió el pasado año 139 charlas en centros escolares y para este año tiene prevista una cifra similar. Los agentes alertan de las diferentes formas de acoso a las que se pueden enfrentar en sus conexiones diarias para chatear, jugar o descargar archivos.
'Grooming', 'sexting' o 'ciberbullying'
El más peligroso es el conocido como ‘grooming’ que esconde a pederastas que se ganan la confianza del menor estableciendo lazos de amistad. “Es muy fácil para el acosador engatusar a su víctima porque tienen herramientas cognitivas muy superiores a la del menor”, explica el Jefe de Delitos Informáticos de la Ertzaintza. Una vez conseguido esto tratan de obtener datos personales, para posteriormente enviarles imágenes de contenido pornográfico. A partir de esa relación y utilizando técnicas de seducción y provocación se incita a los menores a intercambiar imágenes suyas de carácter sexual. “El pedófilo suele usar diferentes identidades y direcciones de correo electrónico, haciéndose pasar casi siempre por personas jóvenes”, añade.
“La cifra negra de denuncias -se refiere a las que en realidad no se denuncian- es muy grande”, alerta el Jefe de Delitos Informáticos de la Ertzaintza, que sostiene que “es imposible calcular los casos reales de acoso sexual a través de Internet”.
El sentimiento de culpabilidad, la vergüenza y el miedo de decir a los padres que “han entrado en ese juego”, son las razones principales por las que los chavales no airean el problema, “y acaban entrando en una espiral que les puede hundir”, explica. Estos casos son prioritarios para la unidad ya que pueden suponer un “verdadero calvario para las víctimas”, sostiene el responsable de la misma, que en la mayoría son menores, “el colectivo más vulnerable”.
Ante estos casos la policía aconseja “denunciar inmediatamente cualquier situación de acoso o de abuso. Hay que pararla. Estas conductas no terminan hasta que se detiene al delincuente. Ignorarlo no conduce nunca a nada”, avisan. A esto se le añade que estos acosadores son casi siempre multirreincidentes. El responsable de la unidad recuerda el caso de una niña que sufrió vejaciones durante un año, y a partir de esa denuncia descubrieron que esa misma persona estaba acosando a otras 100 niñas que no habían puesto denuncia. El alcance de estas prácticas es desconocido hasta para la propia policía.
Actitudes sexistas
Otra de las prácticas que se ha extendido, sobre todo a partir de la aparición de la mensajería instantánea a través del móvil es el ‘sexting’, y según advierten los expertos está en el origen de muchos problemas. Su nombre proviene de la contracción de las palabras ‘sex’ y ‘testing’ y se refiere al envío de contenidos eróticos o pornográficos a través de la red.
“Estos problemas pueden ser legales, especialmente cuando hay niños y niñas implicados, relacionados con la privacidad o el derecho a la propia imagen, con el ‘ciberbullying’, con el ciberacoso sexual e incluso con la ‘sextorsión’”, advierten.
EL ´sexting’ puede ser una de las causas de acoso escolar, que ha adquirido una nueva dimensión con las nuevas tecnologías. El ‘ciberbullying’ que según explica Jorge Flores, responsable de la plataforma 'Pantalla amiga', que trabaja por el uso responsable de la red, se ha intensificado con “la inmediatez, facilidad y disponibilidad para causar daño, la potencia de Internet y la dificultad de desarrollar la empatía en el entorno digital”. Esto son algunos de los factores que hacen que el ciberacoso entre iguales “se haya convertido en el problema más relevante que afecta a la infancia y la adolescencia online”, añade.
La violencia de género y las actitudes sexistas también han encontrado un aliado en las redes. La psicóloga Ianire Estébanez ha podido constatar a través de un estudio que las actitudes sexistas e incluso la violencia machista están presentes en las relaciones virtuales. Un dato que preocupa más si se tiene en cuenta que los jóvenes no encuentran extraño ni preocupante este tipo de actitudes, que en muchos casos suponen un control absoluto por parte de la pareja
El papel de los adultos se hace entonces imprescindible para controlar estas situaciones, pero según defiende Estébanez, huyendo de la prohibición y el alarmismo. “El problema es que hay una barrera muy importante entre los adultos y los adolescentes. Los adultos son ‘no, no ,no’. Así ponen una barrera entre ellos y sus hijos. Si no estás dentro de las redes sociales es difícil entenderlas y educar en los límites y en los buenos usos. Y si no somos capaces de educar en usarlas bien, se nos pueden ir de las manos”, explica.
En todos los casos expertos y policía hacen las mismas recomendaciones: si el ataque es grave –con amenazas o agresiones- es preciso recoger pruebas y acudir a la policía lo antes posible.
En casos menores la recomendación es “protegerse, no entrar en la provocación y hacer ver al agresor que tenemos pruebas con las que le podemos inculpar”.
En cualquier caso los expertos coinciden en que la máxima debe ser siempre cuidar al máximo la privacidad.