Los ahorros enterrados en Fagor Electrodomésticos
La agrupación Eskuratu, formada por afectados por el concurso de acreedores de Fagor Electrodomésticos y Edesa, van a radicalizar sus movilizaciones para reclamar al Mondragón Corporación que les devuelva la devolución de los 13 millones de euros en aportaciones voluntarias. A esta radicalización se suman también los miembros de la asociación Ordaindu, que exigen la devolución de 40 millones. Los integrantes de ambas agrupaciones son socios o exsocios de Fagor Electrodomésticos. A este colectivo de 'indignados', hay que sumar los miles de ciudadanos afectados por las aportaciones subordinadas, que en el caso de Fagor Electrodomésticos prácticamente han dicho adios a cualquier opción de cobrar al liquidarse la cooperativa. La sensación es que “hemos enterrado nuestros ahorros en una empresa liquidada”, resume un afectado por las aportaciones el pesimismo y malestar que embarga al colectivo.
La decisión de Eskuratu de radicalizar las protestas se debe a la pérdida de las esperanzas de recuperar sus ahorros por la vía del concurso de acreedores. El colectivo ha recurrido al Gobierno vasco, a los partidos políticos y al Ararteko para que medien, pero no han tenido éxito. Desde Mondragón se insiste en que no puede “de ningún modo” atender las demandas de las asociaciones porque “se trata de peticiones ajenas a la naturaleza y realidad” del grupo y para las que, además, “no cuenta siquiera con competencias”.
Por ello, la Corporación entiende que “no tiene sentido buscar en Mondragón un responsable de las decisiones sobre la continuidad de las cooperativas que solo corresponden a quien las adoptó, ni pedir a las instituciones de Mondragón, que son el principal acreedor de las sociedades concursadas, la devolución de cantidades que los socios individualmente aportaron a su propia cooperativa”.
Argumento que no convencen a Juan Antonio Pérez Celis, portavoz de Eskuratu. De momento, Eskuratu prevé acudir el día 15 de diciembre al congreso de Mondragón Corporación, que se celebrará en el Kursaal de San Sebastián, para protestar e intentar que se visualice su malestar.
