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Jordi Jordi Calvo Rufanges, investigador del Centro Delàs de Estudios para la Pau

“Tres de cada cuatro armas no existirían de no ser por los bancos”

Activistas en el acto de denuncia en el exterior de la Junta General de Accionistas del BBVA.

Natalia González de Uriarte

Según la reciente investigación del Centro Delàs de Estudios para la Pau, el BBVA es el líder de las inversiones en armamento de España, con más de 3.000 millones € entre 2011 y 2015. La entidad financia a 8 compañías fabricantes de armas nucleares y a 7 de las empresas de armas españolas más importantes. Ha financiado desde 2011 a siete de las principales empresas militares de España con 294,8 millones de euros. Se cita en el informe a Maxam, en la que han invertido 204,3 millones; Navantia, con 81,8 millones; Sener: Oesia 2,3 millones; 500.000 € e Indra con 4,9 millones en acciones y 1 millón € en bonos; EADS: 110 mil € en acciones y bonos; Santa Bárbara 144 mil €.

Al frente de estas investigaciones está, entre otros, Jordi Jordi Calvo Rufanges. Este investigador considera que los bancos tiene una gran corresponsabilidad en los conflictos bélicos, porque “sin su ayuda las empresas de armas no podrían fabricar un 73% de su producción”

¿Los datos obtenidos en el último estudio revelan que se ha experimentado un incremento en inversión armamentística por parte del BBVA?

La comparativa con respecto a otros años es difícil de hacer por la opacidad que existe en el sector bancario. Las inversiones en armas que nosotros localizamos son algunas a las que hemos podido acceder gracias a estudios de algunas organizaciones europeas como el de la ONG internacional Pax Don’t bank on the bomb de este año. Pero datos comparados sobre inversiones tenemos muy pocos y los tenemos de vez en cuando no de forma continua. Lo que sí podemos constatar es que el BBVA, pese a haber creado una política interna sobre inversiones en material de defensa y alguna regulación interna sobre inversiones en armas nucleares recientemente, no ha reducido su financiación en lo referente al sector armamentístico. El volumen de inversiones al que hemos tenido acceso ahora con respecto al que tuvimos en el pasado es similar. No podemos decir que sea mayor o menor de una manera estricta, pero sí podemos decir que no parece que se vean afectadas sus inversiones y su negocio por las políticas que se hayan autoimpuesto. Estas regulaciones internas van dirigidas a responder a las demandas de la sociedad civil en una pequeña medida, por aquello de tener una mejor imagen. Y en segundo lugar, han dejado atrás armas que se han prohibido ya o que se van a prohibir, armas de destrucción masiva, prácticamente inexistentes o que no se fabrican casi en ningún lugar del mundo, que tienen muy mala prensa. Y lo han hecho porque les conviene.

¿Qué cifras manejan en ese último estudio?

De inversiones en armas nucleares junto a inversiones en las empresas de armas españolas más relevantes, entre las dos, como mínimo, ha dedicado de 2011 a 2015 más de 3.000 millones que sobre todo han ido a parar a empresas que fabrican, experimentan o están relacionadas con el arsenal nuclear. Son productos muy caros, así que el volumen de dinero que aquí se maneja es muy alto. Y aunque en las empresas de armas españolas el volumen es menor, aunque estemos hablando de unas pocas centenas de millones, la inversión en las empresas de armas españolas es incluso mucho más criticable. Se trata de empresas, como el caso de Maxam, que fabrican explosivos militares, bombas lapas, y otras municiones y estas empresas suministran a muchos países del mundo. Y estas armas explosivas están siendo usadas en conflictos bélicos. Estando en República Centro Africana hace cuatro años, poco antes del estallido de la confrontación interna, durante una visita humanitaria vi una caja de cartón vacía en una casa que ponía 'Maxam, Made in Spain, vainas con pistón'. Me puse a mirar cuando salió la venta y lo hizo con el código de armas de caza. Las ventas de armas no se pueden controlar, están camufladas con estas categorías más amables, pero estas vainas con pistón españolas de Maxam, que recibe mucho dinero de BBVA, han sido utilizadas en la guerra de República Centro Africana. Yo me enteré de esto por causalidad pero casos así hay muchos más. El BBVA lo sabe pero no le importa, más allá de lo que puede afectar a su imagen puntualmente.

Ante las intervenciones de activistas denunciando estos hechos en la Junta General de accionistas del BBVA, ¿cuál es la reacción de los cargos allí presentes o del pequeño accionariado que suele participar?

Yo he ido varias veces y la primera intervención que hicimos la expuse yo. Se hace desde la corrección y el respeto, trasladando datos. Al finalizar mi exposición la gente aplaudió. No interpretaron que se trataba de una crítica, quizás pensaron que el BBVA estaba pensando plantear alguna medida y por ello mi discurso. A partir de ahí, los siguientes años, comprobaron que la intervención se realizaba por parte de la sociedad civil a modo de denuncia y reivindicación y la gente dejó de aplaudir. Ya no genera una aceptación más allá de unos pocos accionistas que por cuestiones familiares tienen acciones del banco y nos dan apoyo. La respuesta del Consejo de Administración y del propio presidente del BBVA, Francisco González, no es negativa. Es educada y correcta. Han reaccionado de forma insuficiente pero algo han hecho. Pero evidentemente no han tomado las medidas para frenar su corresponsabilidad, medidas que nos den pie a asegurar que no financian las armas que van a lugares donde hay terribles guerras. Desde el primer informe que hicimos, en el año 2008, miramos el ratio de endeudamiento de las empresas armamentísticas españolas. La media era un 73%. Y el ratio de endeudamiento sigue siendo el mismo hoy en día. Sin la ayuda de los bancos, las empresas de armas no podrían producir un 73% de su producción, tres de cada cuatro armas no existirían de no ser por los bancos, tienen una gran responsabilidad sobre lo que pasa en el mundo. Es verdad que ha desinvertido en alguna cuestión excesivamente controvertida como en algunas empresas que fabricaba bombas de racimo en su momento, pero prima el negocio en su beneficio a las cuestiones éticas.

¿Los propios usuarios de banca, accionistas pequeños, o cualquiera que obtenga beneficios del BBVA, legitiman de alguna manera este destino de las inversiones hacia la industria de armas? ¿La ciudadanía es sensible a este tema o prefiere mirar hacia otro lado en un momento en que está tan temerosa por la crisis y sus consecuencias?

Desde el 15M, que tiene muchas más repercusiones de las que pensamos en el modo de pensar de la sociedad, en su pensamiento político. Los bancos ya están en el centro de la atención. La gente es más consciente de que los bancos tienen mucha responsabilidad de lo que pasa en la economía y de que con nuestro dinero pueden hacer cosas que no están bien.

¿Y qué alternativas les quedan a los que son más críticos, porque ustedes ponen el foco en el BBVA pero pocas entidades de banca se salvan de esta práctica?

El BBVA es el que más con diferencia seguido no de cerca por el banco Santander. Pero muchas más entidades de la banca tradicional también lo hacen. La alternativa es estar en cajas pequeñas, donde podamos tener cierta influencia, como cooperativas de crédito locales, o en la banca ética pura y dura: Triodos Bank, Fiare, Banca ética, Oiko Credit, Coop 57, son opciones de ahorro y operativa normal bancaria totalmente éticas y tenemos comprobado que no invierten en ninguna empresa de armas.

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