“El emprendimiento individual no va a ser la fuente de creación de nuevo tejido empresarial”
Iñaki Azpiazu (Bilbao, 1968) proviene del mundo de la consultaría estratégica empresarial y del ‘Corporate’. Licenciado en Derecho por la Universidad de Deusto y con un MBA del Instituto Empresa, ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional entre Madrid y el extranjero. En 2010 fundó la consultora HUB Group junto a varios socios, lo que le devolvió a Euskadi. Desde entonces compagina su trabajo de apoyo a nuevos empresarios y compañías establecidas con el lanzamiento de sus propios proyectos y las ponencias sobre emprendimiento y financiación de nuevos negocios. Ha participado en el curso de verano que la UPV/EHU preparó sobre este tema y cuyos alumnos fueron los profesores universitarios. Azpiazu cree que ‘emprender’ es un verbo “excesivamente de moda”.
Pregunta: ¿Qué es el emprendimiento?
Respuesta: Es un proceso que tiene diferentes fases e implica a una o varias personas en ámbitos no sólo profesionales sino también vitales. Empieza con la génesis, la chispa de la idea, y tiene un punto de inflexión importante cuando llega el momento de pasar de esa idea a la determinación de hacerla realidad.
P: ¿A qué se debe ese punto de inflexión?
R: Emprender es una actitud vital, de cambio de vida, que te afecta a tus relaciones personales, de pareja y etc… porque implica una serie de compromisos, riesgos asumidos y complicaciones que no tienes en una ocupación por cuenta ajena.
P: Con la crisis, se ha convertido en la palabra que está en boca de todo el mundo, especialmente de los políticos cuando hablan de reactivar la economía…
R: Está excesivamente de moda. Habla de ello demasiada gente sin tener verdaderamente un conocimiento y una experiencia en trabajar en ese ámbito. Se ha convertido también en argumento político y suficientemente complicado es ya dar respuesta al emprendimiento como para encima meterle derivadas políticas.
P: A día de hoy todas las instituciones parecen tener algún programa para impulsarlo, ¿cree que esta situación crea unas condiciones adecuadas para el nacimiento de nuevos proyectos?
R: Inicialmente es bueno porque eso significa que va a haber apoyo institucional a este mundo, el reto está en canalizarlo adecuadamente. En este ámbito en Euskadi se han hecho muchas cosas históricamente bien, pero hay dos cuestiones clave: Uno es la excesiva fragmentación del apoyo al emprendedor cuando la escasez actual de recursos requiere de una cierta concentración. Por otro lado, habría que despolitizar este apoyo en todas sus fases. Otro reto diferente que todavía nos queda es la colaboración público-privada.
P: ¿En qué sentido?
R: Tenemos que olvidarnos del modelo del subsidio y tenemos que innovar en este campo al igual que han hecho en otros países, como Escocia, Canadá, Estados Unidos y etc…
P: ¿Emprender está al alcance de todo el mundo?
R: Hay que ser muy selectivo. El emprendimiento es para una élite, y lo digo tremendamente entrecomillado: no es una élite empresarial, ni económica y no conoce de clases sociales. Es gente que adopta unas actitudes que no son las normales. Por mucho apoyo que se le dé todo el mundo no va a emprender. Por eso hay que aplicar una especie de selección natural tanto sobre los proyectos y las ideas como sobre el propio emprendedor, porque la figura del líder es primordial.
P: ¿Y cómo se evita apoyar a los buenos charlatanes?
R: En el mundo de la creación y el análisis de nuevos proyectos hay ya mucho camino recorrido. Hay unas reglas no escritas como que un emprendedor se tiene que dedicar ‘full-time’ a ello, tiene que estar completamente comprometido y tiene que arriesgar. Es decir, no se puede estar trabajando en otro sitio mientras se emprende. Resumiendo, no me refiero a guiarse por unas primeras impresiones sino a seguir una serie de indicadores que aclararán si la persona apuesta realmente por su proyecto o no y de si éste tiene valor. Y creo que es bueno que desde la Administración eso se protocolice.
P: ¿Cree que, como muchos dicen, el emprendimiento es la clave para salir de la crisis?
R: El emprendimiento individual, el de los visionarios que apuestan por una idea, está muy bien, hay que apoyarlo y darle cobertura, pero no va a ser la fuente principal de creación de nuevo tejido empresarial, que al final es donde está la clave. Nosotros creemos que deben ser las empresas establecidas las que incorporen proyectos de intraemprendimiento y se conviertan en agentes activos en la creación de nuevo tejido.
P: ¿Existen las condiciones en Euskadi para que esto suceda?
R: Tenemos la materia prima, tenemos empresas y empresarios con la inquietud de hacerlo y lo están demostrando día a día. El reto está en formar 'pools' o consorcios de empresas de diferentes sectores que trabajen de forma ordenada para el desarrollo de nuevas ideas. Un ejemplo sería que si yo hago tubos y tú haces neumáticos, entre los dos hagamos bicicletas. En esto las Administraciones tienen que jugar un rol activo para ordenarlo en lo que llamamos coloquialmente: revitalizar el espíritu del ‘txoko’.
P: Recientemente ha participado en un curso de la UPV/EHU sobre el tema, ¿cree que la universidad debería hacer más para fomentarlo?
R: Honestamente yo creo que todavía se ha hecho bastante poco. Hay inquietud y se siente que hay necesidad, pero la realidad es que no se ha hecho mucho. La UPV/EHU genera muchísimo conocimiento no explotado. Hay gente que está trabajando desde la universidad de forma completamente comprometida en pasar ese conocimiento a la realidad, pero es complicado porque al final los encargados de impulsarlo son los propios profesores y trabajan con pocos recursos y bastante despiste porque es un ámbito con el que no están familiarizados.