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El consumo moderado de cerveza podría formar parte de un patrón de alimentación saludable

El consumo moderado de cerveza podría formar parte de un patrón de alimentación saludable

EUROPA PRESS

BILBAO —

El consumo moderado de cerveza podría formar parte de un patrón de alimentación saludable, según la campaña en la que colaboran la Confederación de Consumidores y Usuarios (CECU) de Bilbao y el Centro de Información Cerveza y Salud para fomentar los hábitos de alimentación propios de la Dieta Mediterránea, en la que se explican qué alimentos son necesarios para llevar una alimentación saludable y equilibrada, qué bebidas pueden ser consumidas como acompañamiento de forma opcional y moderada y qué beneficios para la salud podría aportar ese patrón alimentario.

La campaña, que ha llegado este martes a los consumidores de Bilbao y tiene como temas principales la dieta mediterránea, el consumo moderado de cerveza y la salud, concluye, entre otros temas, que el consumo moderado de cerveza podría formar parte de un patrón de alimentación saludable.

La CECU de Bilbao y el Centro de Información Cerveza y Salud ofrecerán una conferencia impartida por Mercè Vidal, nutricionista y directora de la ONG 'Nutrición Sin Fronteras', para explicar la importancia de llevar unas pautas de alimentación equilibrada, donde puede estar incluido un consumo moderado de bebidas fermentadas (cerveza, vino o sidra) porque, según ha afirmado, “tomar cerveza de forma moderada (siempre por parte de adultos sanos) podría proporcionar a la dieta un aporte de nutrientes como vitaminas del grupo B (particularmente ácido fólico), fibra y minerales, como silicio, potasio, magnesio o calcio, entre otros compuestos”.

Mercè Vidal ha explicado que la Dieta Mediterránea es un patrón de alimentación común a los países que rodean el mar que lleva el mismo nombre. “Si bien cada uno de ellos tiene culturas gastronómicas diferentes, los ingredientes base de su dieta son los mismos: consumo diario de frutas, verduras, legumbres, cereales y aceite de oliva; consumo moderado de carnes magras, pescado y frutos secos, y, de forma ocasional, productos como embutidos o mantequillas”, ha indicado.

También el consumo moderado de bebidas fermentadas (cerveza, vino y sidra) por parte de adultos sanos puede formar parte de la Dieta Mediterránea, como lo pone de manifiesto la Pirámide de la Dieta Mediterránea, reconocida como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en noviembre de 2010, que incluye en el texto las bebidas fermentadas.

De hecho, se indica que “siempre que las creencias religiosas y sociales lo permitan, se recomienda un consumo moderado de vino u otras bebidas fermentadas (como referencia, una copa al día para las mujeres y dos para los hombres)”, ha señalado Vidal.

En esta misma línea, la Pirámide de Alimentación Saludable de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC), referencia nutricional en España, incluye a las mencionadas bebidas fermentadas como parte de la alimentación saludable, de forma opcional y siempre que su consumo sea moderado (2-3 cañas de cerveza al día para los hombres y 1-2 unidades para las mujeres).

EFECTOS DEL CONSUMO MODERADO DE CERVEZA

La cerveza, tal y como confirma Mercè Vidal, “es una bebida fermentada, de baja graduación alcohólica (4º-5º), con unas características específicas en su composición que la diferencian del resto de bebidas y le confieren un especial interés nutritivo, por lo que siempre ha estado ligada a la Dieta Mediterránea clásica”.

Además, en este sentido, su inclusión en este patrón de alimentación se ha demostrado científicamente a través del estudio 'Cerveza, Dieta Mediterránea y Enfermedad Cardiovascular', dirigido por el doctor Ramón Estruch, del Hospital Clìnic de Barcelona, y que concluye que el patrón alimentario de los consumidores moderado de cerveza es más próximo a la Dieta Mediterránea que los no consumidores.

Según afirma el propio doctor Estruch, “los bebedores moderados de cerveza manifestaron consumir una mayor cantidad de verduras, legumbres, pescado, cereales y aceite de oliva, todos estos productos ligados a la Dieta Mediterránea, y aseguraron realizar mayor actividad física”.

EL MITO DE LA BARRIGA CERVECERA

Según el Centro de Información Cerveza y Salud, esta bebida fermentada, compuesta en un 90% por agua, “no es la culpable de la tradicionalmente denominada 'barriga cervecera'”, ya que “una caña tradicional contiene alrededor de 90 kilocaloría y, en su variedad sin alcohol, el aporte calórico de reduce a 35 kilocalorías”.

Asimismo, ha destacado que “numerosas investigaciones científicas han demostrado que el consumo moderado de esta bebida no engorda, siempre que esté asociado a un patrón de alimentación equilibrado y a la práctica de ejercicio físico”.

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