Cuando los efectos psicológicos en la víctimas del terrorismo son 'eternos'
¿Cuánto tiempo duran los efectos psicológicos en una víctima del terrorismo? ¿Han sido suficientes los tratamientos psicológicos que ha recibido este colectivo a lo largo de los años? ¿Su duración ha sido la óptima para que las víctimas superaran los trastornos?
La mitad de las víctimas de atentados terroristas sufre consecuencias psicológicas a largo plazo, según un estudio de la Universidad Complutense y la Asociación de Víctimas del Terrorismo. El trabajo, coordinado por los profesores Sanz y García-Vera, se basa en el análisis de la evolución de 120 víctimas que aceptaron someterse a un tratamiento psicológico y que habían vivido un atentado hacía 22 años de media.
De esas 120 personas, y teniendo en cuenta que una misma víctima puede sufrir varias afecciones distintas, un 45 % sufría de ansiedad y un 27% también de estrés postraumático, cifra esta última que multiplica por 50 la incidencia de esta patología en el conjunto de la sociedad. El 24 % padecía, además, otros trastornos del estado de ánimo.
¿Cómo se explican estos expertos que décadas después persistan estos efectos negativos en este colectivo? Entre otros factores los profesores que han realizado el estudio apuntan por ejemplo la exposición repetida a atentados, pero tambié el escaso apoyo recibido por las víctimas de ETA en el pasado. También la falta de una buena atención psicológica en los momentos posteriores a los atentados, cuando la preocupación de las instituciones por las víctimas dejaban mucho que desear, es otra de las razones apuntadas por los expertos.
De hecho, también han constatado que “en torno a un 60% de las personas que acceden a las herramientas adecuadas mejoran significativamente”, ya que “los tratamientos son eficaces”.
“Subestimar” los efectos
Según la profesora García-Vera, hasta ahora se han podido “subestimar” los efectos a largo plazo de ser víctima de un atentado y, en esa línea, los datos muestran que “no todos” los daños psicológicos mejoran con el tiempo y que “algunos, como la angustia o la agorafobia, incluso parecen empeorar”.
En el caso del trastorno de estrés postraumático, varios estudios señalan que entre el 28% y el 36% de las afectados por un atentado lo sufren a los tres meses del atentado, mientras que en el informe presentado hoy se cifra en un 27% el número de víctimas que aún lo padecen 22 años después. Ese dato por si solo confirmaría que los síntomas no desaparecen por sí solos.
Preguntada por la causa de este fenómeno, García-Vera ha mencionado factores como la exposición repetida a atentados, no haber recibido una atención psicológica adecuada y también situaciones como el clima de violencia callejera y el escaso apoyo recibido por las víctimas de ETA en el pasado, especialmente durante los conocidos como años de plomo (1978-1987).
La profesora, que ha presentado los resultados de este informe en un curso de verano de la Complutense dedicado a los avances en la atención psicológica de los afectados por el terrorismo, ha pedido no “subestimar” los mencionados efectos a largo plazo y proporcionar a las víctimas del terrorismo una atención psicológica adecuada a “largo y muy largo plazo”, en lugar de finalizar la asistencia pocos meses después de sufrir un atentado.